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EL REGRESO DE ADÁN
Siempre hay otro mundo. Está junto a ti.
JORGE FERNÁNDEZ GRANADO
Ante el insistente empuje de la
melancolía, una mañana Adán retornó al paraíso. Se adentró en sus espacios con
la fuerza feliz de quien busca el lugar propio. No tardó en advertir que
recorría un territorio de desposesión. Aquel sitio solo cobijaba abandono.
En el centro del páramo se alzaba
todavía el árbol del bien y del mal; miró aquella silueta y se hizo efectiva la
soledad de un tronco calcinado y rijoso.
No aguantó más. Bajó los ojos y
convocó el olvido, como si el paraíso no hubiese existido nunca. Vencido su asombro, se precipitó hacia la salida. Sus pasos tropezaron con el ala inerte de algún ángel,
el metal chamuscado de una espada herrumbrosa y una camisa oscura de serpiente.
(De Cuentos diminutos)
Los paraísos no son eternos, volver a ellos propicia el desencanto. Un cálido abrazo.
ResponderEliminarAsí es, querida María José, también el paraíso se erosiona y merece otro lugar; fuerte abrazo porque lo que sigue firme e inalterable es nuestra amistad.
EliminarEl paraíso siempre será paraíso.
ResponderEliminarAbrazos poeta.
Claro que sí, Gabriela Rosas, por eso hay que buscar su ubicación exacta, porque casi nunca está en el pasado. Feliz día y suerte grande en tus talleres literarios.
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