De la luz y otras ausencias Ismael Alonso Bohodón Ediciones Tres Cantos, Madrid, 2015 |
A SOLAS CON EL FRÍO
La cita prologal de Antonio Machado nos parece un pequeño guiño hacia el
receptor sobre las afinidades de Ismael Alonso con la tradición meditativa y sentimental que busca
sus argumentos en acontecer del yo y en el cauce manso de lo temporal. En el
largo viaje del protagonista verbal, las instantáneas reflejas secuencias
vividas. Las palabras describen estados de ánimo del sujeto inmerso en
las aceras de lo cotidiano. Allí están marcados los pasos del dolor y la
pérdida, esos contraluces que dictan la
caligrafía del fracaso. Así lo refleja el arranque,“Regreso”:
“Después del dolor / todo vuelve a su ser / y después de la vida / todo vuelve
a su ser; / y después de las palabras / y del vuelo de la materia / sin que
pase un minuto / sin pensar en ti. / Como ves, he vuelto, / alumno aplicado en
nombrarte / todo cuanto es fracaso “.
El devenir diario, casi inadvertido, como una leve estela en el agua, va
consumiendo su transcurso hasta dejar entre las manos de cada identidad un poso
de ceniza. Un rastro gris que invita a preguntarse si, después de todo, la
existencia no es sino un vago espejismo de límites difusos, que apenas nos deja
formular un deseo:: “Que no muera el afán; / que no haya copa rota, / gorrión
de nieve, candil / en tempestad / que siga la secreta senda “.
Solo los sentimientos y solo las palabras son capaces de construir
refugios hospitalarios contra el cierzo y la neblina. Esa es la razón de ser de
la escritura: disponer de un poco de claridad en la memoria, encender la luz de
la amanecida capaz de serenar la incertidumbre.
El tramo central del poemario “Diario de una máscara”, que arranca con
una cita del poeta elegíaco Francisco Brines, acentúa el tono autobiográfico.
El recuerdo y la memoria se convierten en los muros más sólidos contra el
tiempo y lo que fuimos se hace protagonista vivencial del ahora. Adentrarse en
el pretérico supone recorrer un camino de vuelta, reconstruir sensaciones y
afectos, dar voz a las pérdidas, a lo celebratorio y a la claridad azul de la
esperanza. En estos pomas también adquiere relevancia mayor la cercanía del
paisaje, esa geografía mesetaria y campesina que laboraron sombras
cercanas con las manos humildes del trabajo.
El discurso sobre el ser transitorio y su
temporalidad –tan definitorio en poetas actuales como Eloy Sánchez Rosillo- sirve
de cierre al último apartado, “Las palabras cansadas”; la voz incide en lo vivido
como si el tono del hoy anunciase una visión crepuscular, el sonido apagado
de lo que concluye. El poema una vez más se hace –como subrayó en perdurable
axioma Antonio Machado- palabra en el tiempo. Ismael Alonso habla con el rumor de la incertidumbre,
rescata en De la luz y otras ausencias lo
que ya no está y deja en tierra firme, con tacto emotivo y precisa cadencia, esa rutina frágil que se fundió en la
nada del poema.
Muchísimas gracias, José Luis, por tu generosidad y tu apoyo. Siempre es una alegría enorme encontrarse en el camino a personas como tú.
ResponderEliminarQuerido Ismael, sabes que el afecto siempre es compatible con el rigor crítico y me encanta ver que tus poemas llegan con emoción serena hasta el lector. Un fuerte abrazo y enhorabuena por el poemario. Feliz jornada desde Rivas.
Eliminar¡Ay!...¡Otro poeta por conocer, gracias a ti José Luis! Me tientas, porque confío en tu criterio. Gracias.
ResponderEliminarUn abrazo.
Abril y mayo son los dos meses más importantes del año en las novedades editoriales por el Día del Libro y la feria del libro de Madrid... Así que tengo sobre la mesa un montón de novedades. Espero no cansarte; la lectura debe ser siempre un ejercicio lúdico no una obligación para cumplir en un plazo determinado. Un fuerte abrazo.
EliminarOtro poeta al que no hay que perder de vista. Gracias José Luis. Buen fin de semana. Abrazos.
ResponderEliminarAcabo de llegar de la playa y el tiempo ha invitado a estar muy cerca del mar, así que esta vez los libros durmieron la siesta. Para el despertar los poemas de Ismale Alonso son una buena forma de saliral día. Abrazos.
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