El pan nuestro de cada día... Imagen de archivo Internet |
ALGORITMOS CONTABLES
En internet, la amistad no pasa
de ser un asunto numérico. A efectos contables, la máxima amistad es una suma
de cinco mil, un todo exacto, una cifra final, como aquellos cien mil hijos de
San Luis. Yo me voy acercando a ese balance colmado y el asunto me obliga a
elegir bien a estos últimos compañeros de viaje, con un mínimo proceso de
valoración.
Antes borro a todos los afectados por mudez digital; de ellos jamás supe nada, ni siquiera por qué solicitaron sitio aquí. También despido con pañuelo al viento a los que sobredimensionan el emoticono, teniendo un idioma entero a su disposición. Y ahora que estoy en esa edad en la que ignoro “dónde habita el deseo”, quito silla también a las presencias que compiten en musculatura hormonal. No disimulo; lo mío es un derrumbe crepuscular que sobrellevo entre páginas, con esperanza y sin convencimiento.
Y sigo en el muro, conectado a solas, con la guadaña sobre el hombro de algún algoritmo que nos borre y nos deje en la niebla con su voz de margarita enamorada: “esto se ve, esto no se ve”. Yo por si acaso sigo, con el tesón de siempre, con el empeño de transformar los sueños en palabras para borrar cualquier desasosiego, encarcelado el roto corazón en la pantalla de un silencio encendido.
Antes borro a todos los afectados por mudez digital; de ellos jamás supe nada, ni siquiera por qué solicitaron sitio aquí. También despido con pañuelo al viento a los que sobredimensionan el emoticono, teniendo un idioma entero a su disposición. Y ahora que estoy en esa edad en la que ignoro “dónde habita el deseo”, quito silla también a las presencias que compiten en musculatura hormonal. No disimulo; lo mío es un derrumbe crepuscular que sobrellevo entre páginas, con esperanza y sin convencimiento.
Y sigo en el muro, conectado a solas, con la guadaña sobre el hombro de algún algoritmo que nos borre y nos deje en la niebla con su voz de margarita enamorada: “esto se ve, esto no se ve”. Yo por si acaso sigo, con el tesón de siempre, con el empeño de transformar los sueños en palabras para borrar cualquier desasosiego, encarcelado el roto corazón en la pantalla de un silencio encendido.
JOSÉ LUIS MORANTE
Tú eres un algoritmo inevitable, abrazos.
ResponderEliminarGracias por esa visión tan hermosa de mi soledad en la buhardilla. También aquí siempre sitio a resguardo para tu amistad y tu poesía. Fuerte abrazo.
Eliminar