Yo he querido ser grúa muchas veces Antonio Praena Visor Libros, Madrid, 2013 |
ANALOGÍAS
El poemario Yo he querido ser grúa
muchas veces, de Antonio Praena (Perullena, Granada, 1973), consiguió en
2013 el XXVI Premio Tiflos de poesía. Su edición en Visor afianzaba una travesía que integraba las estaciones Humo verde, Poemas para mi
hermana y Actos de amor.
En su acercamiento a la lírica de Antonio Praena, el mínimo apunte de
contracubierta de Vicente Gallego recalcaba un aspecto clave en la condición
biográfica: el sacerdocio, condición que marca los
materiales poemáticos; la poesía es esa intuición del espíritu que
profundiza en la realidad y da cuenta de la experiencia del conocer las fuentes
esenciales del sujeto.
En Yo he querido ser grúa muchas
veces los poemas muestran su trabazón interna en torno a las coordenadas
del tránsito vivencial. En él concurren pensamientos e imágenes, huellas
dispersas en los días que las palabras reconstruyen en una suerte de registro verbal autobiográfico.
El inicio, “Horas de vuelo” establece una fecunda analogía entre los
pormenores del desplazamiento en avión y el deambular del yo. El campo semántico
del vuelo se ajusta con destreza al acontecer del hablante lírico: “En naves
cada día más complejas, / creamos condiciones de presión / y clima diferentes /
de las fronteras y paisajes / que indiferentes transitamos. / Y aunque parece
algo irreal y el riesgo es grande, / la técnica, el esfuerzo y la esperanza /
de aquellos que ya hicieron el trayecto / nos hacen no albergar ninguna duda /
sobre las coordenadas del destino “.
Otro conjunto de textos, “Pájaro de providencia” incorpora en el cauce
argumental las manifestaciones activas de la mano tendida que protege y evita
extravíos. Estar expone al riesgo, pero cercana permanece una fuerza que vela y
socorre: esa taxista anónima, citada en el poema, que en su modesto desempeño laboral halla el
itinerario de retorno; un atinado ejemplo de aliento transversal que hace
propicio el tiempo para una cosecha de sentimientos diáfanos como el amor.
Se reflexiona sobre el ser de la palabra en “Pájaro de esperanza” ; el
verbo se percibe como un pálpito coral y solidario, capaz de definir esperanzas
y mostrar la capacidad racional del yo. En esta sección se integra el poema
“Collage con esperanza”, explícito homenaje al legado de la tradición,
construido en su totalidad, como anota el poeta en el cierre del libro, con
versos ajenos.
Aves y pájaros mantienen un estar frecuente en los apartados del libro. Más
que como elementos vivificadores de la naturaleza como símbolos plurales de
cuyo existir se deducen inflexiones éticas o lecciones didácticas, animadas caligrafías de un catálogo de actitudes. Otra vez los paralelismos y las
analogías conceden al poemario textura meditativa.
En los poemas de Yo he querido ser
grúa muchas veces el mensaje adquiere una importancia explícita; las
palabras trasmiten la militancia activa de un sentir religioso; el credo aspira las cualidades y estímulos del entorno, ya sea frente a la naturaleza o en un
contexto urbano marcado por las contingencias del presente. Este singular
encuadre personifica la lírica de Antonio Praena. Poesía espiritual, realista y
activa, que no olvida el cartabón formal y sabe despejarse de hermetismos y
oscuridades para expresar la tensión interna, las vibraciones de un corazón
abierto al secreto tangible de la fe.
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