habitar el después (Navadijos) Fotografía de Adela Sánchez Santana |
VENTANAS Y DESPUÉS
Los
cazadores de certezas llegan apurados a fin de mes
BENITO
ROMERO
Argumentario paradójico. El
desacreditado emérito, semilla de trigo para la creciente espiga republicana.
Qué mal olor la flatulencia ideológica
independentista. Cómo pactar una salida consensuada del futuro común con quien,
como Torra, ejerce su liderazgo desde una posición abrasiva. La queja es
continua y el frío del rencor una lápida. El president autista da grima.
El verano en Navadijos es casa abierta
frente a la sierra de Gredos. En tanta calma,
asusta el potencial ubicuo del después, ese párrafo aleatorio, corregido
y reescrito.
Los habituales usuarios de la ironía
parecen estar sumidos en una crisis existencial perpetua. Sus comentarios
exhiben acidez de estómago; o peor, solo perciben en el beso una boca cariada.
Supone que la poesía, en su concepción
formal, es tirar del hilo de la grandilocuencia.
En el gesto de ignorar el uso de la
mascarilla no hay ideología sino estupidez; no son fascistas, como airea el
civismo concienciado, son imbéciles asociales. El punto cero de la
inteligencia. Negacionistas del bienestar público.
Heredero de una razón única, reclama
para la tontería sapiencial un marco teórico, a ser posible con notas a pie de
página.
El tacto del virus pervierte la
esperanza. En todas las comunidades se multiplican los contagios y casi todos
admitimos, como auguraba aquel verso de Jaime Gil de Biedma, que el invierno
que viene será largo. Así que La peste (1947),
de Albert Camus continuará su palpable éxito editorial en la bruma insensata de
la pandemia renacida.
.
(Navadijos,
agosto, 2020)
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