Miro en silencio la obsesiva cadencia del oleaje, esa confirmación de que las formas de lo real son espejismos. La realidad miente, es solo un paisaje interior.
Me encanta esa mirada interior que aplaca el oleaje y deja que la calma se pasee libremente. La sencillez con la que nos lo dices es lo que más me gusta. Un fuerte abrazo.
Querido Paco, la entrada es solo un apunte meditativo. Lo contingente forma un entorno que abruma con sus formas y texturas. Pero si cierro los ojos, el paisaje exterior no existe; solo perdura aquello que mi voluntad retiene. Y ese patrimonio es íntimo y personal, soy su único propietario. Un fuerte abrazo.
Llega un momento en que descubrimos que todo son espejismos: las formas de lo real, los paisajes interiores e, incluso, hasta los oleajes. Debe ser el inevitable camino hacia el conocimiento. Abrazos, compañero.
Me encanta esa mirada interior que aplaca el oleaje y deja que la calma se pasee libremente. La sencillez con la que nos lo dices es lo que más me gusta. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarQuerido Paco, la entrada es solo un apunte meditativo. Lo contingente forma un entorno que abruma con sus formas y texturas. Pero si cierro los ojos, el paisaje exterior no existe; solo perdura aquello que mi voluntad retiene. Y ese patrimonio es íntimo y personal, soy su único propietario. Un fuerte abrazo.
EliminarLlega un momento en que descubrimos que todo son espejismos: las formas de lo real, los paisajes interiores e, incluso, hasta los oleajes. Debe ser el inevitable camino hacia el conocimiento.
ResponderEliminarAbrazos, compañero.
En efecto, querido Amando, la vida es sueño; un sueño calderoniano e interminable que apenas se consume en uun suspiro. Abrazos.
EliminarSí, hace sueño a las 7 de la mañana... luego despeja el horizonte...
ResponderEliminarTodo miente en ese caso, nosotros somos parte de la supuesta realidad, aunque nos presupongamos por encima de ella. Un saludo
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