Quién anda ahí Ketty Blanco Zaldívar Prólogo de Sergio García Zamora Editorial Polibea Madrid, 2019 |
QUIÉN
ANDA AHÍ
En
el deambular personal por la literatura de Ketty Blanco Zaldívar
(Guáimaro, Cuba, 1984) se entrelazan la senda narrativa y el quehacer lírico. En
ambos trayectos ha conseguido premios que propiciaron su incursión en
panorámicas, revistas y antologías contemporáneas, mientras espera turno en la imprenta su primera
obra dedicada al público infantil y juvenil Caído
del cielo.
El
texto “Una voz entre las voces” de Sergio García Zamora recuerda con sintética
precisión los parámetros estéticos de Quién
anda ahí. El poemario es “una búsqueda, una íntima indagación, un buceo en
la identidad de sí misma como poeta y como mujer”. Los breves
poemas reflexivos se constituyen en la toma de posición de una subjetividad
concreta a quien el acontecer diario le afecta de pleno. Como enunciara el
verso de Alejandra Pizarnik, siempre abocada al deambular interior y al
desasosiego existencial, el figurante lírico se hace portavoz de sus
desdoblamientos: “No puedo hablar con mi voz sino con mis voces”. Y en ellas el
sujeto verbal no duda en reubicar la extrañeza del yo en el rumor de la
temporalidad: “Hay alguien parecida a mí en una oscura celda. / Lo sé. porque
se ha abierto en lo alto una / ventana y la luz ha desvelado el cuerpo. /
Alguien que, detenida en sus muros, descubre / un cuarto. El cuarto de su casa”.
Desde ese principio de dualidad, tan presente en poéticas esenciales de
nuestro tiempo como Mark Strand se abordan los contornos básicos del protagonista verbal. En la mirada del yo ante el espejo de la
intimidad, el marco doméstico no es un refugio en el que afloren las aguas
transparentes de los sentimientos. Es un escenario desapacible, propicio al
conflicto y al ajuste de cuentas, donde lo cotidiano es inercia y conformismo:
“Mi madre pasa y volteo al otro lado /
como un pollo con el cuello torcido. / Un pollo que debe escribir / comprar
tomates, / tener hijos. / Levántate, dice golpeando con un tenedor / el fondo
del jarro”.
La bruñida superficie del ahora multiplica
grietas y erosiones. hay una copiosa cosecha de indicios que crean la sensación de un estar
prisionero, destinado en el transitar del tiempo a una muerte fragmentaria que,
en algunos momentos, propicia la autocompasión: “Soledad, dócil hasta el deseo.
/ Tú logras confundirme, / al punto de que siendo estéril / todas las
mañanas / me siento bendecida”.
En los poemas las vivencias
autobiográficas se convierten con frecuencia en sustrato argumental, se
expresan con la voz directa de quien busca una salida también al cauce
insistente del poema. No hay excusas. La escritura demanda una ventana abierta
para mostrar esos estratos que nutren los versos en su disolución argumental.
Que hacen del yo biográfico un personaje moldeado por lo introspectivo. En ese
canto a si misma, la tradición femenina muestra modelos lejanos y arquetipos de
fortaleza, como Helena de Troya, Casandra y otras identidades que han
sobrevivido al tiempo, pero que muchas veces dejaron una estela de
insatisfacción y renuncia. Eso acrecienta el sentido crítico ante el
sometimiento y el papel secundario que la identidad de ella perpetúa en
instituciones asentadas como la pareja. El sujeto masculino tiende a ser
sombra, no sabe amar, olvida la ternura, o hace del erotismo un venero gastado
que necesita nueva creación: “Dime de qué parte de mi cuerpo / arranco la
semilla. / Quiero sembrar hombres”.
Desde un enfoque existencial meditativo que
busca en las palabras cumplimiento y destino, Ketty Blanco Zaldívar nos deja en Quién anda ahí la perspectiva de un yo
femenino que reniega del detenimiento y la contemplación, que se para a
conversar con sus contradicciones y las oscuras sombras del trayecto. Quien
comparte el naufragio se muestra escéptica con una realidad hecha de
apariencias. Intenta escapar hacia la superficie para tocar luz, para
salir al día sin dirección precisa. Sabe que el paisaje diario es una mancha que
oscurece el ánimo y hay que buscar retiro y claridad; ser bosque y árbol.
La poeta y narradora cubana participa en la presente convocatoria de la Feria del Libro de Madrid. Firma el día 9 de junio en la caseta 77 (Librería Juan Rulfo) en horario de 17,00 a 19 horas su poemario "Quién anda ahí". Os esperamos.
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