Doy las gracias (Instituto Cultural de México, Madrid) Fotografía de Paco Huelva |
ENTREVISTA A JOSÉ LUIS MORANTE
Por LE PETIT COMITÉ
Con un itinerario plural que suma poesía, crítica, aforismos y microficción, José Luis Morante (Ávila, 1956) entrelaza en las entradas de su blog el ánimo inestable de la creación, ese continuo deambular entre palabras… El resultado es un encuentro pactado con los lectores que varía casi a diario y que ha cumplido más de una década.
¿No se cansa nunca?
JLM.- Sí, mucho; la literatura es un espacio tan amplio que recorrer sus sendas a diario aboca en el cansancio; me acuesto pronto y esas primeras horas del sueño son esenciales para recuperar fuerzas y ánimos; después me despierto con las primera claridad, madrugo, empiezo la tarea y de nuevo al despedirse el día siento los genes de un hombre cansado que repite hábitos, sin variar puntos y comas. Solo sé caminar entre libros; ellos son aliento y brújula.
Intento ser variado en las entradas, pero la poesía me parece el género esencial; es el que condiciona mi propio recorrido creador y el que regula las lecturas diarias; dedico muy poco tiempo a la novela y más al ensayo crítico, aunque los libros que dejan más felicidad entre mis manos son los de poesía. Estos días ando feliz porque está a punto de salir Nadar en seco, un libro de poemas editado conjuntamente por la editorial Isla Negra, de Puerto Rico, y la editorial valenciana Crátera.
¿Cómo organiza su tiempo lector?
El cuerpo central de mis lecturas es el ensayo; una y otra vez vuelvo a la obra de Octavio Paz, Harold Bloom, Eliot... Son los parámetros que marcan el trabajo del crítico. Pero luego está la poesía del ahora, ese desembarco continuo de novedades que el buzón me deja a diario y que intento rseñar en distintos medios o en el blog. No es fácil y la impotencia me genera una inquietud que casi nunca se diluye.
El cuerpo central de mis lecturas es el ensayo; una y otra vez vuelvo a la obra de Octavio Paz, Harold Bloom, Eliot... Son los parámetros que marcan el trabajo del crítico. Pero luego está la poesía del ahora, ese desembarco continuo de novedades que el buzón me deja a diario y que intento rseñar en distintos medios o en el blog. No es fácil y la impotencia me genera una inquietud que casi nunca se diluye.
La escritura como identidad esencial del yo
Creo que sí, cada devenir existencial no es sino una suma de hábitos, actitudes y esperanzas; y mi discurrir diario está marcado por la literatura. Son más de treinta años de compañía mutua, de estado convivencial que durante muchos años también compartió la docencia. La jubilación no ha alterado mis costumbres y ha dejado más tiempo para la escritura.
¿Dedica mucho tiempo a las redes sociales?
Son un magnífico instrumento difusor y, por tanto, estoy muy agradecido a ese horizonte digital que permite impulsar el quehacer propio. Además establecen un campo de relaciones muy interesantes con otros escritores y lectores, con los que se crean vínculos de complicidad y cercanía. Es verdad que también tienen su cara oculta y por eso hay que ser selectivos y reflexivos para no abordar debates estériles y contenidos zafios.
Literatura y viajes
Son dos actividades que ofrecen el panorama insólito,
el encanto ideal de lo lejano; sus colores impregnan la retina, proponen un
largo viaje hacia lo abierto, cuyo escenarios son espacios de una
realidad significativa donde cada paisaje deviene experiencia estética, una visión autónoma y fragmentaria.
¿Qué le anima a seguir?
Esas partículas diseminadas en el aire que respiramos: la vocación humanista, las relaciones personales con amigos y lectores, la visión desde la literatura de una realidad más plena y habitable, y esa tarea lánguida y crepuscular de ser un poco más feliz, supongo...
Entrevista en Madrid con José Luis Morante
Barrio de las Letras, octubre, 2022
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