abril, 1991
Director: José Luis Morante
Concejalía de Cultura
RIVAS-VACIAMADRID (MADRID)
Tuve claro que la existencia de
una revista haría mucho más fácil mi estancia en aquel municipio emergente y daría aire y
continuidad al quehacer literario. En mi primer destino como profesor, en la localidad abulense de Candeleda, hice un intenso acopio de lecturas y elegí dos poetas de cabecera, Blas de Otero y Pablo Neruda, a quienes releía continuamente; pero nunca me planteé publicar lo escrito. Fue en Arcos de la Frontera donde mi vocación literaria toma forma, al crear la tertulia literaria Calima. Allí, con Pedro Sevilla, hice tertulias, hojas volanderas y algunos recitales. Cuando me asenté en Rivas acababa de ganar el Premio Río Ungría y
ese certamen facilitó la publicación del poemario de arranque Rotonda con estatuas (Madrid, Asociación colegial de escritores,
1990). Traía conmigo una poblada agenda de nombres propios y revistas que me
había facilitado el poeta jerezano Francisco Bejarano. Era una copia muy
nutrida de las direcciones de distribución de Contemporáneos, una estupenda publicación que había dado acogida
algunos poemas míos inéditos. Ningún proyecto es individual y Luna llena contaba con un grupo de
trabajo pequeño, pero con funciones muy delimitadas y sin ningún atisbo de
conflicto o trifulca: Isabel Miranda, entonces directora de la Universidad
Popular, gestionaba el apoyo municipal, Manuel López protagonizaba el trabajo
administrativo, Jaime V. ejercía las labores del impresor y yo me ocupaba de
los aspectos literarios, apoyado por un consejo de redacción formado por José
Luis García Martín, Pedro Sevilla, José María Muñoz Quirós y Antonio José
Trigo, un consejo nominal que aportaba poemas, sugerencias y textos. El diseño y maquetación debía ser variable y
cada uno de los números sería realizado por un artista, lo que ocasionó el
abandono inmediato del primero, Antonio Ventura, del contexto de la revista. En
cambio se mantenía la estructura de cada entrega que incluía relatos, poemas,
traducción y un blog de lecturas. El 24 de abril de 1991, en el
salón de actos de la universidad popular, se presentaba el nº 0 de Luna llena. Intervinieron en el acto
Francisco de Pablos, alcalde de Rivas, y Ceferino Riestra, concejal de cultura.
A mí me tocó cerrar aquella convocatoria con una exposición del futuro que
resumí en una frase muy simple: Luna
llena no será nunca una revista local.
Y echamos a andar, con el apoyo incuestionable de unos pocos amigos y
con la certeza de que iniciaba un tiempo nuevo de amistad y poesía.
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