El aire encendido Teresa Garbí Editorial Renacimiento Sevilla, 2022 |
AUSENCIAS
Teresa Garbí (Zaragoza, 1950), es Licenciada en Filología Románica (1972) por la Universidad de Zaragoza y compaginó los estudios universitarios con el ingreso en la Escuela de Bellas Artes de San Jorge en Barcelona. En 1993 adquirió el doctorado en Filología Hispánica por la Universidad de Valencia, con la tesis titulada "Mujer y literatura". Ha sido Profesora de Lengua y Literatura española, docente en la escuela Superior de Arte Dramático de Valencia y trabajó también en la Biblioteca Valencia. Durante el largo periplo laboral, creó en 2013 Uno y Cero ediciones y ha impulsado una múltiple travesía creadora que aglutina estrategias expresivas como la poesía, el relato, el ensayo y, ocasionalmente, la traducción y el libreto para espectáculo La vida entornada, homenaje a Juan Gil-Albert.
El volumen El aire encendido elije como senda expresiva la prosa poética. Se inicia con una ambientación reflexiva de Blanca Varela en torno a la muerte, y con otra cita paradójica de Ángel López García-Molins donde cobra espacio la mínima línea, oscura y diluida, que separa el estar dentro o fuera. La voz poética, como se percibe en el poema pórtico, asume el estar provisional del sujeto y ese estado de incertidumbre, cobijado en la conciencia. El discurrir camina hacia la ceniza, encara firme el estar final que nos convierte en un puñado de arena.
El apartado “Tiempo lento” mira los elementos del paisaje y sus deslumbres. Conversa mudo con su quietud para adentrarse en la naturaleza invisible de las cosas. La voz se adentra en el silencio y despliega la luz de la inteligencia. Postula el paralelismo de ambas existencias; la marejada transitoria del ser y el estar mudo de la naturaleza, como señal de un tiempo inadvertido y permanente. El yo se desdobla para contemplarse a sí mismo. La introspección busca hondura y recorre itinerarios, acaso sin regreso, porque la partida está ahí, esperando esa ineludible transformación de la materia que afecta a cualquier ser vivo. Respirar es brisa que ofrece su transitoria compañía.
En la sección “Ausencia”, subtitulada “Temas y variaciones” se muestra un entorno que se asienta en la conciencia del respirar diario, como mero ejercicio de supervivencia. Más allá, el espacio celeste conforma otro territorio visual de insólita riqueza, en el que se cobijan los ausentes. Cómo buscar su rastro en las palabras. Cómo superar también esa conciencia de fragilidad que empaña cada percepción y que alumbra los objetos que nos sobrevivirán en el tiempo, cuando solo nos quede el resguardo de ser pálidas sombras.
Las composiciones de El aire encendido recorren líneas de una evocación fragmentaria, en la que es posible capturar matices y emociones del latido del tiempo. La niñez se ha diluido para siempre, hasta convertirse en difusa intemperie. El recuerdo deja sitio a vivencias y sueños, a ese montón de arena que dispersa el viento y se hace perfecta comunión con los ausentes. No están, pero su hueco es vértice y prosigue dando sentido al tiempo: “Hay alguien allá que sabe y me pertenece”.
JOSÉ LUIS MORANTE
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