Líneas de flotación Felix Trull Imagen de cubierta: acuarela del autor Ediciones Libros al Albur Sevilla, 2018 |
INTERFERENCIAS
Felix Trull –heterónomo literario del editor José Luis Trullo- reúne en Líneas de flotación un compendio de
trescientos textos breves. El título, sugerente y atinado, se inspira en una
cita de Rafael Pérez Estrada que sirve de arranque a esta entrega aforística.
Su avance aleatorio, como es norma en las entregas paremiológicas, no exime al
volumen de crear con trazo firme el autorretrato de una sensibilidad insomne,
que asume indagaciones e interferencias de una realidad desapacible con creciente vitalismo.
Javier Recas, uno de los mejores investigadores de esta estrategia literaria,
define al aforismo como un relámpago de lucidez, inspirándose en un pensamiento
taoísta. Bajo esta sombrilla conceptual se refugian también el análisis plural
y la hondura, aunque el paseo minimalista nunca pierda el aspecto sintético.
Con este discurso estético los aforismos de Felix Trull sondean los aspectos de
un tiempo vivencial sometido a continua disolución. El transcurrir encadena elementos,
sensaciones introspectivas y percepciones. Recurre al lenguaje para enunciar
consideraciones que recrean una modesta negación de lo efímero. No se trata de
entender sino de encontrar, de hacer del aprendizaje un estar que libera de
cualquier asepsia y convierte la calma en vislumbrar eufórico. Un esbozo
significativo clarifica esta actitud del sujeto verbal: “Es una suerte que la
vida me quede tan grande; eso me ahorra las apreturas que atenazan a los
Espíritus Profundos y a las Altas Inteligencias, y me permite vagar de aquí
para allá, soñando que soy una mariposa que sueña que es Felix Trull”. No
exento de ironía, el apunte reivindica el deambular semántico del aforismo, no
para adquirir una densidad metafísica en el pensar sino para borrar fronteras
entre realidades y sueños, para crear una identidad renovada y leve, dispuesta
a aceptar la textura mudable del discurrir vital.
Me gusta el título, obliga a reconocer que la línea de flotación
fundamenta su trazado en la intersección entre el casco del barco y la
superficie removida del agua; del mismo modo, los aforismos de Felix Trull
entrelazan un dualismo argumental que aproxima la identidad subjetiva del yo y
el entorno social como emisor continuo de mensajes. Y entre los dos la tinta contemplativa del aforismo, descubriendo dimensiones que resultan
complementarias en el tiempo.
Los buenos aforismos mitigan su voz lapidaria para transformar las
certezas en un puede ser matizado. En ese tono se formulan muchos enunciados
aseverativos de Felix Trull. Algunos están llenos de extrañeza lírica: “Vivo
con la ilusión de que todo es real, incluso tú, que nunca sabré si existes”;
otros son coordenadas reflexivas que no desdeñan el relativismo de quien
conoce: “No hemos venido a la vida a entenderlo todo, sino a gestionar lo
incomprensible sin perecer en el intento”; “Quizás para ver bien haya que mirar
menos”; “Postulo, frente al seco saber o el áspero ignorar, el húmedo y suave
mantenerse en la duda”.
Como testifica su labor editorial en Libros al Albur, Feliz Tull suma a
la efervescencia del aforismo actual el expresivo aporte de Líneas de flotación. Sus esquejes regalan la fértil heredad de lo sencillo, ese lugar donde conviven tiempo y
experiencia anecdótica. Desde los espacios abiertos del aforismo, escritor muestra una inclinación natural al cuestionamiento; hace de la duda una consigna, la tarea inmediata que sigue al despertar.
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