Comparto tus palabras, querido Fakel; esos mosquitos son persistentes, largos -como el arte- y con efectos secundarios; hay sitios como el cañizal donde abundan más y está justificado el destierro de sus aguijones... por supervivencia. Lo bueno del anonimato, querido Fakel, es que la verdadera identidad permite la especulación, así que cuando voy a Ávila sé que nuestras dudas pueden encontrarse en cualquier calle... Que tengas un feliz verano, y que tu blog siempre tenga esa palabra justa con el compromiso. Abrazos.
Redundancia justificada, hermano.
ResponderEliminarSalud siempre en la belleza, que de la fealdad ya se encargan los mosquitos que desfiguran las relaciones humanas.
Comparto tus palabras, querido Fakel; esos mosquitos son persistentes, largos -como el arte- y con efectos secundarios; hay sitios como el cañizal donde abundan más y está justificado el destierro de sus aguijones... por supervivencia.
EliminarLo bueno del anonimato, querido Fakel, es que la verdadera identidad permite la especulación, así que cuando voy a Ávila sé que nuestras dudas pueden encontrarse en cualquier calle... Que tengas un feliz verano, y que tu blog siempre tenga esa palabra justa con el compromiso. Abrazos.
Sin duda, un provechoso ejercicio, al que defines con la precisión de lo breve y bien podado.
ResponderEliminarUn abrazo veraniego,
Un abrazo Antonio y muchas gracias por asomarte al verbo reiterativo de quien no sabe vivir solo. Abrazos y feliz verano.
Eliminar