Fotografía de Toledo Llaboratory |
Con su recuerdo
Casi nonagenario
-después de quince años de
ceguera-
la evocación a tientas del pasado
equivale en mi padre
a resistencia.
El ahora es relente,
una cronología que tortura
con terapias y síntomas,
e ignora el leve aroma
de las flores de invierno.
Mi sedentaria angustia,
a cuerpo limpio,
no deja de pensar en cómo observa
aquello que no ve;
con serena sonrisa
enumera detalles
que debieron ser ciertos
y yo escucho sonámbulo,
mientras cierro los ojos.
Todo pasó, no importa
si el pasado no asiente
o la estricta verdad le
contradice.
A veces su mirada resucita.
Posiciona en un mapa
imágenes dispersas.
Su voluntad es luz;
es el tacto que gira el picaporte
para abrir desde dentro
la puerta infranqueable.
( Mejores días, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2013)
Ni que decir tiene cómo leo este poema tuyo y lo hago mío. Siguen entre nosotros a través de cuanto nos dieron y enseñaron.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Querido poeta, soy consciente de ese puñado de afinidades vivenciales y estéticas; pertenecemos los dos a una generación que tuvo ante sí una habitación con vistas. Y ellos abrieron el picaporte. Se lo debemos casi todo. Están. Un abrazo con algo de melancolía.
EliminarPrecioso. Esa luz interior es la que mejor ilumina.
ResponderEliminarUn abrazo!
Hola poeta, el tiempo desdibuja las líneas de su cara, pero no puede borrar nunca el afecto que siembra su recuerdo. Un fuerte abrazo y muchas gracias por visitar estos puentes.
EliminarLuego de haber admirado la fachada, construida, en su mayoría, con impecables heptasílabos y endecasílabos, resistentes ladrillos que levanta el edificio del poema, nos adentrarnos en su interior. Dentro nos topamos con una luminosa melancolía que nos abre la mirada y nos deja ver la figura del padre que sale a nuestro encuentro.
ResponderEliminarAsí es querido poeta, hace un año que se marchó y ya habita al otro lado de esa puerta infranqueable. Su recuerdo perdura. Todos dicen que me parezco a él. Un fuerte abrazo.
EliminarPrecioso poema que emociona. Gracias,
ResponderEliminarTambién el tuyo me ha emocionado especialmente. Soy de los que no creen en la estridencia sino en el matiz y sé que la belleza habla siempre en voz baja. Un abrazo fuerte, querida Susana.
ResponderEliminarUn emotivo poema. me llegó profundamente al leerlo.
ResponderEliminarQuerida amiga, hay circunstancias que solo hay que percibir desde la media distancia para que lo patético no empañe el poema. Muy pocos meses después de que este poema se publicara en el libro "Ninguna parte" murió mi padre. En su últimos años fue siempre, a pesar de la ceguera, un ejemplo de tenacidad y optimismo. Disculpa esta confidencia. Tal vez es una explicación que ya está en los versos. Abrazos.
EliminarAsí es la vida, entre los recuerdos, el relente. Es difícil leer un poema intimista de estas características sin caer un poco en la melancolía. Siempre queda todo lo que nos dieron. Un abrazo
ResponderEliminarY nos dieron mucho, Carmela. es verdad. Por eso las palabras parecen en ocasiones un mínimo homenaje a la memoria. Un fuerte abrazo.
EliminarHermoso tu homenaje a su memoria. Está ahí, habita en el recuerdo. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarLos últimos años, querida amiga, fueron muy duros; compartimos esa continua erosión del tiempo que hizo más difícil el camino diario. Tuvo entereza y ternura y estará conmigo mucho tiempo. Abrazos y gracias por permitirme esta confidencia. Abrazos.
EliminarCompartir, querido amigo, es sacar paletadas de sombras para que regresen del frío hacia la luz. Comparto ese sentimiento. Un fuerte abrazo.
ResponderEliminarEse es el mejor propósito de cualquier confidencia y tal vez una terapia necesaria en medio del tiempo sombrío. Muchas gracias.
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