domingo, 31 de julio de 2016

INCERTIDUMBRE

Quietud


INCERTIDUMBRE
 
 
Se planta inmóvil
el sendero de grava.
No sé seguir.  
 
 

viernes, 29 de julio de 2016

RAFAEL CHIRBES. PARIS-AUSTERLIZ

Paris-Austerlitz
Rafael Chirbes
Anagrama, Narrativas Hispánicas
Barcelona, 2016

DERRUMBES

 
 El reciente adiós de Rafael Chirbes (Tavernes de la Valldigna, 1949-2015) supuso en los medios literarios un análisis global de su bagaje creativo que integra títulos tan aclamados como La caída de Madrid, Los viejos amigos, Crematorio y la multipremiada novela La otra orilla. Unos meses antes de su fallecimiento concluyó, en su versión definitiva, Paris-Austerlitz, una entrega que lleva detrás un complejo proceso de escritura demorado durante dos décadas, con notables interrupciones temporales. El libro relata una relación amorosa desde el final, a través de una evocación que dibuja los caracteres contrapuestos de sus protagonistas. Quien busca indicios del pasado en la memoria es un joven pintor de clase media que apenas supera la treintena y llega a París con la intención de sacar adelante su vocación artística. Las oportunidades tardan en llegar y debe buscar en una empresa de muebles y decoración un puesto estable como dibujante hasta que pueda dedicarse a la pintura con las mejores condiciones. Michel, en cambio, es un trabajador curtido cuya fuerza física es su mejor reclamo en el continuo trasiego de amigos y amantes y en la aceptación social de quienes lo consideran un integrante más de los suburbios.
Los dos amantes pertenecen a mundos confrontados y solo su relación sentimental acerca senderos vitales en los que se plasman afectos, placer y desencuentros hasta que aparece la enfermedad y sus abrasivos efectos.
En los días finales, Michel es un yo enclaustrado en un hospital parisino que pierde de forma alarmante cualquier esperanza de recuperación, mientras el joven pintor  desde la soledad va rememorando los distintos estadios de su convivencia como si la rememoración permitiese hallar sentido a los días comunes. A veces el regreso al ayer resulta doloroso, como si las heridas de la separación siguieses abiertas y la sensibilidad no quisiera ver el sitio donde se ha consumado la derrota.
El amor entre los dos hombres no aparece ahora como un reducto íntimo de acercamiento y pasión sino como un conflicto en el que se implica a fondo la personalidad de los amantes en los distintos estadios: acercamiento, plenitud, dolor y rechazo.
El sida como instrumento destructivo supone el cierre de la esperanza. El internamiento de Michel y la pérdida progresiva de sus capacidades físicas y mentales lo transforma en otro. En su derrumbe nada es igual. En su estar se convierte en un superviviente que mira el pasado con el resentimiento de quien confirma en él que ahora paga el precio de una gravosa hipoteca. El amor no es una luz cálida que ilumina un espacio mínimo sino una casa con grietas que poco a poco se abre a la intemperie.
Rafael Chirbes deja en su último viaje por la ficción una obra dura, que se asoma al sentimiento amoroso sin concesiones, despojado de idealizaciones, como si no se pudiese ofrecer resistencia al arrastre de un destino que es siempre expresión del azar, donde nunca es posible chapotear hasta el envejecimiento en el charco de los hábitos. La muerte espera.
 
 
.  

miércoles, 27 de julio de 2016

LA CANCIÓN DEL VERANO

Verbena


VERBENA
 
Esa voz rota
del vinilo que gira,
saltando surcos.
 
 
 
 

lunes, 25 de julio de 2016

FRANÇOISE SAGAN. BUENOS DÍAS, TRISTEZA

Buenos días, tristeza
Françoise Sagan
Tusquets, Andanzas
Barcelona, 2004

BUENOS DÍAS TRISTEZA

En el caminar del tiempo, la temprana obra maestra de Françoise Sagan sigue manteniendo en su título un tono lapidario: Buenos días, tristeza. Es un asentimiento contundente que manifiesta empatía y apropiación, la estancia en el umbral de las bienvenidas. Regreso a sus páginas porque, sumido en los aleatorios horarios estivales, la tristeza parece un sentimiento exótico. Pero la tristeza perdura y está ahí, inadvertida y cómplice, dispuesta a colonizar nuestro ánimo con su aura sutil y subyugante.
La protagonista de Buenos días, tristeza es Cecile, una hermosa joven que relata desde la introspección un verano familiar compartido. En la reconstrucción se dibujan los rostros más cercanos: el padre es un hombre maduro y atractivo, cuya máxima aspiración es preservar su encanto físico y sus conquistas amorosas, y Ana, una de las amantes, que busca estabilidad sentimental y un amor a futuro.También la propia conciencia de Cecile descubrirá los contraluces del amor, la amanecida física del deseo y los meandros que va trazando cada destino personal en los recorridos del corazón.
Solo  en la juventud el mundo tiene las dimensiones exactas de una cala arenosa, de un espacio habitable en el que alguien llama; y es el amor. Quien lo probó lo sabe.
 
 

sábado, 23 de julio de 2016

MENSAJE EN UNA BOTELLA

Espera


DENTRO
 
En ella voces
de quienes alojaron
mensajes mudos.
 
 

jueves, 21 de julio de 2016

LECTORES IDEALES

Río Chinchilla (Oropesa del Mar)

LECTORES IDEALES
 
 A Teresa Garbí, por su amistad

Este empeño tenaz de renovar los contenidos del blog casi a diario solo tiene sentido si en el azul limpio de esta casa virtual sobrevuela el reflejo de un lector ideal, una identidad activa que completa el proceso comunicativo. Soy un escritor afortunado. Desde la amanecida de “Puentes de papel” se han ido sumando a su recorrido paseantes digitales, lectores, curiosos y seguidores en una proporción que mi optimismo nunca sospechó. El blog se acerca al cercano paraje de las cuatrocientas mil visitas, una estadística insólita a mi entender, para una bitácora de poesía, crítica y narración Así que dejo que tome la palabra la gratitud y empleo el idioma común de los afectos para enviar un abrazo a tantos lectores, a tantos amigos de cuyo nombre sí quiero acordarme por la vitalidad de su cercanía y por la energía de sus comentarios. Sin ellos, cada entrada sería un mapa de palabras, una estación sombría, un río seco.
 
 

martes, 19 de julio de 2016

MAX AUB. MIS PÁGINAS MEJORES

Max Aub

MIS PÁGINAS MEJORES

  El mapa biográfico de Max Aub (París, 1903-México, 1972)  refleja el nomadismo de un escritor trasterrado que, pese a las complejas circunstancias existenciales, nunca abandona el quehacer literario. Su padre era de origen alemán y su madre francesa; pasó los años de su infancia en territorio francés, se asentó con su familia en Valencia en 1914 y allí comienza su escritura años después, inspirada en el ideario vanguardista; poco a poco se decanta por un realismo político y comprometido que fija su posición republicana y su protagonismo frente al golpismo franquista. Tras la guerra civil es confinado en campos de concentración de Francia y Argelia y solo viajará al exilio latinoamericano en 1942. Su residencia en México propicia una intensa dedicación cultural y un perfil creador que aglutina teatro, novela, poesía y diarios.
  De tan amplia producción hallamos en Mis páginas mejores una antología preparada por el propio autor que ve la luz por primera vez en 1965.  En orden cronológico, como principio organizativo, se acumulan fragmentos de novelas y relatos que miden el talento literario de un escritor prolífico que tardó años en ser reconocido en nuestro país. De esa sensación de falta de lectores se nutre la nota introductoria donde se resigna a ser un escritor desconocido y alejado del público.
  La selección comienza con “Fábula verde”, obra escrita en 1930 y publicada tres años después. Es un largo relato introspectivo en el que resalta la devoción por los elementos naturales de una niña, margarita Claudia, fascinada por una realidad a trasmano constituida por legumbres, verduras y frutos verdes. Un relato cuajado de imaginación con un notable componente mágico en el que el reflejo del paisaje prevalece sobre la realidad diaria. La autonomía textual aglutina referencias argumentales variadas. En los textos breves de “Yo vivo” se explora la existencia personal y sus conexiones con el entorno. El Mar Mediterráneo y los días de playa están repletos de sensaciones visuales. Hay concordancia y aceptación del testigo que toma nota de vivencias al paso. Uno de los momentos álgidos de estas páginas es el relato “El cojo”, cuento ambientado en los años previos a la guerra civil, que dibuja la precaria situación del campesinado andaluz y la jerarquía prepotente de los señoritos terratenientes que imponen sus privilegios en una situación de miseria ancestral. Otra crónica certera del tiempo de congoja que causa el alzamiento fascista es el cuento “Julio Jiménez, autorretrato”. También sobrecoge por su temática sentimental el relato “El limpiabotas del padre Eterno”, cuyo protagonista es un niño de la calle sin demasiada inteligencia que se busca la vida con razonamientos elementales y una encomiable ternura conformista. Ya muchacho, vive la retirada del ejército republicano y el confinamiento de tantos exiliados españoles en los campos de concentración franceses, sometidos a incontables privaciones. Aún así tendrá siempre dispuesta la sonrisa y la mano tendida a los que necesiten su ayuda.Aires de fábula tiene el cuento “Manuscrito cuervo” en el que el ser humano es sometido a un análisis exhaustivo por parte de un cuervo, convertido en estudioso investigador de nuestras carencias; la visión del cuervo constituye una crítica con un fuerte componente de ironía a la individualidad y a ese empeño de prescindir del resto de la naturaleza en la búsqueda de los propios intereses.
  Mis páginas mejores invitan al aprecio de un escritor periférico, cuya obra sintetiza la compleja aportación literaria de la diáspora. Da cuenta parcial de una experiencia personal enfrentada a la dialéctica de la historia y del sentido ético de una conciencia integral que nunca renunció a su ideología, después de la derrota.
 
 
 

lunes, 18 de julio de 2016

AFORISMOS EN CALMA




En calma

AFORISMOS EN CALMA
 
Cada náufrago reclama para sí la madera raída.

Alguien escribe. Soy parte de la trama. Un personaje episódico.

Estoy aquí, creo, aunque desconozco la ubicación exacta del aquí.

Los aforismos marcan la piel del agua, como la huella frágil de una verdad.

Para la confidencia íntima, personal, directa, un tono de voz sobrio alejado del aspaviento.

Percibo contornos con la precisión ambigua del miope.

Cada día el desconcierto, la indagación sobre una realidad cambiante y fragmentaria.

Con los años el escepticismo muda en benevolencia.

Sucede que regresas cada vez que te nombro.

No sé apaciguar mi obsesión por relojes y calendarios.

En la íntima discordia entre el yo y la nada, tomo partido.

Un nombre propio que acumula letras en minúscula. Nadie, en suma.

Mientras busco, dejo abierta la puerta para el regreso.

                (De Motivos personales, La Isla de Siltolá, Sevilla, 2015)
 

 

 

 

domingo, 17 de julio de 2016

ALGAS EN EL LITORAL

Algas en la costa



ALGAS
 
Bajo las algas
el limo del pasado,
agrio, difuso...
 

sábado, 16 de julio de 2016

MIEDO EN EL CAMPING

Extrañeza
                                                     MIEDO EN EL CAMPING

  Como si fuesen hojas caducas que cumplieron su ciclo estacional, cada día son más numerosas las bajas en el camping. Todos los afectados presentan síntomas similares; alguna parte de su epidermis ha sido martirizada por las picaduras de un insecto espantoso. Los más viejos usuarios del camping hablan de los efectos de una maldición, una renovada plaga bíblica por hacer del espacio costero una epidemia de desechos.
  Un confuso escalofrío me dice que tengo algunos datos sobre la verdad. Soy quien debe deshacer el hechizo. El raro insecto eligió mis sueños como  madriguera.
 
 
 

jueves, 14 de julio de 2016

UN RECUERDO INFANTIL

Gorriones

 
UN RECUERDO INFANTIL
 
Las dos acacias
y aquel motín de pájaros...
Intensas sombras. 
 
 

miércoles, 13 de julio de 2016

VÍCTOR PEÑA DACOSTA. DIARIO DE UN PURETAS...

Diario de un puretas recién casado
Víctor Peña Dacosta
Ediciones Liliputienses
Cáceres, 2016
EL AMOR EN LOS TIEMPOS DEL MÓVIL

  A los clásicos les sientan bien las zapatillas deportivas, así que Víctor Peña Dacosta (Plasencia, 1985) no duda en buscar el número adecuado para calzar su poemario con un préstamo de Juan Ramón Jiménez, con calzador festivo, como antes hiciera Jon Juaristi, en vísperas del Aberri Eguna y dispuesto a llevarse al río a alguna mocita casamentera. Desde su primer poema, Diario de un puretas recién casado cruza el espacio de lo narrativo para construir una historia sentimental cuyas características más relevantes son la ironía, el sentido crítico, el humor y los abundantes referentes literarios, elementos  singularizadores  que ya se entrelazaron en salidas anteriores como  La huida hacia adelante  (La Isla de Siltolá, Sevilla, 2014).
  En el poema inicial, “Pálido reflejo”  el sujeto verbal se mira en el espejo biográfico de Arthur Rimbaud para glosar la genética del malditismo contemporáneo en un paisaje histórico con abundantes contraluces. El yo comprometido con la ideología del superviviente debe aceptar el sereno sedentarismo del funcionariado y el amoroso repliegue del  guerrero que retorna después de la batalla  a la rutina doméstica. Se reformula sin aspavientos aquella vieja cuestión del compromiso; el protagonista verbal enarbola la pancarta reivindicativa para cambiar la vida y transformar el mundo, con un poco de Marx y otro poco de Groucho; las palabras invitan al activismo, se apropian de las consignas que suenan  en las plazas del ahora con la música de fondo de los cuarenta principales y gritan “Si se puede…” como si el incómodo alojamiento en el conformismo necesitase una semblanza de dignidad humana que nunca postergara el activismo. “Sin más armas ni bandera / que mi pantalón de pinza negro / y mi polo pijo y rojo, reivindico / un anarquismo mainstream / en pos de la centralidad.”
  Víctor Peña Dacosta habla con timbre coloquial y convierte en un uso extraño el discurso de la solemnidad. No busca dejar en primer plano identidades vestidas con la ropa de marca de la épica sino con la talla de grandes almacenes del hombre común. En ese estar caben sentimientos y reflexiones  aliñados con el toque digestivo de la ironía para que las verdades cotidianas sean más soportables. El buen amor –la buena compañía- ayuda a dar sentido a la grisura y plantea retos renovados que obligan a cada identidad a limar torpezas y a reaccionar contra lo reiterado. Esa contundente declaración de afectso se hace palabra en el poema “Variación sobre un viejo tema de Eric Clapton”; versos limpios que abren paso a una convivencia articulada en el tiempo poético, un árbol de raíces comunes nutrido por la savia del “nosotros”, dispuesto a soportar el paso de la temporalidad.
  Diario de un puretas recién casado se cierra con una explícita nota en prosa que define la intencionalidad del conjunto: un atinado empeño en dar testimonio de la realidad cotidiana de un marido que asume las vicisitudes de su estado civil y las convierte en materia narrativa inexacta. Nada queda en blanco y negro en el itinerario de un amor en los tiempos del móvil; sale a la luz una caligrafía autobiográfica que desperdiga sus toxinas y su escepticismo con la sinceridad de un  perdedor consciente, con el abrazo firme y la luz irisada de una sonrisa a punto.
 

 

martes, 12 de julio de 2016

MARIO VARGAS LLOSA. LOS JEFES Y LOS CACHORROS

Los jefes. Los cachorros
Mario Vargas Llosa
Alfaguara   Serie Roja
Madrid, 2016
 
NARRATIVA BREVE
 
 Ahora que el peruano Mario Vargas Llosa ocupa a diario las cinco esquinas de la página rosa, es necesario resaltar, ante tanta acusación de oveja descarriada, una circunstancia que no requiere mucha filosofía: el sujeto biográfico y el escritor son facetas identitarias diferenciadas. Más allá del empeño conyugal de acaparar exclusivas y titulares revisteriles, el enamorado crepuscular tiene pleno derecho a hacer de su existencia un sayo o dos y a nosotros nos corresponde asomarnos al cristal diáfano de sus obras literarias, que son un canto a la obra bien hecha, aportan una visión plural de las preguntas esenciales del existir e invitan a la relectura.
Aprovecho el inicio estival bajo la sombrilla cervecera para regresar a su narrativa breve, Los jefes, editado por primera vez en 1959, y Los cachorros, que amaneció en 1967.Los integrados en Los jefes son cuentos que comparten en su espacio de representación un localismo violento y justiciero, repleto de sangre, y con una enfermiza obstinación por hacer de la violencia una razón de vida. Los cachorros aporta un relato de aprendizaje en el que se dibujan los claroscuros del laberinto juvenil de Miraflores, un barrio que tiene notables componentes autobiográficos y que sirve de brújula para vislumbrar las aspiraciones sentimentales de la juventud limeña.
El regreso a estas páginas no me deja el gusto conforme. Como si el tiempo hubiese desdibujado contornos, los perfiles de los personajes difunden rasgos carentes de complicidad. Y hay poco asentimiento en ese empeño tenaz por buscar en la noche un cuerpo donde hundir una navaja, o por contemplar con los ojos absortos del lector como el rencor hace diana en el cuerpo inocente de algún indio. Lo que sucede está ahí, como un cauce rumoroso y cercano cuyas aguas arrastran materiales narrativos, pero no sacuden el ánimo con la fuerza de lo necesario. Lo mismo me sucede con el léxico localista de Miraflores, que anega con su pintoresquismo léxico el avance accional y deja en un segundo plano el desgraciado accidente que marcará la relación con las chicas.Cierro el libro. Los relatos disuenan en la plácida cadencia del verano. Pero ya busco nuevas relecturas. Mario Vargas Llosa continúa siendo un escritor de altura. Sin prensa rosa, con la caligrafía firme del talento. 
 
 
 

lunes, 11 de julio de 2016

APUNTES SOBRE LO REAL

Amanecida


APUNTE SOBRE LO REAL


Miro en silencio la obsesiva cadencia del oleaje, esa confirmación de que las formas de lo real son espejismos. La realidad miente, es solo un  paisaje interior

 

domingo, 10 de julio de 2016

SOLO EL MAR

playa de Morro de Gos

SOLO EL MAR
 
 
En tantos días
una presencia firme
hecha refugio.
 
 

viernes, 8 de julio de 2016

CARLOS ROBERTO GÓMEZ BERAS. ERRATA DE FE

Errata de fe
Carlos Roberto Gómez Beras
Isla Negra Editores
San Juan, Puerto Rico, 2015 

LATIDOS DEL POEMA

  A pesar de los itinerarios de ida y vuelta de internet y de la voluntad de algunas editoriales por enlazar las dos orillas del castellano, el conocimiento poético en España de ámbitos geográficos como Cuba, República Dominicana o Puerto Rico es todavía muy parcial y fragmentario; sus autores tienen en el día a día poético una presencia limitada. Por ello resulta de interés sondear la obra lírica de Carlos Roberto Gómez Beras. El autor nace en República Dominicana en 1959 y se afinca desde la niñez en Puerto Rico. Allí arranca senda con un enfoque plural que aglutina su formación como catedrático, el quehacer en torno al libro como editor y un recorrido creador que ha merecido abundantes reconocimientos, la inclusión en relevantes antologías caribeñas y la versión de su corpus creador a distintos idiomas europeos.
  Su última salida es Errata de fe, un libro escrito con el tono cercano de lo autobiográfico. La obra aglutina varios apartados que definen una lección coherente sobre la existencia y un sustrato argumental donde la tradición actúa como poderoso reflector. En el tramo de inicio “Heridas como labios” toma sitio el poder germinativo del amor y su relación esencial entre trascurso vital y pensamiento. El puente hacia el otro requiere una realidad amplia, provista de escenarios connotativos. El motivo amoroso se encara con una perspectiva filosófica objetiva, que lo distancia de un yo concreto e individual y permite adquirir condensación intelectual a través de la literatura. Lugares como Troya o Ítaca recuerdan el sesgo del combate amoroso, las cicatrices y las pérdidas o el extravío del héroe en el regreso.
 Como  un sueño esperado e inaprensible, la identidad femenina es proximidad y distancia, concede razón de ser a las palabras para que se transformen en cántico y belleza. El amor es epifanía y deseo; es también olvido y memoria, como la estela leve de algún viaje que dejó en los sentidos la huella mínima de lo transitorio.
  El título del segundo bloque, “Ocho estudios incompletos” parece sugerir un tono reflexivo; los versos,  lúcidos y breves, buscan lo esencial, como si fuesen aforismos que hacen de la claridad un campo indagatorio. Leemos en uno de estos poemas: “La soledad del hombre es nadie. / La soledad de Dios es nunca. / La soledad sin ti es nada”. El trayecto amoroso se dibuja en los dedos del aire como una senda repleta de preguntas.
  El sujeto verbal que traza itinerarios para sus sentimientos no ignora que son inevitables las pérdidas, que en el devenir  buscan sitio “Las cosas que perdimos en el fuego”. El tiempo abre dudas y es necesario saber que la voluntad salva cuando en medio del camino la existencia postula si tiene sentido abrazar un horizonte  de tropiezos, huellas y derrumbes. Ese itinerario cognitivo hacia la otredad se expresa aquí: “Nací para arrojarme al abismo de los sentidos. / Amé hasta encontrar una huella fuera de mis sueños. / Morí en brazos ajenos para conocer la primavera. / Un cuerpo sin cicatrices es un mar sin estelas ni peces. “
  La coda final lleva por título “Fe de erratas”, como si el autor culminara un trayecto circular enlazando intimidad y lenguaje. En toda esta sección predomina el afán metaliterario. Es sabido que en la lírica moderna –en la línea de Rimbaud y Baudelaire- se ha hecho costumbre la relación interdiscursiva con el verbo y su potencia creadora. Los poemas de cierre practican en común este registro. Se abren con “Al lector”, un texto apelativo que busca una mirada cómplice; la literatura requiere una pupila involucrada, capaz de soportar en su identidad la condición de hermano y semejante, la certeza del error en los itinerarios del azar: “Solo la poesía nos desvela el cielo que hay en la caída”
  Carlos Roberto Gómez Beras hace del sentir un persistente elemento interior, asume la condición del vate que transciende la lógica de la razón para explorar huellas más profundas, para buscar los ecos de otras voces, para hacer de las palabras una declaración de fe en la que siga viva en el tiempo la estela de la propia biografía.


   



jueves, 7 de julio de 2016

DESPUÉS DE LA TORMENTA



Después

DESPUÉS DE LA TORMENTA

Para los que empiezan cada día, después de la tormenta


Un poeta crepuscular. Olvida a diario las llaves, los artilugios de escritura y aquella temprana conciencia de ser un genio.

 Minucia interna; no encuentro en mi interior nadie en quien confiar.

 Si miras con atención el lugar que ocupas, donde estás no hay nadie.

 En el apagado discurrir del tiempo, adanes primigenios que aguardan todavía una manzana.

 El  verbalismo artificioso encala la escritura, pinta fachadas de víspera de feria.

 En la madeja de la gratitud se apelmazan los hilos sueltos.

Los viernes aseguran un tedio prometedor, hecho de puntos suspensivos.

 En la poesía bucólica, espontánea colaboración de una coral ecológica: piedras, juncos, pájaros y nubes…

Carne tranquila. Senectud.

 En las conversaciones con desconocidos los intermediarios más eficaces son la elusión, la sensatez y el silencio. 

La poesía es un yo caligráfico, angustiado por su propia identidad.

 Aversión a la lógica. Un pensamiento único y en continuas tareas de agitación, como una tormenta de granito.

     (Aforismos de Mejores días y Motivos personales


miércoles, 6 de julio de 2016

ALICE MUNRO. MI VIDA QUERIDA

Mi vida querida
Alice Munro
Lumen, 2013


ALICE MUNRO. LA HUMILDAD  DEL RELATO.


   La decisión del sanedrín literario sueco de conceder el Nobel 2013 a la canadiense Alice Munro ha prodigado en los medios de comunicación de todo el mundo abundantes informaciones biográficas. Nacida en Wingham, provincia de Ontario, en 1931, pasó su infancia en un ambiente rural del gélido interior canadiense, con severas dificultades económicas familiares. Tras establecerse en Vancouver ejerce distintos oficios y a partir de 1950 va cimentando un sólido trayecto escritural, con el cuento como epicentro creador de su escritura. Pero, como recalca la autora una y otra vez, su existencia solo cobra sentido en la expansión de lo real a través del taller de autor donde, no pocas veces, la letra pequeña de lo autobiográfico actúa como venero temático. Es en el cuento, un género mayor del siglo XX, donde habita lo esencial de un sentir literario.
  En Munro el cuento tiende a describir historias sin épica, con el énfasis apagado de lo cotidiano. Así sucede en su reciente colección de cuentos Demasiada felicidad, cuyos trayectos accionales requieren un desarrollo temporal  de media extensión para precisar las circunvalaciones de actitudes siempre de paso. Los cuentos abordan instantáneas de protagonistas y secundarios empeñados en una carrera de fondo de metas difusas. Lo contingente acecha, siembra estados de angustia capaces de cambiar el rumbo de una voluntad que no se guía por ideas abstractas sino por motivaciones de escasa relevancia. Y lo mismo ocurre en su última entrega Mi vida querida, donde volvemos a percibir una estética singular en el aliento creativo de la escritora canadiense.
   Ni espacio ni tiempo precisan datos exactos. De esa atemporalidad emerge la geografía vivencial de  lo doméstico. Son espacios estrechos para supervivientes que reiteran tareas habituales en intervalos cronológicos en los que apenas cabe la sorpresa. Y, sin embargo, ésta reclama un espacio secreto de la intimidad individual como si fuera materia central de un submundo hermético.
   En los cuentos de Alice Munro cobran un relieve singular los perfiles femeninos, siempre llenos de complejos estados emocionales, en la paciente espera de lo extraordinario. Mujeres, atentas y receptivas, crecen hacia dentro mientras muestran su cansancio ante una realidad manipuladora y llena de cicatrices, que de cuando en cuando se ilumina con una relación personal, con un deseo cumplido, con la calma resolución de un conflicto sin tregua, o con el espejismo de una felicidad que nunca dura demasiado.



  
                                                          


martes, 5 de julio de 2016

RAMÓN EDER. IRONÍAS

Ironías
Ramón Eder
A la Mínima, Renacimiento
Sevilla, 2016

CLAVE DE ÉPOCA

   La profusa vitalidad del aforismo actual constata un crecimiento del género que se manifiesta, incluso, en las frecuentes entregas de cada escritor. En lapsos temporales escuetos se suceden salidas que miran un tiempo histórico con afán testimonial y crítico, desde un mirador implicado que sugiere una lectura moral. Otras veces se focaliza un trayecto existencial y la escritura se atiene al recorrido introspectivo que pone luz en las habitaciones de la intimidad donde reserva sitio el paso de los días.
   La aforística de Ramón Eder (Lumbier, 1952) es bien conocida por los lectores como colaborador tenaz en la crecida de este género breve. En Ironías compila tres volúmenes: La vida ondulante, Aire de comedia y Aforismos del Bidasoa, ofreciendo una guía práctica de sentido plural. Sobre la voz personal de Ramón Eder el poeta y aforista Carlos Marzal subraya que parece obvio el carácter paradójico de un prólogo porque busca ampliar lo sintético; por tanto, si la característica esencial de esta escritura es su apego a manifestar mínimos requisitos, lo que debe hacer un buen aforismo es mostrarnos un fragmento de lo real bajo el flexo encendido de la inteligencia. Sin duda, y a este objetivo habitual  Ramón Eder añade una coda: la ausencia de acritud en su focalización de lo transitorio; la ventana abierta a la sonrisa resta solemnidad al moralismo de púlpito para transformar su reflexión en la luz cotidiana de un paseante del optimismo. Con él compartimos ilusiones y sugerencias bajo la sombrilla benevolente de la lucidez.
  El ámbito argumental del aforismo negocia continuamente con el azar, requiere libertad de movimientos y una elocuente determinación para explorar rincones al paso. Aunque el título de La vida ondulante denomina el tránsito de la propia vida como invitación a hacer de sus secuencias un laboratorio privado, la trama tiene la capacidad de absorber todo tipo de entrelazados. Conviene recordar que “los escritores son esos alquimistas que convierten  la vida en literatura y la literatura en vida”. Y en ese trasvase  conviven la identidad del yo con sus fantasmas, el espacio social y las claves vitalistas de un ahora que muda a diario el cuerpo de letra de sus intereses.
   Contemplar la propia andadura es abrir la mirada hacia el lenguaje y sus relaciones con la identidad del sujeto verbal. Ramón Eder explora con frecuencia los recursos del taller personal y refleja en sus aforismos el vigor de unas pocas convicciones estéticas. En cada nuevo sondeo está el aporte de la tradición y está la práctica textual que amplía condicionamientos y teorías; la causa principal del texto es siempre la necesidad de decir, el acto de escribir como una atinada forma de dibujar un autorretrato.
  Quien escribe es consciente de que “el escritor de aforismos, si se descuida, puede acabar convirtiéndose en un sabio de almanaque”. Por ello, frente al tono sapiencial de ceño fruncido, Aire de comedia pone de manifiesto el conocimiento espontáneo y la elección de un modo directo, sincero y coloquial, como si las enseñanzas del acontecer diario fusionaran humor, memoria y lenguaje. La escritura se convierte en una apuesta por la amenidad. Interiores y exteriores emiten destellos cómplices, hablan de ciudadanos normales que celebran el hecho de estar vivos e integran su discurrir en un intermedio hecho presente continuo. El mundo es una divertida representación que tiene mucho de patio de colegio, de globos de fin de curso.
  El tramo final de esta compilación se denomina Los aforismos del Bidasoa y su tinta fundamental es la meditación sobre el discurrir. Ramón Eder nunca pierde pie como cronista minucioso de lo temporal porque tiene el convencimiento de que nada de lo que acontece es insignificante. De nuevo se recrean las vetas argumentales clásicas sin que se pierda nunca ese tono singular que define esta escritura: profundidad en el pozo de una supuesta ligereza y afán de rebajar el didactismo a la filosofía lacónica de un diálogo personal. en el que tiene cabida un inevitable sustrato autobiográfico. Al cabo, el principio vivencial de un escritor es su quehacer literario; la existencia es escritura en espera.
   Ironías convence de que el aforismo es un cualificado pretexto para doblar las esquinas de la realidad y descubrir en sus aceras su capacidad para sorprendernos; las palabras desvelan sombras y paradojas con pulso sosegado, que convierte el tacto rosado de cada amanecer en un misterio.


      


lunes, 4 de julio de 2016

NADIE EN LA CALLE

esquinas

NADIE EN LA CALLE

                           Ausencias

Nadie en la calle.
Las esquinas del lunes,
ficción perpetua.






sábado, 2 de julio de 2016

DE SUEÑOS Y REGRESOS

Un sueño verde
Fotografía de
Javier Caballero (Australia, 2016)

ACERCA DEL SUEÑO

                               a mi hija Irene

I     

Qué es el sueño, preguntas,
con la abrumadora ingenuidad
de quien me presupone una respuesta.
Y yo salvo el escollo
modulando una frase convulsa
en la retórica de los desconciertos.
Te digo: el generoso don
que la fatiga obtiene de la noche,
una brizna de luz escalando la sombra,
el envés de una historia
cotidiana y absurda;
tú misma, hija mía,
cada palabra tuya, cada gesto.
No sé si el sueño
es potestad del hombre
o comparten los sueños animales y cosas.
Ignoro de igual modo qué hilo teje
su textura de seda,
qué alzada confabula
su hermética apariencia
o qué brújula guía
la estela de sus viajes.
Sé que hay sueños tristes y gozosos,
oscuros y diáfanos,
ocasionales y obsesivos;
sé también que hay sueños tan hermosos
que el tiempo los indulta y perseveran,
y no envejecen nunca.

II


Hay sueños que una noche
consumen su existencia
y otros que se prolongan con los días.
Simulan los primeros
una especie común de lepidópteros
y acaban siendo pasto
del trastero y del polvo,
como un experimento vanguardista.
Levísimos planetas alumbran los segundos,
como estrellas fugaces que convocan
múltiples y azarosas travesías.
Ante nuestra mirada sus figuras componen
un paisaje celeste,
intangible materia en sereno reposo,
donde habita la luna del deseo.

                  (De Mapa de ruta, Granada, 2010)





viernes, 1 de julio de 2016

ELOY SÁNCHEZ ROSILLO. HILO DE ORO

Hilo de oro (Antología poética 1974-2011)
Eloy Sánchez Rosillo
Edición de José Luis Morante
Cátedra, Letras Hispánicas
Madrid, 2014

SOBRE HILO DE ORO

hiSin interrupción y a lo largo de cuatro décadas,  la obra de Eloy Sánchez Rosillo preserva un discurrir coherente y deja señas diferenciales únicas, que han convertido al poeta en lectura obligatoria. Su entrañable palpitación encuentra en el paso del tiempo pautado ritmo evolutivo y una maduración natural.
   El estudio prologal de Hilo de oro recrea el itinerario biográfico, desde sus primeros años hasta el ahora. Ese contexto vivencial permite establecer similitudes entre el sujeto biográfico y el hablante escritural; resulta muy cálido asomarse a las ventanas de los días infantiles, incidir en los años de aprendizaje, cuando se forja la vocación de escritor, y ser partícipes del sustrato sentimental que la escritura inserta en muchas composiciones. La vida de Eloy Sánchez Rosillo ha discurrido en Murcia, allí nació en 1948, estudió y, tras finalizar la preparación académica con expediente ejemplar, desempeña su quehacer laboral como profesor universitario; allí también se han ido completando todos los poemarios que forman el corpus creativo,  representado con eficacia en esta antología que abarca más de la mitad de los poemas escritos hasta 2011.
  Cada obra es una propuesta personal que tiene como fondo un devenir histórico. El  aire de época que respira el inicio creador de Eloy Sánchez Rosillo se definía por el sello culturalista y por el alejamiento de la expresión natural en aras de un lenguaje con prestigio poético, conectado con la tradición pero al margen de la actualidad. El poeta emergente muestra una cortesía distante hacia lo gregario, rechaza modas y prefiere la andadura en solitario; desde el amanecer de su obra opta por una lírica introspectiva, formulada a través de una dicción trasparente, que fomenta el propósito comunicativo cotidiano. La carta de presentación, Maneras de estar solo consiguió el Premio Adonais, supuso un testimonio concluyente sobre las posibilidades creadoras de una voz que en los años ochenta entrega títulos que lo consagran como un poeta elegíaco. Son poco los estudios críticos que no emparentan la estética de Eloy Sánchez Rosillo con la nostalgia de lo perdido, presente en la escritura de Páginas de un diario, Elegías, Autorretratos y La vida. Es una etapa  en la que resalta la conciencia temporal, el ser transitorio de las cosas y el empeño de la memoria en la reconstrucción del pasado.
  Ese predominio de lo elegíaco comparte espacio con otras preocupaciones temáticas. En los textos se abordan impresiones de viajes, instantáneas del entorno afectivo y un diálogo continuado con los elementos naturales. La naturaleza es un interlocutor hospitalario y vitalista, cuya palabra fomenta respuestas interiores. Por tanto, en el trayecto de Eloy Sánchez Rosillo hay una confianza heredada en temas y motivos que evita el desconcierto.
   Pero ese quehacer creador no es monocorde y busca aperturas y desarrollos. Tras casi una década de silencio, el poemario La certeza supone una inflexión, un renovado enfoque que  abre la mirada: la vida nos concede a diario un gozoso bagaje, un colmado despliegue de sensaciones y elementos sensoriales que llenan de motivos para la esperanza.
   El tono de La certeza  inaugura un segundo momento en la escritura que fortalece la voz celebratoria, como testifican las entregas posteriores. En Oír la luz  el hablante lírico mira las cosas con el sereno sosiego de la madurez, reconciliado con su propia condición transitoria. El acto de vivir se ilumina y las sombras se retraen porque el ser es capaz de trascender lo contingente. Los signos de la existencia propician un pensamiento reflexivo, una indagación que conlleva un modo de contemplar la vida en una suerte de equilibrio entre la emoción y el pensamiento. Desde esas claves se escriben los poemarios Sueño del origen  y Antes del nombre, libro de cierre de esta antología, obras en las que percibimos una disposición positiva
   El recorrido de  Eloy Sánchez Rosillo, entre la elegía y la celebración, hace revivir con voz firme el acontecer de la existencia, ahonda en los estados del ser y en su contradictorio estar entre lo permanente y lo transitorio; nos deja en las manos un hilo de oro, la leve plenitud de la belleza.