6 de enero
Irene y Ana
Algo me dice que en los gestos de un niño,
poniendo entre las sombras sus zapatos
y unos vasos de agua
para apagar la sed de esperados viajeros,
está toda mi vida.
Han pasado los años
y no sé de renuncias ni de claudicaciones:
jamás me fue posible vivir en otra casa
que no fuera tu sueño.
Población activa, Gijón, 1994
Ilusión con mayúsculas, feliz espera. Un saludo
ResponderEliminarGracias, querida amiga, un feliz fin de semana para ti y una noche colmada de ilusiones.
EliminarBello. Un abrazo va desde mi morada en Barranco (Perú).
ResponderEliminarGracias por tus palabras, querido amigo; un abrazo grande desde Rivas (Madrid) y la esperanza abierta de un futuro común de amistad y poesía.
EliminarFeliz día de Reyes, José Luis. El poema, sin duda, otro buen hallazgo, de los muchos a que nos tienes acostumbrados. ¡Qué felicidad poder siempre sentirse niño y no perder la capacidad de asombro!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Una de las cosas más patéticas que nos han dejado entre el tizne diario estos tiempos es la infelicidad, ese nihilismo pegajoso que no cree en nada. La palabra es una forma de rebeldía, un intento baldío por dibujar de nuevo la sonrisa del niño. Un fuerte abrazo, amigo.
Eliminar"...para apagar la de esperados viajeros" que nunca se sacia.
ResponderEliminarUn saludo y una sonrisa, José Luis.
Lo mismo digo, Luis, nos queda un largo viaje juntos; así que habrá que renovar el agua, que en Castilla es limpia y fresca. Abrazos.
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