La noria de los días (San Agustín, Florida, 2010) Fotografía de Adela Sánchez Santana |
LA NORIA DE LOS DÍAS
Viajar es un remedio posible para la fe.
la duda no hay que curarla; no es una enfermedad
Juan Ramón Jiménez
Cada náufrago reclama para sí la
madera raída.
En los espejos la imagen desvaída
del futuro, sin alzar los ojos ni una sola vez
Perseverar apostado frente a la
fijeza del paisaje, con la tenacidad zancuda de las grúas.
Frente a la montaña los argumentos piden cara o cruz: escalar o
pasar de largo.
Luz dormida en la mansedumbre del
estanque y los ojos infantiles que nada
saben de la refracción.
Acaso, esto y aquello. Marejadas,
borrascas, nubes y claros. Meteorología de poeta.
La escritura y yo, restaurante discreto en el que solo hay sitio
para dos comensales.
Alguien escribe. Soy parte de la
trama. Un personaje episódico.
En la lisura del cristal los
aspersores del jardín difunden transparencia. Mi casa y el día que declina.
Pienso en aquella línea de Jorge Luis Borges: “No pasa un día en el que no
estemos, un instante, en el paraíso”. Espejismos.
Que el desconcierto no sea
obstáculo interpuesto; camina junto a él.
(Del libro Motivos personales)
Duda, desconcierto y contradicción, elementos necesarios para la noria poética hasta en don Antonio Machado. Gracias amigo por tu velar continuo. Abrazos
ResponderEliminarEnhorabuena por tu último concierto-recital, querido Luis, y mi gratitud por hacer de tu tiempo un camino abierto a la amistad. un gran abrazo.
EliminarAbrazos amigo
ResponderEliminarigualmente, Luis, esto sigue -y disculpa el tópico- como una incansable noria de días con tareas nuevas en cada cangilón. Abrazos
ResponderEliminarQue el desconcierto no sea un obstáculo interpuesto: camina junto a él .
ResponderEliminarBuen final para estos aforismos.
Un abrazo .
Gracias Chelo, a ver si hay suerte y llega pronto tu libro; lo de Correos es uno de los misterios de lo diario; así que toca ser pacientes y buscar mientras el refugio hospitalario de otras páginas. Un fuerte abrazo.
EliminarYa sabes que me gustan todos, aunque unos más que otros, hoy por ejemplo me quedaría con: el de "la escritura y yo...", el último y el que ha dado lugar al de Borges.
ResponderEliminarUn beso.
Sobre el gusto personal no hay discusión posible, Tracy, porque cada lector añade al texto su interpretación subjetiva, su forma de ver la frase. Un fuerte abrazo.
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