Ángel Manuel Gómez Espada, autor de Los hijos de Ulises |
INCERTIDUMBRE
Los hijos de Ulises
Ángel Manuel Gómez Espada
Prólogo de Pilar Adón
LeTour1987
Extremadura, 2016 (Segunda
edición)
Con portada inquietante se
reedita Los hijos de Ulises, un
poemario de Ángel Manuel Gómez Espada aparecido por primera vez en febrero de
2015. El libro cuenta con un introito de Pilar Adón que constituye
un atinado elemento crítico. La escritora resalta el
tenaz compromiso de una palabra que
habla de grietas e inconformismos, que recorre mapas para denunciar que muchos itinerarios son distancias hacia el vacío. Existir es dar brazadas sobre la gélida superficie de la incertidumbre.
Los poemas de Ángel Manuel Gómez
Espada, más allá de magisterios que buscan puentes entre lírica y prosa,
tienen el tono solemne del versículo; suenan a palabra comunal que vela el
interés del yo concreto para espaciarse en lo colectivo y ser testimonio de un
espacio temporal. Si la lírica intimista focalizaba en su núcleo
argumental la estatura de un personaje asomado al espejo del yo, el sujeto social necesitaba este reactivo, una poesía útil, que hace de sus sonidos imprecaución para que el amanecer encuentre la voluntad en pie y un sujeto activo: “A nuestra manera, también somos revolucionarios. /
También luchamos, sufrimos y morimos./ Aunque seamos incapaces de recordar la
causa de tanto aciago. / Aunque ni siquiera podamos recordar cuándo / pasará el
próximo avión”.
Ese papel, que inserta el
grito personal en el coro, despliega en cada uno de los poemas el
protagonismo compartido del nosotros. La existencia individual forma parte de una genealogía que va estableciendo en el devenir histórico indicios plurales; señales y heridas de un organismo social, donde se van entrelazando actitudes y roles.
El trayecto continuo disemina los rasgos de una realidad que tiene como características el despliegue de la tecnología, el mercados aleatorio, la precariedad
laboral, los titulares desmedidos de los medios de comunicación, los
centros comerciales como templos del consumo… Ese era el espacio que había que
recorrer y el formato existencial que había que aceptar sin un mínimo
gesto de rebeldía. Perdido en el
regreso, Ulises se hizo arquetipo de los que nunca encuentran la estela que
conduce a Ítaca, de los que acumulan contingencias mientras en casa
aguarda la fidelidad paciente de Penélope. Como si
un fatum aguardara a sus descendientes, los personajes de Ängel Manuel Gómez Espada vadean por los
mismos mares. Tienen la apariencia de funcionarios que escuchan los cantos de sirena del trabajo
estable y opositan pata huir de la crisis y certificar el vaticinio de la economía; o de seres frágiles
que vislumbran el suelo de un horizonte que solo es una
capa de hielo. Cualquier ciudadano representa papeles secundarios; es símbolo de una situación de pobreza, aunque los sueños juveniles crearan espejismos en el estado de
bienestar.
Tras la lectura de Los hijos de Ulises es inevitable recordar el ensayo coordinado por Araceli Iravedra El compromiso después del compromiso. Allí se investigaba el papel de la literatura y el
enfrentamiento entre la realidad y el sujeto en un sistema de mercado, con un estado de bienestar restringido. También los postulados del colectivo Alicia Bajo Cero o las convocatorias de Voces del Extremo. En todos latía el conflicto entre conciencia y razón poética. Y en ellos tendría sitio el desgarro
poético de Ángel Manuel Gómez Espada, cuyos argumentos estéticos saben que
cualquier estrategia es necesaria para hacer habitable la intemperie. Queda el verbo y la costa fértil de las utopías.
Si señor! Ángel Manuel, orgulloso tienes que estar de esta fantástica reseña que ha hecho de tu libro José Luis. Enhorabuena!
ResponderEliminarQuerido amigo, los méritos son del poeta; Ángel Manuel Gómez Espada tiene un largo trayecto literario en el que ha demostrado rigor, lucidez y sentido crítico. Así que encantado de adentrarme en su poesía. Un fuerte abrazo.
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