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GÉNEROS ASINTOMÁTICOS
La literatura no perece porque nadie escriba,
sino porque todos escriben
NICOLÁS GÓMEZ DÁVILA
La biblioteca soporta una incansable proliferación de géneros asintomáticos. Asiste impávida a la extraña terquedad de la disolución pactada de cada espacio expresivo, con el aplauso entusiasta de los espectadores habituales de la transgresión. Plena mudez y ojos de asombro ante la poesía que no es poesía, la novela que desconoce el paradero de la ficción narrativa, el ensayo de pie quebrado en el sendero de la santa compaña y el aforismo convertido en libro de contabilidad de la ocurrencia. Una vuelta de tuerca a causas y efectos de la originalidad como impulsora de estragos pintorescos.
Mientras, las estanterías siguen soportando la pandemia, con la eficiencia frágil de la mascarilla. Más virus, por favor.
APUNTES DE VERANO
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