Y los dos callados por tanta belleza ante los ojos, querido poeta; nos gusta mucho experimentar de vez en cuando esa sensación que ensancha la mirada. Muchas gracias por tu comentario. Y un fuerte abrazo.
Comparto esa sensación, Luz, me gusta mucho estar en la costa cuando es invierno y solo se percibe alrededor el vaivén del agua. El azul del Mediterráneo llena la retina de intimismo, de viajes interiores. Un fuerte abrazo.
Qué "sonoro" haiku para una fotografía con sonido. Unidos frente al ruidoso mar de la vida.
ResponderEliminarY los dos callados por tanta belleza ante los ojos, querido poeta; nos gusta mucho experimentar de vez en cuando esa sensación que ensancha la mirada. Muchas gracias por tu comentario. Y un fuerte abrazo.
EliminarUn haiku en calma...
ResponderEliminarMe gusta mucho José Luis.
Feliz mitad de semana!
Sandra
Así es, un tiempo en calma, hecho para disfrutar en silencio la belleza y el afecto. Que tengas una semana entrañable, poeta.
EliminarAnte la inmensidad, solo se puede callar y escuchar.
ResponderEliminarBesos
Comparto esa sensación, Luz, me gusta mucho estar en la costa cuando es invierno y solo se percibe alrededor el vaivén del agua. El azul del Mediterráneo llena la retina de intimismo, de viajes interiores. Un fuerte abrazo.
EliminarEl mar, la contemplación y el afecto enlazado. Haiku y foto, una combinación perfecta. Un abrazo.
ResponderEliminarY un mar de los que caben en tu plástica querida amiga porque es verdad que sus paisajes móviles son fascinantes. Un abrazo.
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