Buhardilla, Rivas, 2013 |
DESORDEN
Desorden en mi mesa,
como un mar atestado de Ulises sin regreso.
Una dedicatoria recobrada de José Olivio Jiménez, llena de vitalismo y amistad.
Los sobres acolchados que marcarán la senda donde debe viajar Ninguna parte.
Nuevos libros que aguardan con paciencia su turno de lectura.
Una hoja suelta donde anoté una cita para abrir un poema que nunca escribí.
Una carta
manuscrita donde leí, tangible, la
hiriente sensación de soledad.
El móvil que ilumina
su pantalla con un SMS, oportuna advertencia de que somos olvido.
Piezas sueltas que
forman el puzzle de otro día.
Cómo me alegra que recuerdes a José Olivio! A quien tanto admiré y quise y del que tanto aprendi! Por tu mención he vuelto a sus libros, también dedicados. Gracias.
ResponderEliminarConocí a José Olivio a comienzos del 2000, le hice una intensa entrevista y pasé muchas tardes desde entonces en su casa de Madrid. Me admiraba su rebeldía para afrontar las limitaciones físicas y su conocimiento de la generación del 5o, que es la hornada poética que más he leído.
EliminarEra un hombre entrañable. Y un sabio.
Qué hermosa apertura y cierre. Qué capacidad de percepción lo que acumulas entre ambas. ¡Y cuánto nos enseñas!
ResponderEliminarAbrazos.
Veo, Antonio, que el otoño acrecienta tu benevolente mirar. Qué alegría pensar que lo escrito sirve para algo más que para descargar nuestros agobios.
EliminarUn abrazo.
Entre tanto desorden, llega hoy a mis manos tu Ninguna parte. Hoy soy feliz de buena gana...Tu poesía es una de las cosas necesarias.
ResponderEliminarQue un libro mío encuentre hospitalidad entre tus manos ya es un hábito feliz que te agradezco de veras. Ya sabes que la poesía es siempre minoritaria por lo que las librerías lo ponen difícil. Lo dicho: un abrazo grande y mi gratitud.
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