Pabellón de internos Fotografía de Javier Cabañero Valencia |
PABELLÓN DE INTERNOS
Con la izquierda
golpeo
el muro que amortigua
la poca luz que llega a este lugar
ADA SALAS
Regreso al Pabellón de internos. Una fila de adelfas sobresale de su alambrada hostil. Dentro no cambia nada. Algunos internos deambulan
dubitativos, mirando mi estar con desconfianza. Después se aproximan; me
piden euros y tabaco y premian la generosidad con confidencias entrecortadas. Alguien,
susurran, empujó al celador en la escalera central; tuvo suerte, sobrevivió. Se fracturó la cadera y estará lejos varios meses.
En la tapia de entrada, siguen juntas las dos sillas de plástico. Callas, espían la avenida. Su soledad escucha la secreta partitura de los que huyeron.
(De cuentos diminutos)
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