Magaya Alejandro Fernández-Osorio Impronta, Oviedo, 2014 |
OLOR A MANZANAS
Un apunte de partida clarifica el sustantivo del título: “magaya es la
masa de la manzana después de ser triturada, antes de exprimirla”. Esta
oportuna aclaración recuerda también la semántica simbólica del nombre: “magaya
es lo que vale y no vale. La posibilidad y el residuo”.
Desde su apertura, el poemario se define como un cuaderno sentimental,
construido con fragmentos. No son meros esquejes descriptivos sino alusiones
meditativas que entremezclan experiencias vivenciales y reflexiones,
con un lenguaje natural y comunicativo, rico en asociaciones para construir una
nueva realidad.
Asistimos en los textos a un ejercicio introspectivo, de recuperación de
una tarea en la que habita el pasado. Son secuencias que dejan en el ahora la
inmersión en otro tiempo que tiene algo de telurismo ancestral porque en él se
define una conciencia colectiva, un rostro con facciones reconocibles, que conforta y crea una sensación de pertenencia.
Frente a la habitual tendencia de utizar el callejero urbano como marco
poemático, en la lírica de Alejandro Fernández-Osorio el territorio que habita
la memoria es rural, un entorno que hace posible el contacto directo con la
naturaleza, aunque en una sociedad global y tecnológica, prodiga síntomas de
soledad y abandono. Aclaro que los poemas de Magaya nada tienen que ver con la
poesía bucólica dictada por el escapisto de los que encuentran en el campo un
paraíso perdido y hacen de la ciudad un decorado decadente.
Magaya es un poemario de corte
autobiográfico de quien se detiene en el tiempo para mirarse en los otros, para
explorar la textura de esas raíces de hondo rumor humano que tiemblan
invisibles, que ayudan a conocerse desde dentro y que sujetan firmes la
existencia.
como ya sabrás me encanta la poesía.
ResponderEliminarMuy buena reseña Antonio, la tendré en cuenta.
Cariños.
Gracias, Adriana, tenemos gustos comunes; también para mí la poesía es el género esencial. Aunque debo confesarte que la crítica y el aforismo tampoco me parecen desdeñables compañeros de viaje. Muchas gracias por tu compañia en estos puentes.
EliminarPues me quedo intrigada con esa poesía en prosa de mi paisano Alejandro Fernández-Osorio, José Luis. He entendido perfectamente a todo lo que te refieres de que trata el poemario, ya que (creo) no me será lejano, al menos por compartir una tierra común.
ResponderEliminarDisfruto muchísimo de tus reseñas amigo José Luis. Gracias por compartir.
Saludos y que tengas un buenísimo fin de semana.
Sandra Sánchez.
Querida Sandra, entrar en la escritura de este poemario es detener el tiempo y volver a un paisaje lleno de identidad, con olor a manzanas. Otros autores como José Bolado o Berta Piñán han dejado, con singular acierto, estelas semejantes. Magaya describe el horizonte de tus amanecidas. Gracias por tu continuo apoyo.
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