jueves, 4 de julio de 2013

HILARIO BARRERO. NUEVA YORK A DIARIO.

Nueva York a diario
Hilario Barrero
Impronta, Gijón, 2013

 
DESDE BROOKLYN
 
   El diario es un género de ojos abiertos,  atento a pormenores que fomentan la búsqueda de felicidad o su espejismo en cualquier lugar, incluso en Nueva York, una ciudad en continuo movimiento, cuya fisionomía engloba todos los sitios. En Ávila, una ciudad mucho más humilde, hecha a la medida del hombre, comienzo la lectura de Nueva York a diario, sexta entrega autobiográfica del poeta y profesor español Hilario Barrero.
   Los puntos cardinales de la curiosidad requieren afrontar las percepciones con la luz auroral del descubrimiento. El espacio central sobre el que se posa la atenta mirada del observador es Brooklyn, el barrio donde el escritor desde que, a finales de los años setenta, fijara su residencia por las actividades docentes. La página percibe en cada rincón una lección de sociología y urbanismo, un museo abierto de tipos humanos y actitudes convivenciales.
   El discurrir asienta la reflexión elegíaca. Pasan los años y se constatan las mutaciones de la realidad en la conciencia. La temporalidad conmueve y condiciona; deja entre las manos una escasa cosecha. Como sugiere este fragmento aforístico: “envejecer es pasar nombres des de la agenda de direcciones a la agenda del recuerdo” (pág. 62). La existencia obliga a caminar junto a identidades que emplean un similar tono de voz para encontrar la tierra firme de certezas que van y vienen. entre lo cotidiano. Así se va trazando un largo recorrido hasta el ocaso, se abre un silencio crepuscular en el que se apaga la rutina.
   Una de los recursos habituales para vencer la endogamia de lo autobiográfico es el viaje. Asistimos a los frecuentes desplazamientos por geografías diversas. En la literatura de Hilario Barrero nunca falta la raíz, los años de infancia en Toledo donde estaba la casa familiar; también Asturias, donde viven tantos amigos, es siempre un lugar de regreso, con rincones para la evocación y con lugares de encuentro en los que la amistad se cultiva. Los itinerarios suman nombres para la memoria, estén o no prestigiados por la literatura, como Venecia y su inagotable cosmopolitismo, Florencia, o los límpidos territorios de Canadá.
   Angustia la certeza del discurrir; los años suman ausencias y la escritura se convierte cada vez más en un intento de conservar lo transitorio, de fijar el testimonio de la emoción que aporta lo aparentemente sencillo: el cuidado de un animal doméstico, la vida en la calle, el vecindario, el desempeño de las clases, la música, una publicación…
   “La vida está hecha de rutinas, de gestos repetidos, de imposiciones, de normas”, y el diario es fiel reflejo de esa monotonía hecha de motivos recurrentes. En Nueva York a diario se dibujan con nitidez los rasgos del entorno, esos destellos nunca indiferentes o desapercibidos, pero también la intimidad confesional de quien busca el secreto de vivir, un lejano paisaje hecho de inteligencia y corazón. 

2 comentarios:

  1. Muchas gracias, amigo. Me llega tu reseña un 4 de julio, fiesta en USA, como un precioso regalo, mientras el mar, aquí en Gijón, brilla y palpita como lo hace mi corazón agradecido y emocionado.
    "Un lejano paisaje hecho de inteligencia y corazón". Un abrazo cordial.

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  2. Querido amigo, siempre es un placer encontrarse con tu literatura. Es un acto festivo que multiplica las sensaciones de complicidad.
    Mi más cordial enhorabuena por NUEVA YORK A DIARIO.
    Y mi gratitud por tus palabras de afecto.

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