LA MIRADA SOCIAL DE CHARLES DICKENS
La celebrada producción narrativa de Charles Dickens resucita tras las
efemérides del bicentenario. Conforma una luminaria firme y compacta, asentada
sobre la cronología de la era victoriana. Este tramo temporal debe su nombre a
la longeva monarquía de la reina Victoria, entre 1837 y 1901, pero su
significado sobre todo define el devenir del imperio y la revolución
industrial. En esas décadas se suceden las transformaciones políticas, económicas
y sociales. El tradicional paisaje agrario y ganadero se convierte en una
sociedad industrial, con sectores en plena expansión como el textil, la
siderurgia, la minería y los transportes ferroviarios y a vapor.
La bonanza fue paulatina; al
principio hubo epidemias de tifus y cólera por las infectas condiciones de vida
de los más humildes; también abundaron los disturbios por el derecho a voto, la
derogación de algunas leyes, los gravámenes e impuestos. Fue en la década del
50 cuando se logra un periodo de estabilidad derivado de la hegemonía industrial,
de la llegada masiva de materias primas desde las colonias y de una red de
comunicaciones en crecimiento continuo. Son mejoras con equivalencias en lo
social, con la extensión de derechos a la mujer y a la infancia y con el auge
del movimiento sindical, aunque nunca desapareció el clima de conflictos con el
peligro de rebelión en las colonias y el independentismo irlandés.
El bicentenario de Charles Dickens
reivindica la importancia de un novelista que ha estado de forma ininterrumpida
en el centro de la literatura inglesa, a pesar de su exaltación nostálgica del
sentimentalismo y a pesar del efectismo de sus argumentos. Nadie como él ha
relatado el desencanto de los menos favorecidos, la perturbadora visión de un
paisaje moral que tras la utopía del progreso deshumaniza las
condiciones de vida de amplias capas de la sociedad. Nadie como él para la caracterización plural de la urbe y para
afrontar la diversidad de tipos cotidianos desde la literatura.
Un autor reseñable, ya en mi adolescencia leí "David Copperfield" y "Oliver Twist" y más recientemente "Tiempos difíciles".
ResponderEliminar¿Cuál crees que es su obra más interesante y adaptada a nuestra realidad actual?
No voy a disentir del criterio general, Jesús, que canoniza a Dickens por dos entregas, "David Coperfield" y "Oliver Twist"; pero como profesor de historia prefiero una novela ambientada en la revolución francesa, "Historia de dos ciudades". Y tampoco es desdeñable la lección ética de "Cuento de navidad".
EliminarGracias por tu continuo apoyo. Abrazos.
Muchas gracias José Luis, estaré atento a esas recomendaciones. Un abrazo.
EliminarSiempre me pareció mágico el recorrido de Mister Scrooge, en esa noche de Mavidad, desde ser un corazón de hielo hasta que amor anidara de nuevo en su corazón, pues, y esto hay mucha gente que no lo observa, su agria manera de ser proviene de su desengaño amoroso.
ResponderEliminarGracias por compartir estos conocimientos sobre un autor que marco mi infancia.
Un abrazo
Gracias a ti por invitarme a participar en un evento que aglutinó literatura, música y cine y que me dejó entre las manos una ponencia sobre Charles Dickens. Ya te comenté que hay procedimientos dickensianos que lo acercan al folletín y que en su biografía abundan los pormenores sentimentales, pero es un autor del canon y hay que volver de vez en cuando a sus lecturas
EliminarLa historia de "Cuento de navidad" es muy didáctica y abundan versiones en la gran pantalla que pueden acercar la fábula a los más pequeños. Un abrazo fuerte.
La verdad es que fue muy emotivo acercarme de nuevo a Dickens. Más en una mesa en la que están los amigos. No hubo mucho tiempo para disertar en torno a un autor tan universal y canónico. Además de los libros que uno tiene que leer en su adolescencia, sí o sí, creo que como bien dices, José Luis, hay que volver siempre a alguna de sus muchas novelas. Yo recomendaría "Historia de dos ciudades", donde los marginados y los suburbios de Londres crean un clima novelesco único; "Grandes esperanzas", con la increíble historia del niño Pip; y finalmente "Casa desolada", en la que la presencia de la niebla establece un ambiente fantasmagórico en la novela.
ResponderEliminarUn abrazo!!!
Sin duda, comparto el atractivo lector que emana de "Historia de dos ciudades". Por otro lado en la niebla de Dickens está el ambiente sombrío de los barrios más pobres junto al Támesis, la niñez sin ideales de las fábricas, el desamparo de los niños desollinadores y de las niñas dedicadas al servicio de la burguesía. Pero no conviene emplear el sentimentalismo como único recurso para captar el interés del lector. La narrativa de Dickens, como la de todos, tiene claroscuros.
EliminarAbrazos musicales. Nos vemos esta noche. sentimentalismo no conviene emplearse