"Crítico de uniforme" Fotografía de Esperanza Hernández Madrid, septiembre, 2014 |
POLICIAS LITERARIOS
Llega al blog un comentario que muestra unas
facultades imaginativas poderosas. Amaneció hace unos días y me sugiere esta entrada donde el crítico se mira a sí mismo para indagar cuál es su papel. El comentarista
consideraba al crítico un policía literario que escribe reseñas con el revólver
listo para disparar en acto de servicio. Por tanto, quien firma la reseña personifica un
destino que apela a lo trágico. Un día habrá de morir en el olvido con las
botas puestas, quiero decir con el teclado yermo por utilizar los
adjetivos como sustancias psicoactivas.
El fatum siempre
vence, así que reparto mis afectos, doy las gracias y repito aquel celebrado
epitafio de los que sienten la crítica como un quehacer sedentario, pacífico y perpetuo: “Perdonen si no me levanto”
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