A punto de ver José Luis Morante Polibea Editorial /Haikus Madrid, 2019 |
ELOGIO DEL HAIKU
(Memoria personal)
Debo mis primeras lecturas de haikus al desaparecido
poeta lucentino Manuel Lara Cantizani, cuya labor de difusión ha sido
extraordinaria en campos complementarios como la creación, el aula y la gestión
editorial. Con su cercanía aprendí a caminar por esta forma poética de aparente
sencillez y severa pauta métrica, cuyo origen se remonta hacia el siglo XVI,
aunque es previsible que existieran precedentes en el cauce oral de la
literatura japonesa. Con Fernando Rodríguez Izquierdo, el estudioso más
perseverante, fue sondeando la contingencia temporal de la estrofa y su
evolución en las voces mayores del haiku, Matsuo Bashô, Yosa Busson e Issa
Kobayhashi. Otro poeta que admiro Josep M. Rodríguez me escribió una afectuosa
misiva para pedirme algunos haikus de mi autoría para una antología de
contemporáneos; no puede corresponder a su empeño por falta de material de
calidad en aquel momento y la antología Alfileres
(Cuatro Estaciones, 2004) dejó en las estanterías un amplio listado de
nombres que cultivaban la estrofa y emprendían proyectos literarios bajo su
horizonte verbal. Aquella petición del profesor, poeta y ensayista Josep M.
Rodríguez soliviantó mi taller de escritura y un par de años después, el editor
Francisco Peralto en su imprenta malagueña, me dejó en las manos Nubes, una completa compilación de
haikus que integraba como epílogo esta reflexión personal: “Un título tan
escueto, Nubes, es prueba evidente de
la voluntad de comunicación. El propósito parece contradecir la naturaleza de
la estrofa japonesa en la que “lo no dicho tiene tanta importancia como lo
dicho”. Espero, sin embargo, que el destinatario de este conjunto de poemas
justifique mi elección en la existencia de una realidad convulsa; el poeta toma
la palabra para tirar de un hilo argumental que reclama una sensibilidad
despierta y la solidaridad de los sentimientos. El estudioso Vicente Haya ha
escrito que “el haiku es el entrenamiento de la percepción”; Mario Benedetti
reconoce que somos portavoces de sensaciones, nostalgias, reflejos y estados de
ánimo que no son exclusivamente nuestros; ambas opiniones me parecen asumibles
por su lucidez. La elección vital de los que se convierten en pasajeros hacia
un destino ineludible requiere varias perspectivas, varios modos de situarse.
Seamos compañeros de viaje que soportan el frío, la angustia y el miedo; los
que creen en los sueños; el testigo de paso de una experiencia ajena con la que
no tiene más afinidades que el estar. Percibamos la tensión interna entre el
desarraigo y la contemplación. Y que esta conciencia de la poesía, oscuridad y
olvido, quede retenida en tres versos… El fondo del haiku reivindica una
bibliografía copiosa que inicié, como es prescriptivo, con un libro canónico sobre
el género en nuestro país, el tan citado El
haiku japonés, de Fernando Rodríguez Izquierdo; después, una parada
obligatoria en Mashuo Bashô, cuyos poemas amanecen en cada traducción. Los
textos de Issa conciben el mundo como un transitar epifánico en el que cada
paso nos aporta el descubrimiento de lo nimio. El poemario Nubes es fruto de un lustro de escritura. Años en los que la
estrofa convivió conmigo y condicionó mi percepción del entorno, que cada vez
se hizo más despojada y esencial. En su economía narrativa está la sombra de
una experiencia, el rastro de una emoción. El cuaderno Pateras, escrito con
intención seriada sobre quienes perciben al otro lado del mar una esperanza,
anticipó más de una veintena de haikus. Se imprimió el 29 de septiembre de
2005, con una ilustración de cubierta del pintor Emilio González Sáinz, en los
pliegos de Ultramar. Ahora se integra en Nubes
gracias a la invitación editorial de Francisco Peralto, a quien traslado mi
gratitud y mi afecto.
Hace unos años, mi amigo el poeta Antonio
del Camino tituló, con acierto elegíaco y sensibilidad temporal, su libro Paso a paso, la vida y esa es la escueta
definición que precisa el desplegado transitar de mis aforismos de Nubes representados en esta breve
selección personal, que lleva como pórtico una cita que diluye las líneas entre
imaginación y realidad: Intento
despertar, pero no duermo.
Brillan hogueras
en el aire nocturno.
Fulgor de plata.
Atardecer.
Impacientes suburbios,
y despedidas.
Manso rompiente.
Las palabras del agua
velan silencio.
Noche. Planicie.
Tan igual a sí misma
como el desierto.
El miedo ignora
los caminos del agua.
El viento, brújula
Pájaros negros
al borde de la ruta.
Espectadores.
El cielo frío
en la mejilla deja
soplos de mar.
Guarda desvelo
para la travesía;
estamos solos.
Entreabría,
con dedos ateridos,
dunas deformes.
Una tras otra;
cada gota un instante.
Reloj exacto.
El blog “Puentes de papel”, activo desde
diciembre de 2010, ha reanimado mi práctica del esquema versal, a la vez que
ido acumulando lecturas clásicas y de contemporáneos, estudios ensayísticos y
antologías, pues de todos es conocida la copiosa colección de haikus que han
producido las últimas hornadas. Mi inclinación afectiva hacia esta forma
lírica se cimenta en su brevedad que asegura una intensidad gozosa, en su
pupila abierta para cobijar argumentos, mucho más allá de la supuesta condición
de lírica estacional, por su carencia de artificio retórico y por la condición
de chispazo inmediato. Así que es previsible que estas líneas para
la revista digital Proverso que
elogian la estrofa no sean más que un síntoma temprano de la floración del
haiku. Esperemos.
José Luis Morante
Revista Proverso
Marzo de 2020
Brillante!! Yo hace años también practiqué la medicina del haiku.
ResponderEliminarPues hay que retomar los hábitos, querido José, que esa síntesis verbal de verdad y belleza es terapéutica contra la estridencia ambiental. Un fuerte abrazo.
EliminarUna vez más os invitamos a visitar nuestro blog de haikus "Todo a diecisiete", en el que participamos la gente que hacemos ZdeP:
ResponderEliminaraitor-suarez.blogspot.com
Un fuerte abrazo, Aitor, y enhorabuena por esa iniciativa sobre el haiku; es una estrofa muy entrañable que merece la pena trabajar con mimo, como la amistad. Gracias por tu comentario y un abrazo.
Eliminar!Decantamiento!:
ResponderEliminarLa palabra es la gota,
cae sin prisa.
Ahí seguimos, querido Luis Ramos, haciendo del cauce humilde del haiku un itinerario común, una alegría al paso.
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