miércoles, 24 de mayo de 2017

PATRICIA GUZMÁN. EL ALMENDRO FLORIDO

El almendro florido
Patricia Guzmán
Kalathos Editorial
Alcobendas, madrid, 2017


CELEBRACIÓN


   Hay poetas que ocultan sus referentes literarios, como si la voz personal naciera en el desierto y su modulación no fuese un entramado de aportes. Y poetas al sol, como Patricia Guzmán (Caracas, 1960) que abre su poemario El almendro florido con un inventario de deudas; sus versos proponen un diálogo coral con salmos y versículos de la Biblia, Dante, Rilke, Blake, Dickinson, Hesse o Celan…La poeta respira  el aire cálido de un jardín literario de densa floración.
   Hasta el ahora, Patricia Guzmán  ha entregado a imprenta siete libros de poesía, un fértil recorrido que arranca en 1987 y que ha abierto un profundo surco de afinidad y reconocimiento en el espacio intelectual de Venezuela, con versiones parciales de su obra en italiano, francés e inglés.
   Las breves reflexiones de Nelson Rivera miran El almendro florido con la perspectiva de un cántico liberador. Exponen la dimensión espiritual de esta entrega compuesta por un único poema que muestra en la amanecida el sustrato humano de un pensamiento repleto de conexiones simbólicas. El poema proclama una dinámica respiración de claridad, busca desasirse de lo contingente para explorar anhelos trasterrados: ”si el mundo es desolación, también es una bóveda celeste”.
  Adentro en la espesura- como proclamara Jorge Guillén- , con el impulso intenso de un viaje introspectivo, Patricia Guzmán elabora su voz en un poblado silencio que adquiere el rumor de una oración. Los versos equiparan los elementos cercanos a una grafía celebratoria que acoge la belleza y el deseo. De esta plenitud es símbolo evidente el almendro florido. En él se conjuga la quietud sostenida de la rama como asiento del canto de los pájaros, donde se hace fuerte el despertar del día. Su estar invita al canto, brilla como un reflejo que incide en las pupilas para mostrar los dones de la existencia. Estar es percibir una naturaleza viva.  De esa contemplación deviene un misticismo que busca superar el acontecer transitorio a través de una dimensión espiritual en la que cobra presencia la fe. Con ella la naturaleza despojada y estéril recomienza, se puebla de brotes y esperanzas.
  Lo mismo sucede con el amor cuando expande sus raíces fuera del yo para buscarse. Esa vía de iluminación- que tanto recuerda al Cántico espiritual de Juan de la Cruz- muda la percepción de los sentidos, es claridad y destello como si se nutriese  no de materia perecedera sino de un afán de vida que habita dentro del yo.
   El cierre crítico de Rodolfo Häsler propone nuevos itinerarios de sentido; enlaza la senda lírica de Patricia Guzmán con las voces más conocidas de la Mistica occidental, pero recuerda que el sentido último del poema no es una cuestión lógica sino un umbral privado que deja su misterio en cada lector. Así que es esa clave interrogativa la que salpica su transparencia en cada uno de los fragmentos de El almendro florido. La poesía para ser libre debe descartar el rumbo marcado por las huellas de la razón; es mejor abrir los ojos y mirar la mañana como quien la contempla por primera vez vestida con la equívoca luz de los sueños cumplidos, con el color de estreno que dibuja el asombro de ser.




4 comentarios:

  1. Es una emoción grande leer poesía de mi tierra bajo tu mirada.
    ¡Gracias!

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    1. Es un placer, Gabriela; el sello Kalathos Ediciones, impulsado por David Malavé y Artemis Nader, me parece una propuesta de primera línea que deja en las estanterías españolas la fértil calidad lírica de Venezuela. Así que es un descubrimiento personal y al mismo tiempo un reflejo vivo que merece gratitud y reconocimiento. Un fuerte abrazo.

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    2. Doblemente feliz, poeta. Es un trabajo hermoso el que hacen David y Artemis y muy valioso.
      Va mi abrazo agradecido de nuevo.

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    3. Un gran trabajo, sin duda, querida Gabriela, la edición es magnífica y aporta un atractivo más a la voz diáfana de Patricia Guzmán. Feliz jornada.

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