Mediodía en Kensington Park
Javier Sánchez Menéndez
La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015
ORDENAR EL TIEMPO
Poeta, narrador, antólogo y responsable de la iniciativa editorial La
Isla de Siltolá, Javier Sánchez Menéndez (Puerto Real, Cádiz, 1964) nos deja en
las páginas de Fábula una serie
escritural de género ambiguo, donde se dan la mano autobiografía y ficción. De
esta obra en marcha se han editado hasta ahora las entregas La vida alrededor, Teoría de las inclinaciones y Libre
de la tormenta que abren ruta a una cuarta estación, Mediodía en Kensington Park.
El nuevo volumen presenta una compilación de anotaciones fechadas
entre 2008 y 2012, donde la prosa narrativa difumina contornos para resaltar su expresividad poética. Se abre con una frase que suena a brújula lectora, “En el aire de la
espontaneidad”. Casi una reflexión metapoética sobre la voluntad que anima
estos apuntes, escritos en Londres y concluidos en Cádiz, sobre una travesía existencial donde lo contingente se engarza
sin un orden previo. Estar es discurrir, dejar cauce al funcionamiento
rutinario, aunque la estela se mire con el aporte sensorial de unos ojos líricos. “Todo empieza después, nada se inicia antes”; la escritura se convierte en un propósito sosegado: la
palabra busca ordenar el ser de los relojes, aunque ésta no sea la única intención: “Quiero
vivir mi tiempo y ser contemporáneo. Y asistir al debate viviendo entre lo
exacto. Intento inmiscuirme y soporto el rechazo. Encuentro la verdad, un
diálogo apócrifo que nunca crece en humanismo” (pág. 22). El sujeto reafirma su
identidad mientras sale a escena y
representa su papel de figurante activo en la mínimas tablas de un azaroso escenario, empeñado en buscar su engarce social o en
responder a las dubitaciones que formulan los días. El lenguaje se hace
herramienta de búsqueda.
La cadencia meditativa de Mediodía
en Kensington Park da curso al pensamiento del hombre ensimismado, una
presencia que en el centro del parque busca un recinto audible para las voces
interiores. Allí, en la concreta geografía del jardín londinense que difunde
frescura y silencio, se asoma al interior del tiempo, halla voz y armonía para
sondear esas verdades íntimas que el hombre necesita pulsar entre sus manos
para seguir trayecto, para sumar sus pasos a otros pasos. En lo inesperado
confluyen todos los caminos, las sendas abiertas “que han leído la esencia, que
llegaron al bosque y, en su centro, descubrieron la luz y su silencio”.
Interesante crítica sobre los textos de ese tipo deslumbrante y real que, por decirlo con palabras suyas, también podría ser mentira.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Querido Amando, los libros solo exigen verdades literarias. Lo vivencial es siempre una especulación que inventan los relojes. Una alegría encontrar de nuevo tus palabras. Abrazos.
ResponderEliminar¿Podríamos decir que son reflexiones en forma de prosa poética José Luis?, gracias como siempre por tu reseña. Me gusta mucho que nos pongas extractos de la obra.
ResponderEliminarSaludos, buen día y un abrazo!
Sandra Sánchez
En efecto, las páginas de este libro entrelazan procedimientos narrativos y confesionalidad lírica. Y el resultado nos deja el perfil de un yo veraz, que invita al diálogo. Un fuerte abrazo y, de nuevo, muchas gracias por tu continuo interés y por el afecto de tu voz.
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