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ESCRITURAS
NÓMADAS
Estos días de soledad crepuscular dejan
en la mesa de trabajo esa relación aleatoria entre texto y autor. Los folios se
llenan con escrituras nómadas que recuerdan que escritor y quehacer creador
viajan hacia ninguna parte. Somos derivas, sin balizas de localización.
Jerarquizo lo pendiente con un mínimo
inventario de urgencias. Me quedo más tranquilo. Es un disfraz que oculta la
inquietud y da confianza al barniz de las buenas intenciones. Nadie sabe cómo será el regreso.
Apenas hay correspondencia en el buzón. Un asunto extraño para mí que todas las semanas recibo libros y revistas. Así que ando más pendiente del efecto coral de internet. Sé que las
redes digitales alojan un contradiscurso de la inteligencia. Son círculos
abiertos que hay que utilizar con mesura, sin forzar el paso, con la distancia de un espectador que solo está allí.
El aforismo se ha convertido en el hilo del funambulista. Por él transito a diario convencido de que la escritura liliputiense es un ejercicio sin red. Conmigo el decir breve de Luis Felipe Comendador y Karmelo C. Iribarren; también, de nuevo, la lectura del volumen Relámpagos de lucidez de Javier Recas. Me gusta conversar a solas con esa gente que nunca defrauda.
(Apuntes sobre
lo real)
me has encantado no te conocía te felicito por tu bello blog
ResponderEliminarMuchas gracias por tan generosas palabras; siempre es una alegría pensar que el trabajo personal se convierte en una mano abierta de amistad y cercanía. Feliz día y un cordial saludo.
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