La letra y el espíritu (1950-1960) Antonio Vilanova Prólogo de Adolfo Castro Sotelo Devenir, El Otro, Madrid, 2012 |
OFICIO CRÍTICO
El largo introito de Adolfo Sotelo Vázquez
documenta y contextualiza el quehacer analítico de Antonio Vilanova, quien ya en el amanecer de su afán lector
consiguió juicios muy favorables sobre su lucidez crítica. Dámaso Alonso y
Vicente Aleixandre percibieron en el joven profesor universitario una encomiable
capacidad para el ensayo. Los poetas del 27 acertaron en su valoración; pronto el
perfil de Antonio Vilanova consolida sus rasgos en una demarcación muy amplia.
El discípulo de Ortega y Gasset concitó el asentimiento general de los intelectuales del momento por
su preparación y por la batería argumental de sus ideas.
En el volumen La letra y el espíritu se comentan ediciones de novela y poesía de
autores universales que han superado en casi todos los casos la prueba del
tiempo. Están las obras de Rilke, T. S. Eliot, W. Faulkner, George Orwell,
Albert Camus… Autores singulares, de fuerte carisma, que tras sus primeras
salidas consiguieron reputación universal y cuyo influjo fue iluminando poco a
poco el maltrecho clima cultural de la posguerra. Muchos de los escogidos
fueron merecedores del Premio Nobel de Literatura.
En casi todos los artículos percibimos un
sólido conocimiento del entorno escritural del autor analizado y una panorámica
de conjunto que ayuda a trazar las coordenadas estéticas de cada universo
escritural. Antonio Vilanova es un crítico formado y sus lecturas, en un tiempo
complejo que no hacía fácil la percepción global de la literatura europea y
norteamericana que permitía entender cada salida editorial en su dimensión
adecuada.
Hablé al comienzo de la devoción por Ortega y Gasset
del autor de La letra y el espíritu.
Del filósofo proceden los principios vertebradores del trabajo crítico del
profesor Vilanova, esa pasión por entender
antes de juzgar con meditaciones esenciales como la que sigue: “El
crítico ha de ser, ante todo, un hombre de su tiempo, ha de tener como misión
primordial interpretar y explicar las obras de su época, y hacernos comprender
el arte del momento en que vive, que es también el nuestro, que a menudo
valoramos a través de sus ojos, tal como ha sido juzgado por él”. Con el sólido
soporte de Ortega, alzó una tribuna
crítica que divulgó un buen puñado de obras maestras de la literatura
universal.
Los habituales lectores del blog conocen bien mi pasión por la reflexión crítica y ese afán por ir comentando libros que darán al lector buenas pautas lectoras. No faltan en la colección El Otro de la editorial Devenir títulos de interés, como el que hoy recupero en la relectura estival. La crítica no dogmatiza, solo sugiere itinerarios lectores.
ResponderEliminar