Si el aguacero se instala en el cielo de finales de mayo es una buena señal. Comienza la FERIA DEL LIBRO DE MADRID, una algarada multitudinaria de casetas, libros y paseantes desperdigados por las avenidas del Retiro. Desde el angosto espacio interior un rostro más o menos conocido ofrece con su mejor sonrisa ejemplares impolutos de su novedad literaria. Incluso los que no están, permanecen en la retina de los habituales: permanecen las sombras de José Hierro, Carmen Martín Gaite o José Saramago... Pertenecían a la casta fuerte de escritores de raza que convoca grandes colas sin que importara demasiado el género literario de su última salida.
Otros son ahora los preferidos por el mercado: Javier Marías, Almudena Grandes, Carlos Ruiz Zafón, Mario Vargas Llosa... y con ellos se vuelve a cumplir el mismo rito de paciencia para que el ilusionado lector vuelva a su casa con una dedicatoria personal.
Firmaré en la FERIA la tarde del 11 de junio, en las casetas 169-173 de ANAYA-CÁTEDRA, ejemplares de Ropa de calle y en este blog dejaré constancia del encuentro imprevisto con el lector, de ese diálogo apresurado en el que el libro tiene la última palabra.
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