FILI MEI Los aforistas y la paternidad José Luis Trullo (Ed) Libros Al Albur Sevilla, 2018 |
LOS AFORISTAS Y LA PATERNIDAD
Cada papel social tiene su itinerario. Una ruta que sosiega el reloj y
fortalece, como si fuera un tónico. Ayuda a encontrar
sitio en la polis comunitaria. La ruta del padre ha estado transitada durante
siglos por el privilegio. Desde los orígenes de la civilización occidental, la presencia paterna fue vértice e impulsora de la escala social y se subordinaron a
su omnipotencia todos los integrantes del clan familiar.
Como un Jano moldeado por el devenir, el sujeto padre vive en el ahora momentos de
incertidumbre e indefinición, ya que el ser igualitario del siglo XXI impulsa otros
modelos de familia; el padre y la paternidad han descendido escalones para
equiparar singularidades, derechos y deberes con los demás componentes de la célula social. Al
amparo de estas mutaciones del rol, el editor y aforista José Luis
Trullo, impulsor de la colección Libros al Albur, ha seleccionado una decena de
autores contemporáneos, que lanza el
dardo de sus textos a la diana argumental del motivo.
En cita celebratoria que abre el pequeño volumen, G. Papini asocia el ser
padre con el perfecto amor, el puro y desinteresado amor. Alguien que firma la
hipoteca pendiente del dar mucho a cambio de nada, sabiendo que todo lo bueno
que ocurra al hijo es bendición recibida por vía interpuesta. Frente a ese
optimismo desplegado, el prólogo analiza el día laborable del sustantivo
en las convulsiones acontecidas por la deriva individualista. La Modernidad ha
dejado en la cartografia social una multitud de damnificados; todo es sombra y en
ella los signos del padre se han diluido hasta ocupar una posición cuestionada
y secundaria.
De ese seísmo emocional se nutren los enunciados de los diez aforistas
invitados. Para todos ellos, el vínculo
de la paternidad se aproxima a la fuente de sentido del existir. Provoca una
metamorfosis íntima que obliga a replantearse el eje de coordenadas de lo
personal y somete a una rara dependencia; difunde otra relación entre mundo y
sujeto. Una vez producido el milagro de la vida, el yo se sitúa en un balcón
frente a la incertidumbre, como si fuera espectador dispuesto a una
representación escénica. Cuando comienza el crecimiento físico del hijo cambia
el tono; lo subjetivo se pospone para establecer con el hijo un pacto de bifurcaciones
y actitudes.
Cada aforista aporta su experiencia sobre la paternidad y deja su visión
desde las emociones primarias del ser hasta los estratos de madurez que, no
pocas veces, conllevan independencia y decepción, declive y afectos
condicionados por otras circunstancias. Leer a
Jordi Doce, Elías Moro, Jesús Cotta, Luis Acebes, León Molina, Jesús Montiel,
Juan Manuel Uría, José Luis Morante, Mario Pérez Antolín y Emilio López Medina
es vislumbrar, con sobriedad inteligente, esa búsqueda del equilibrio entre las
emociones y los resquicios de temporalidad y contingencia que abren sitio a lo
imprevisible.
La socorrida indefinición genérica del esquema verbal es evidente.
Muchos enunciados son simples aportes reflexivos, sin la nitidez, el destello y
el chispazo preciso del aforismo. Apenas recuerdos o pensamientos en torno a la
idea, o fragmentos de un pensar autobiográfico. También hay algunos aforismos
estupendos: "Su hijo es quien más se le parece, pero no sabe nada de él. Su hijo es quien más se le parece, pero no sabría reconocerlo" (Jordi Doce); "Tan solo me consuela un pensamiento, el tiempo que a mí se me escapa rumoroso fluye hacia ti" (León Molina); "El hombre con hijos es más vulnerable. Por eso tiene que ser más fuerte" (Jesús Cotta); "Espero que me recuerdes lo que fatalmente he ido olvidando" (Juan Manuel Uría); "En la mirada de mis hijas palpita la raiz de mi mundo" (Elías Moro); "Mis hijos me arrebatan el tiempo. Pero lo llenan de sentido" (Jesús Montiel); "Los hijos que no se ocupan de enterrar a sus padres, comienzan pronto a desnacer" (Mario Pérez Antolín); "Aquel que tiene hijos, ya no podrá esconderse de la vida. Este es quizás el precio más gravoso de la paternidad" (Emilio López Medina).
Ser padre es aceptar la conquista azarosa
de la libertad, dejar al yo en otra vuelta del camino, al amparo del tiempo,
buscar el aire límpido de la tarea cumplida y saber que la experiencia depara
sabiduría y ternura. Es también la conclusión clarificadora de la gratitud. Nada más grato que la libertad de conciencia de la paternidad.
El encuentro se dilata hasta que los hijos se transforman en aves
migratorias. Su estela entonces se hace creación, autobiografía y experimentación literaria. Y a ella se aplican los aforistas elegidos por José
Luis Trullo. Saben, como María Zambrano, que ninguna injusticia podrá desterrar del alma esa ingenua confianza en la vida de quien fue guiado por la ternura de la paternidad en sus primeros pasos.
Hay un verso del poeta cubano José Martí que a mí me conmueve:
ResponderEliminar"Hijo soy de mi hijo. Él me rehace".
Sandra Suárez
Pues es también un aforismo maravilloso, querida Sandra. Es excelente y se integraría de forma natural en el aporte colectivo del libro que hoy comento. Un fuerte abrazo.
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