Aforismos que nunca contaré a mis hijos Gregorio Luri La Isla de Siltolá, Aforismos Sevilla, 2015 |
SEMILLAS NATURALES
La sólida entidad del aforismo en el mapa creador actual proviene de una
cualidad objetiva: su plural enfoque. El género admite una
perspectiva amplia, tanto en los contornos formales como en la apertura
argumental. Gregorio Luri se estrena en
esta escritura breve con el libro Aforismos
que nunca contaré a mis hijos. Nacido en Azagra (Navarra) en 1955, el autor
ha desempeñado una sostenida dedicación docente y ha labrado un perfil
intelectual en el que la filosofía es el trazo fuerte de una amplia producción
que sobrepasa la quincena de títulos.
La tendencia al verbo reflexivo y los
postulados de la sociología clarifican de inmediato cuál es el eje de simetría
de esta compilación en la que las señas de identidad del momento histórico
reciente afloran con nitidez. El ahora está marcado por el progreso tecnológico, las salpicaduras de
la globalización, la pujanza del mercado siempre cómplice de los poderes
financieros y mediáticos y las sangrantes desigualdades sociales que abren
grietas en cualquier mapa físico. Y en ese contexto se gesta el rol de un
sujeto omnisciente que debe recorrer una doble senda: el espacio interior de su
conciencia y las aceras de un yo solidario y social que forma parte de un
cuerpo maleable y colectivo.
Escueta en su formato, la intensidad aforística de Gregorio Luri solo requiere dos o tres líneas para el enunciado conclusivo. Veamos algunos ejemplos al paso: “El periodista sustituye
al cantor y al ayudante de cámara. Nadie es un gran hombre para un periodista
honesto”; otro ejemplo con recorrido similar: “En las páginas de los
periódicos, entre la verdad y la mentira está la cuenta de resultados”. La
política como corpus gestor del bien público suscita un incansable reflejo
nominal por el lastre de corrupción y desgobierno que ha creado tanta sombra en
la opinión del ciudadano medio. Se hace necesario difundir argumentaciones que
dignifiquen su praxis y que nos desgajen de los abundantes prejuicios
asentados. El yo pensante se mueve con la brisa firme de la razón, pero no siempre
en la dirección adecuada por los efectos colaterales: “Los libros, las
películas, los sistemas filosóficos y las personas que se comprenden
perfectamente… decepcionan un poco”, acaso porque la estatura media de lo que
cabe en el hueco del logos está lastrado por la contingencia y
la erosión del tiempo. Hay aforismos de manual, que invitan a la pausa para asimilar mejor su
contenido. Así me ha sucedido, tal vez por la cansina actualidad del
secesionismo catalán, con el texto siguiente: “Muchos catalanes llaman “España”
a lo que menos les gusta de sí mismo. De ahí que entiendan la independencia
como una catarsis“·
En los aforismos de Gregorio Luri discurre con naturalidad el lenguaje
filosófico, aquel que mira la ilación de causas y efectos detrás de lo
aparente para percibir formas de comprender al otro, incluso admitiendo que
la lógica carece de coherencia y que “el mundo es un relato de supervivientes”.
Lo dice con acierto el filósofo y el pedagogo, y es un principio
relevante para cualquier pensamiento crítico que mire a distancia
el sesgo narrativo de nuestro tiempo.
Mis disculpas a todos los lectores de esta entrada y al profesor Gregorio Luri por la errata. Al releer hoy la reseña he percibido mi torpeza y la he corregido de inmediato. Esta vez no hubo suerte y nadie me avisó de la bofetada ortográfica, Asumo aquí que debo repasar mejor los textos insertados en el blog. Lo dicho, mis disculpas.
ResponderEliminarMe interesa muchísimo el género del aforismo José Luis. Precisamente ya le había echado el ojo a este libro en el blog de la editorial por lo que agradezco muchísimo que lo hayas reseñado tú.
ResponderEliminarEs, sin duda, un género apasionante para los que nos gusta no sólo leer como entretenimiento (que está bien) sino también, de vez en cuando, para hacer que nuestra mente dé alguna vuelta más de las que ya da por cosas y causas propias.
Gracias, como siempre, y feliz miércoles ya. Un abrazo,
Sandra.
Pd. cualquier error pueda haber en algún texto tuyo sabemos bien que son simples erratas José Luis.
Sé que te gusta el género, Sandra, y disfrutarás de un tiempo creativo muy propicio a los aforismos.
EliminarLa falta de ortografía me disgustó porque empañaba una lectura minuciosa y una ilusión crítica de hacer las cosas lo mejor posible. Menos mal que me di cuenta. Feliz jornada, Sandra.