domingo, 5 de julio de 2020

INTERNOS

Regreso
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INTERNOS


Marchitará la rosa el viento helado

GARCILASO DE LA VEGA

  
  Tras el confinamiento insular, regreso al Pabellón de internos. De su alambrada hostil sobresale una fila de adelfas florecidas. Dentro no cambia nada, hay un callado pacto con el tiempo. Algunos internos deambulan dubitativos, miran mi presencia con desconfianza. Después se aproximan; me piden euros y tabaco, y premian la súbita generosidad con confidencias. Alguien, susurran, empujó al celador en la escalera central; hubo suerte, aunque sobrevivió se fracturó la cadera y las piernas; y estará lejos varios meses.
  En la tapia de entrada siguen juntas las sillas de plástico, alineadas frente a la avenida. La soledad permanece sentada. Siempre inmóvil, como semilla que espera un buen final.

(De Cuentos diminutos)






2 comentarios:

  1. Hay mucha tristeza en esa soledad inmóvil. En la tapia escribe la incertidumbre. Feliz verano, José Luis. Un abrazo.

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    1. Un fuerte abrazo, querida María José Collado, y siempre la alegría enorme del reencuentro; los cuentecillos van creciendo con distintas incisiones de ánimo. Hoy tocó tristeza, como si el regreso no fuera más que un retorno a ocupar nuestra silla vacía frente al absurdo. Mil gracias por tu afecto.

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