Ciudad
Ocupan mi atención los recovecos
de una ciudad perdida.
Miméticas aceras dibujan tu esplendor.
En soledad exploro,
me adentro por jardines
donde un viento de otoño
en la fronda sestea.
Un cerco de señales te convierte
en un lugar esquivo y reservado.
Deambulo en círculo.
En ti no tiene calle mi deseo.
(
La noche en blanco, Barcelona, 2005)
La ciudad de tu poema la imagino sumergida durante siglos, como en un relato de ciencia ficción.
ResponderEliminarMemorables tus versos, José Luis. Y no es mera retórica, amigo.
Un abrazo.
Memorable tu forma de elogiar mi poema, Luis Ángel; siempre encuentro en tus palabras esa cercanía que proporciona la cerveza compartida, las patatas revolconas en su punto y el sol mesetario en la ventana. A ver si nos vemos este verano, compañero del alma, compañero, que tenemos que hablar de muchas cosas. gracias por estar.
EliminarTodo esto anterior bien vale aunque la ciudad sea una mujer soñada o la de la cotidianidad.
ResponderEliminar;)
La interpretación es exacta, Luis Ángel; el amor, perdido en las aguas oscuras del tiempo, es también un laberinto urbano en el que ya no queda sitio para el regreso. Un fuerte abrazo.
EliminarPrecisamente hoy, es una ciudad ganada.
ResponderEliminarBesos.