Parranda larga (Antología poética) Nicanor Parra Selección y prólogo de Elvio E. Gandolfo Alfaguara, Madrid, 2010 |
NICANOR PARRA: EL ANTIPOETA
Para Javier Sánchez Menéndez
Los reconocimientos literarios son llamadas de atención para testigos
circunstanciales y razones de actualidad para invitar a la relectura. Nicanor
Parra (San Fabián de Alico, Chile, 1914) recibió en 2011 el Premio Cervantes
–el galardón más universal de nuestra comunidad lingüística- por el conjunto de
una obra lírica en marcha desde hace más de siete décadas. Del prolijo
inventario producido podemos extraer rasgos comunes en la antología Parranda larga, una panorámica con
prólogo y selección de Elvio E. Gandolfo.
En el preliminar, el antólogo acentúa el viraje transgresor de Nicanor
Parra y compara su aportación a la de Rubén Darío. Se habla de explosión, de
giro profundo y de enlaces novedosos con el pasado cultural, con exploraciones
insólitas.
Fue en 1956 cuando empleó el término “antipoemas” un molde de notable
relevancia crítica para expresar la renuncia a cualquier convención lírica y
para adoptar un catálogo denominativo que se ha perpetuado en las
aproximaciones a su obra hasta la saciedad: prosaísmo, vanguardia,
situacionismo, emotividad, reciclaje, humor, savia surrealista…
Para llegar a esta estética el autor recorrió un tramo de aprendizaje,
formalista y convencional, con un enfoque próximo a los cancioneros
tradicionales. Este tramo englobaría títulos escritos entre 1935 y 1943, una época de poesía diáfana, ajustada a
formas con cadencia narrativa como el romance y con afinidades manifiestas con
la canción popular o la poesía de Federico García Lorca. Con Ejercicios respiratorios se produce el
cambio de rumbo hacia un verso libre, más oracular y prosaico. Pero el rostro
más representativo de Parra se percibe en Poemas
y antipoemas, título de 1956 que clarifica una búsqueda singular en la que
persiste en títulos posteriores.
Con caracteres de la poesía visual, el aforismo y el chiste, los
“artefactos” pertenecen a la producción más iconoclasta y heterodoxa del autor.
Amalgaman consignas reivindicativas, contingencia histórica y voluntad de
provocación, como si fueran pintadas a mano alzada en el muro estático de la
poesía convencional.
La selección se cierra con dos textos teóricos útiles para subrayar
creencias estéticas y principios de una escritura en movimiento continuo, que
difumina géneros y límites y suscita en el lector sensaciones contradictorias.
Casi a dosis iguales es previsible la admiración o el rechazo. Como escribiera
en “Advertencia al lector”: “El autor no responde de las molestias que puedan ocasionar sus
escritos: / aunque le pese / el lector tendrá que darse siempre por satisfecho
“.
Mario Benedetti en el ensayo “Nicanor Parra descubre y mortifica”
enaltece una escritura corrosiva que extrae su energía de un impulso moral y se
somete a una simplificación deliberada. El chileno establece un fondo de verdad
condescendiente con los desajustes a partir del humor o del sarcasmo. Nos deja
la convicción de que el hombre, en muchas ocasiones, es una potencia de
exponente cero.
Muchas gracias.
ResponderEliminarUn abrazo
Un placer, yo creo que la antipoesía tiene unos efectos secundarios muy beneficiosos; evita la tontería especular de la altisonancia. Un abrazo, poeta.
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