Un largo suspiro Carlos Roberto Gómez Beras Isla Negra Editores Colección Filo de Juego San Juan, Santo Domingo, 2021 |
ASIDOS AL DESEO
Un largo suspiro completa su contenido orgánico con el apartado Y otros epitafios y ubica como apertura citas de Charles Baudelaire y Mónica Manrique de Lara; las dos comparten la intensidad germinal y sensitiva del deseo y su naturaleza mudable. El escritor comienza andadura con los poemas de “Un largo suspiro”, escritos desde el abismo abierto del goce erótico. La voz poemática desgrana la ofrenda celebratoria de una sensibilidad marcada por el cuerpo. Se nombra el laconismo apelativo de una invitación al placer: “Ven, abre la puerta / abre las piernas / o abre mis venas”. El contrapunto luminoso de la carne aleja las paradojas de lo cotidiano y ese tedio que justifica el escapismo de los sueños. El sentir late con pulsión irrepetible hasta conformar una intensa experiencia cognitiva, aunque el tiempo deposite asperezas sobre la piel mudable y acechen el extravío y la ceniza. Son las inclemencias del tránsito, el yermo paisaje de la incertidumbre: “Cuál de los dos llegará primero / al entierro de las máscaras / donde uno será peste y otro delirio? / Amo la luz de la tarde que se deshace / para vencer el cristal de la ventana / y luego iluminar nuestra ausencia”.
Si el deseo es pretexto central y se define como núcleo germinativo, la memoria vuelve sus ojos a la evocación para recuperar vivencias dormidas en la estela biográfica. Lo pasado se viste de un cálido simbolismo y las viejas secuencias vitales se empeñan en una lenta navegación por los sentimientos hasta completar en el presente un cálido viaje circular, en el que se refugia la introspección.
La intimidad del primer apartado se completa con el extenso conjunto “Y otros epitafios”, cuya voluntad comunicativa se instala entre el onirismo y la realidad. Es evidente el diálogo con la transcendencia; los poemas contagian su afán de búsqueda, nombran, alejan sombras de la azarosa trama existencial y son capaces de moldear una identidad nueva: “¿Qué eres?, sino mi deseo de ti hecho rapto, herida y luego vacío. / ¿Qué soy, sino tu recuerdo de los otros / que una vez pretendí ser hasta el infinito”.
En el desarrollo de “Otros epitafios” cambian las teselas de la relación con el otro. Las palabras son tránsito y envejecen. Se hacen eco de la fragilidad y de los mapas anímicos de la conciencia. Como si los sentimientos fueran el marco de una representación, cuando es atardecida y el telón cae, las máscaras descansan para mostrar el rostro verdadero, el que se oculta detrás de la nostalgia, el que alimenta sueños y es “faro ebrio en el extravío. La pasión permanece pero cobra otra expresión que da sentido al epitafio: “Bajo esta tierra / hay un sol apagado, / por eso la noche / es siempre fría, callada / y sin pétalos”.
En Un largo suspiro Carlos Roberto Gómez Beras aborda una exploración poética del erotismo; crea una atmósfera de tensión pasional, dimensión hedonista y deseo absorbente. Así se gesta un libro cuajado de sentido orgánico, contenida estructura formal y denso trabajo en la construcción figurativa del cuerpo con imágenes de intensa belleza, pautado desarrollo narrativo y resolución clásica. Un nuevo hito en un periplo personal prestigioso, cuya lógica interior afirma un sujeto reflexivo, sensorial, asido al tiempo, que dibuja el amor y el deseo como ineludibles topografías paradójicas.
JOSÉ LUIS MORANTE
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