miércoles, 24 de enero de 2024

VERÓNICA ARANDA. LA ROSA CONTRA EL LINO

 La rosa contra el lino
Antología poética
Verónica Aranda
Selección y palabras liminares
de
Juan José Martín Ramos
Editorial Polibea
Colección El Levitador
Madrid, 2023


 

DÉDALOS INTERIORES
 
 
 
   Casi cuatro años ha tardado en gestarse el recuento La rosa contra el lino que acoge una selección de poemas de los quince libros publicados hasta 2023, según comentaron Juan José Martín Ramos y Verónica Aranda, los responsables de la edición, en la presentación del libro en la biblioteca Elena Fortún de Madrid. Verónica Aranda (Madrid, 1982) protagoniza un periplo biográfico que adquiere fuerte reflejo en los dédalos interiores de su quehacer literario. Durante las etapas de niñez y juventud establece el domicilio familiar en Italia y en Bélgica. Allí cursó Bachillerato internacional en Bruselas. Tras obtener la Licenciatura de Filología Hispánica, realizó el doctorado en Nueva Delhi, becada por el gobierno indio. Durante algún tiempo compagina la interpretación de fados con la escritura. Ha preparado traducciones al castellano desde el portugués y el nepalí.
   La extensa obra integra los títulos Poeta en India (2005) Tatuaje (2005), Alfama, (2009) Postal de olvido (2010), Cortes de luz (2010), Senda de sauces. 99 haikus (2011) Café Hafa y Lluvias continuas. Ciento un haikus,  y el último libro hasta la fecha Humo de té (2021). Un trayecto repleto de premios y reconocimientos que ha llevado a su autora a formar parte de abundantes antologías nacionales, como Re-generación (Valparaíso, 2016), preparada por quien escribe esta reseña.
   La evocación y el mapa de la memoria son coordenadas singulares de un ideario que analiza con lucidez y cercanía el poeta, aforista y editor de Polibea Juan José Martín Ramos en el introito “La casa interior de Verónica Aranda: Tentación del lugar”. Según el estudioso la obra poética de Verónica Aranda es una forma de mirar, un modo de ser, habitar y transitar. No se trata, por tanto, de la poesía descriptiva del viajero de paso sino de la condición de ser testigo del matiz y del mudo sentido de lo transitorio, de esa continua disidencia que cancela el lugar para asumir su interioridad como una habitación propia. La epistemología del viaje que Juan José Martín Ramos encuentra en el ideario lírico de Verónica Aranda merece una proyección teórica de alcance. Las vivencias retornan trasmutadas en secuencias que dejan una fuerte vinculación entre la intimidad y el paisaje. Los escenarios del fluir temporal perduran entre las palabras; los versos plasman un tiempo cuyos efectos expanden retazos de rostros, distancias y emociones. Son los ecos de una conciencia en vela con el tono de voz de los regresos.
  Naturalmente, también es necesario resaltar el carácter simbólico del título; La rosa contra el lino no alude a ningún conflicto material en pos de la soberanía natural de la belleza Si la rosa es una flor de pétalos frágiles, cuajada de luz y aroma, el lino es un material duradero y resistente que conforma un tejido cálido y práctico para el cuerpo. El afán creador es también un largo trayecto que deambula entre la fugacidad de la rosa y la permanencia del lino, dos bocetos, más que contrapuestos, complementarios a la hora de dibujar el instante y para dar brillo a los elementos entrevistos en nuestras percepciones. Verónica Aranda ha desarrollado una escritura de sensibilidad despierta, introspectiva y atenta al detalle, como se coteja en sus poemas breves y en la levedad atemperada de sus haikus, siempre exentos de mimetismos, como textos que albergan intuiciones de una voz dispuesta a ser, sin buscar nada.
 El entorno dispersa destellos luminosos, sacude con sus hilos mudables a quien participa de su esencia y convierte al sujeto en pálido reflejo de lo externo. El poema enlaza pasos y vicisitudes; se hace espacio de belleza y meditación. Cobija la humilde capa de lo transitorio. Da voz a una sensibilidad que antepone el asombro a las cosas a las cosas en sí: “Yo domo las palabras / en este territorio de esplendor / que se abre a lo posible / y al lúdico avatar de algunos dioses / que juegan a los dados.”. En el angosto deambular del tránsito, el sueño siempre es un lugar ameno, un territorio por recorrer que tiene sus itinerarios sobre lo real.
 
JOSÉ LUIS MORANTE
 


 
 

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