Dehesa del Boyar (Montejo de la Sierra, Madrid, 2015) |
DEFENSA DE UN PAISAJE
Las formas y las luces de los atardeceres,
el silencio y las calles que velan lo escondido,
las esquinas proclives al paso solitario,
el sueño que esgrimimos como razón de ser
(Los sueños que moldean cambiantes espejismos),
la humedad de las manos, la decepción anónima,
la rosa que lacera
y la gota de sangre,
la inercia de mirar el vuelo de los pájaros,
aquello que perdura cuando cierro los ojos,
los hechos trasmutados en memoria,
las manos que no piden nada a cambio.
la casa, el pan y el verso que me busca.
El pacto
de vivir.
El tiempo que repuebla la ceniza.
(Inédito)
Es un placer volver a este blog y encontrar un poema tan bello. Besos
ResponderEliminarQuerida Susana, es un placer que estos puentes se llenen con tu calidez y tu regreso. Un fuerte abrazo,.
Eliminar¡Wow!
ResponderEliminarNotable, como un millón de pájaros en una sola mano, así es este poema.
Abrazo que perdure.
No encuentro en ti, querida poeta, sino afecto continuo, calidez y compañía; así que feliz de caminar cerca de ti y de tu escritura. Un gran abrazo.
EliminarY si nos quedamos solos, si la jaula es el pájaro o los ojos, si ningún párrafo habla nunca más de nosotros de nosotros. Si la albahaca no frota nuestros sueños. Si nos quedamos sin paisajes y la rosa no sangra
ResponderEliminar¿para qué el poema?
Abrazo, querido poeta.
Para qué el poema, Gabriela, si se apaga la luz, si en el viento no hay alas. Un abrazo.
EliminarPor el poema que somos. Por nosotros, por si acaso un día. Para que menos páginas (vidas) queden en blanco.m.
ResponderEliminarQuerida gabriela, cada página en blanco tiene en sí la caligrafía de la esperanza, por eso espero de corazón que mañana nos deje un rincón habitable y compartido, una senda que abrir. Un gran abrazo.
EliminarMe alegra estar aquí, entre tus versos. Me alegra que nuestros caminos se cruzarán. Con calma iré leyendo hacia atrás y comentando.
ResponderEliminarY desde luego eres muy bienvenido a mi blog.
Un abrazo, hoy desde Tiberiades, a orillas del Mar de Galilea.
Una gratísima compañía tu amistad, disfruta de esa geografía mítica y despliega también ese camino abierto del regreso para compartir amistad y poesía una tarde en madrid. Abrazos.
EliminarPuedo decir solamente: Bufff! Besos.
ResponderEliminarUn poeta no puede utilizar mucho las onomatopeyas, querida María, así que yo sigo con las palabras para darte las gracias por tu estar en este tiempo que tanto significa para mí, que llena de encuentros esta buhardilla digital. Un fuerte abrazo.
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