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Antonio Machado (Sevilla, 1875-Colliure, 1939) |
ANTONIO MACHADO EN LA
POSGUERRA
El poeta rescatado.
Antonio Machado y la poesía del “grupo de Escorial”
Araceli Iravedra
Biblioteca Nueva, 2001
La contienda cainita de 1936 dividió la península literaria en
vencedores y vencidos y condenó a los últimos a un solapamiento forzoso que no
cesaría hasta el arranque de la década siguiente. Lo sufrieron Federico García
Lorca, Miguel Hernández y también Antonio Machado. Pero la tradición es un
continuo y desde muy temprano existen tentativas de rescate que en su mejor
versión corresponden
a la dispersa poesía
del exilio y en el interior a la que se denominaría “estética de la
rehumanización”. Pocos meses después de la implantación del régimen franquista,
existió un claro intento manipulatorio de la herencia de Antonio Machado por
parte de la cultura nacionalcatólica. Lo personifican los poetas aglutinados en
torno a la publicación
Escorial,
Dionisio Ridruejo, Luis Rosales, Leopoldo Panero y Luis Felipe Vivanco. Araceli
Iravedra investiga este episodio en
El
poeta rescatado y analiza cómo se conforma su estética al canon oficialista
en el prólogo que el director de la revista, Dionisio Ridruejo, escribe para la
edición auspiciada por Espasa-Calpe en 1941. Empeñada en reconstruir la
actividad creadora bajo postulados falangistas la revista
Escorial deviene plataforma aglutinadora en el desolado clima de
posguerra; se impone la perspectiva clásica, la vuelta de Garcilaso y los
poetas del Siglo de Oro, el rigor formal y una suerte de intimismo transcendido
que rechaza la deshumanización del arte. En ese contexto se produce la
captación de Antonio Machado a través del artículo “El poeta rescatado” que
firma Ridruejo y aparece en noviembre de 1940; el sesgado retrato borra
cualquier reflexión ideológica o la enmascara bajo la hojarasca de lo
sentimental.
El magisterio de A. Machado en el discurrir de la década se consolida,
junto al de otros nombres de la generación del 98, como Miguel de Unamuno. Alcanza
su apogeo en el homenaje de
Cuadernos
Hispanoamericanos, una iniciativa de Luis Rosales que conmemora el décimo
aniversario de la muerte con un número doble. Todas las colaboraciones inciden
en un enfoque similar al del grupo escorialense, salvo la de Eugenio de Nora,
quien reivindica al sujeto verbal machadiano como portavoz de afanes
colectivos.
La indagación aporta también cómo se concreta en el proceso evolutivo de
cada trayectoria la recepción de influencias y concluye que, junto a los
abundantes rasgos textuales (dedicatorias, citas, niveles léxicos e
intertextualidad), Machado ejerce como modelo idóneo para el desarrollo de una lírica
intimista y confesional que hace patente la dimensión existencial del lenguaje;
cada verso es eco de un latido. También comparten con el maestro
noventayochista la querencia por el verso que mana de lo popular, con ecos del
romancero y de la tradición oral y un similar repertorio temático, sobre todo
referido al tratamiento del paisaje.
En el acontecer de la autarquía se buscan raíces y el aire de familia de
los predecesores. La maniobra requiere la suma de herencias desgajadas por la
guerra civil; con esa voluntad se gesta el episodio de
Escorial. El ensayo de Araceli Iravedra proporciona un amplio
cuadro contextual de ´la anexión del grupo a un magisterio, cuya voz es palabra
en el tiempo, aguja de navegar para voces futuras.
JOSÉ
LUIS MORANTE