Parque del Retiro, Madrid |
LOS PARQUES
Para Hilario Barrero
Suelo ser yo
sentado en algún parque,
cautiva la mirada en el azul lejano,
releyendo los libros que reiteran
-qué duda cabe, con verbo más hermoso-
mis propios pensamientos;
pensando en ti
y en ti
y en ti,
datos baldíos
a implacable distancia
de lo que ayer nombraron;
recuperando huellas que confirman
que el viaje continúa,
ignorando el reloj, midiendo el tiempo
a saltos de gorriones.
Suelo ser yo, decía,
sentado en algún parque;
las otras veces me parezco.
Población activa, Deva, Gijón, 1994
Tengo que decirte que una de las cosas que más me gusta de tu poesía es el final, siempre incierto pero que le da carácter a lo leído, me ha encantado. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQuerido Paco, aciertas plenamente; el momento final del poema es el que debe alcanzar la máxima intensidad; es el que da puerto franco a todo el desarrollo argumental y descubre el sentido. Así que ahí es donde hay que dar la fuerza necesaria. De cualquier modo, contigo es más sencillo porque siempre concedes a mi literatura un espacio afectivo. Y no sabes cómo te lo agradezco. Un fuerte abrazo.
EliminarOtros, en cambio, ya no nos parecemos nunca. Y -de cuando fuimos nosotros- ni nos acordamos.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
El yo biográfico siempre es más torpe que el hablante poético, tal vez porque entre la realidad y el sueño siempre hay una pared medianera hecha con materiales provisionales. Gracias por tu lectura, Amando, a ver si hay suerte y nos vemos prontito.
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