viernes, 5 de julio de 2024

RAQUEL LANSEROS. EL SOL Y LAS OTRAS ESTRELLAS

El sol y las otras estrellas
Raquel Lanseros
XXVI Premio de Poesía Generación del 27
Editorial Visor, Colección Visor de Poesía
Madrid, 2024


 

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 Raquel Lanseros (Jerez de la Frontera, 1973) estrena El sol y las otras estrellas, entrega poética reconocida con el XXVI Premio de Poesía Generación del 27. Un hito más que se suma a una identidad literaria de trazos firmes, cuya obra poética tiene carácter de centralidad y constituye uno de los aportes básicos de la poesía contemporánea. Así se percibe en los frecuentes estudios y antologías que integran su ideario, en la poblada nómina de reconocimientos a su obra o en la versión de sus poemas a diferentes ámbitos lingüísticos.
   La poeta se inspira en un verso de Dante Aligheri, el inolvidable autor de la Divina Comedia,  para hilvanar un poemario que hace del amor el campo semántico referencial. El motivo, de amplia tradición literaria, busca singularidad y establece nuevos itinerarios y matices para iluminar una travesía existencial siempre marcada por lo transitorio.
   La apertura “Oda a la creencia” postula una sensibilidad formal reiterativa; los versos se construyen sobre la idea de la fe -una fe terrenal, sólida, que busca plasmar la lealtad a una creencia, y sus mutaciones en el discurrir, desde esa persistente inocencia inicial hasta el escepticismo de la experiencia que impide que el sujeto vuelva a sentir aquel soplo de vida y esperanza en manos de una realidad marcada por la contingencia y lo gregario. El amor confirma una sobrecarga de efectos secundarios. El puente hacia el otro anticipa una identidad renacida. Postula incertidumbre y desconcierto por la fuerte vinculación afectiva. Y exige a quien habita su entorno una constante vigilia.
  El intimismo confidencial de Raquel Lanseros en torno al amor no se limita solo a la relación de pareja. Añade una perspectiva abierta que enfoca también la figura de la madre y su entrega abrumadora. El estar materno es un cuerpo de letra grande, un titular vital que abre el surco de la entrega total en cada instante hasta desvanecerse, con el empeño de “Amar sin abarcar / pero permaneciendo”.  La deuda de gratitud filial no finaliza aquí, aflora también en el poema “Ese maldito día que exijo no vivir”, construido en torno a la idea insoportable de la despedida final y la ausencia, en ese tiempo sin argumentos que se define como “Ley de vida”.
  El amor resguarda el ahora, como si todo lo vivido se sometiera a un código secreto que estructura y ordena bajo el arbitrio de una sentimentalidad impulsora y diversa. Aglutina esperanza y construye los cimientos fuertes que sostienen la casa del futuro. Es un lugar de esperanza que se hace inmune a las erosiones y desgastes de una conciencia mudable. Su tacto impregna cada amanecida, como un ser poderoso y ubicuo: “Es el amor, anfitrión permanente / música orbicular y soberana. / Es el amor, soy yo / eres tú, son todas las criaturas. / Amor, eterna rosa con su trono / que solo ven los sabios y los niños.”.
   La hermosa elegía “Llama azul”, que entrelaza versos en castellano y alemán, formula esos nutrientes dubitativos que contiene el estar enamorado. Las imágenes se suceden para constatar ese diálogo interno, mantenido con la luz. Así lo confirma la fecunda terminología en la que el amor es lumbre, lámpara de fuego,  destello encendido, vértigo… Son coordenadas de un imaginario hiperbólico, que toma distancia frente al férreo cartabón de lo previsible y consumen la normalidad sin matices de lo racional.
   El sol y otras estrellas suma pasos argumentales en los que el verso libre deja sentir su huella de continuo. Su libertad formal aglutina sensaciones y pensamientos, emoción y dudas. Son contados los casos en que la poeta emplea estrofas cerradas, como  el soneto “Lo llaman desencanto”, cuya lectura deja un preciso aire clásico; de esta presencia del legado canónico se nutre también el soneto “Desprendimiento” que lleva un subtítulo clarificador: “Revisitación libérrima del Siglo de Oro”. El cuidado formal ensaya otras propuestas expresivas como el poema en prosa, empleado en la composición “El secreto de los ángeles”, una hermosa composición que prologa una cita de Novalis.
   La vereda lírica de la poeta está repleta de nombres clásicos, el paratexto emana de la tradición y acumula magisterios referenciales, desde la presencia auroral de Dante Aligheri hasta el rumor crepuscular de Kafka, hecho casi una advertencia aforística: “Todo lo que amas se perderá pero al final, el amor volverá de otra manera”. Dispersos entre las composiciones del libro resuenan los pasos  de Goethe, Ovidio, Eliot, Dostoievski, Novalis, Shakespeare, Juan Ramón Jiménez o Borges. Sin embargo, el excedente culturalista nunca pierde la naturalidad expresiva y la dicción de línea clara, la voz hospitalaria que comparte reflexiones y vivencias con palabras de piel transparente.
   El lenguaje pone luz al estar ensimismado, deja la voz dormida para que un día sea discurso de clausura que ponga un espejismo de vida en la ceniza, una ilusión fraudulenta de tiempo perdurable. El amor alimenta el sueño fértil de la gratitud a quienes nos precedieron  en la tarea de dar vida e identidad al otro; así se plasma con excelente tino en el poema “Dos almas tutelares”.
   La celebración creadora de esta entrega suma sensaciones que dejan en el respirar un aire nuevo. La escritura moldea el balance; forja un sueño  de “roca y azucena” que hace del amor centro propicio. Sin su energía y su insólita fuerza “El sol no existiría ni las otras estrellas”.
 
 
JOSÉ LUIS MORANTE


 
 
 

 

jueves, 4 de julio de 2024

LARVA

Crianza
Fotografía
de internet

 

LARVA

 

   Atrapada en una soledad silvestre y en un oficio infame, la piel curtida de su mal carácter fue agrietándose con el tiempo. Destiló un estar enfermo, inhabitable, como un denso pasillo sin final. Fue un cambio perceptible, que contagió al frío de su rostro en los espejos.
  De cuando en cuando abre los ojos en la sombra y exige claridad, esa ilusión etérea de las cosas que muestran pujanza, tacto firme y cercanía.
   La luz, acurrucada, nunca acude. Resiste. Deja lejos su cáscara vacía. Tiene miedo, también.



(Del libro Fuera de guion, Lastura, 2024)





miércoles, 3 de julio de 2024

UNA POSIBLE TREGUA

Notas en el aire
Imagen
de
Kataka

 

AÚN TE DESCONOZCO
 
No niego la esperanza,
pero nunca me tiende su solidaria mano
y ya me gustaría –como antaño a los pícaros-
cambiar si no de oficio de condición al menos.
Como suele ser norma,
hoy también ha fallado el desenlace
que vertebra la página del día.
Otra vez estoy triste; aún carezco
de imprescindibles labios
para firmar con nadie una posible tregua.
Cuando espesó la noche
acogió mi pletina la acuática de Haendel
y he recorrido hipótesis,
buscando explicaciones de papel.
Desconozco tu nombre,
no sé medir el hueco que cabe en tu pupila.

    

    (De la antología Ahora que es tarde)

martes, 2 de julio de 2024

JAVIER MATEO HIDALGO. ARQUITECTURA DEL SUEÑO

Arquitectura del sueño
Javier Mateo Hidalgo
Ilustración de portada de Eugenio Rivera
Huerga & Fierro Editores
Madrid, 2024 

  

EN CONSTRUCCIÓN


   Editado en 2024 por Huerga & Fierro en su colección de poesía, el volumen Arquitectura del sueño es la cuarta entrega poética de Javier Mateo Hidalgo (Madrid, 1988), Doctor en Bellas Artes, profesor de instituto, poeta y crítico en diferentes publicaciones digitales. Este camino múltiple, que también hace del cine una intensa devoción, añade un paso nuevo en su travesía lírica y encuentra continuidad en su obra Arquitectura del sueño, una extensa entrega que añade una explícita nota preliminar.
  La mirada poética es un recorrido de interrogantes, un insistir de la pupila que se detiene en un horizonte abierto, pleno de percepciones y sugerencias; de ahí que sea necesaria la brújula del pensamiento al clarificar la razón de ser de la escritura. De este modo, “El otro autor”, el que se analiza a sí mismo, para evitar confusiones divagatorias analiza las características principales de estos poemas y añade el mapa de ruta argumental: “Se trata de un volumen concebido a modo de edificio” que muestra, con el sosiego y la lucidez de la primera persona, una travesía lírica abierta a la interpretación. Este deambular se ha mantenido con natural coherencia en todas las secciones del poemario en una evolución pautada y unitaria.
   El apartado “Se enciende la linterna mágica”, que inicia Arquitectura del sueño, sirve de arranque a una meditada reflexión sobre el despertar del ensimismamiento. Soñar despierto es abrir la caja de Pandora de anhelos y temores y propiciar que vuelen el intimismo y el apunte biográfico para convertirse en protagonistas de un destino incierto.  Lo vivido trasciende su condición anecdótica y dejan su reflexión sobre la lógica de lo transitorio, siempre cargada de sugerencias e impulsos oníricos donde la niebla edifica un lugar enigmático.
  El pensamiento concede a las cosas una nueva cimentación, otro plano de solidez que busca permanencia. En la sección “Cimientos” la escritura se convierte en rescate de un pasado que exhibe sus recuerdos como tatuajes. Descubrir el pasado es dejar que se compacte lo vivido en una masa opaca, en un mosaico hecho de escombros y ruinas olvidadas. Esta inmersión hacia el presente muestra una clara afinidad con las imágenes de época de la pantalla grande y con los habitantes de otro tiempo que ahora ocupan el sitio callado del silencio.
  La voz del pasado también se hace fuerte en el apartado “En el claustro”. El protagonista poético expande su punto de vista por los sitios de esta arquitectura onírica. En “Portada”  los caracteres de la piedra recuerdan nuestra condición finita, la caducidad en su exacta medida. Crean en el ánimo un vitalismo nostálgico, condenado a soportar el ruido del discurrir, desde la infancia hacia el gris de la derrota.  Pero el recorrido es también interior, una vigilia que enseña a caminar hacia dentro y a percibir la realidad confidencial como fuente de conocimiento que conduce al hombre hacia sí mismo. El flujo de la conciencia se libera y marca nuevos caminos y encuentros. Lo que no es enseña su presencia, aglutina trazos divergentes de un patrimonio de recuerdos y vivencias. La soledad mantiene una nervadura metafísica. En ella se espera un despertar que invita a salir afuera para buscar la esencia de un tiempo estricto y paradójico, con olor a nostalgia.
“En la biblioteca: florilegio de miniaturas japonesas” permite abrir ventanas al haiku, la estrofa que guarda una sabiduría concentrada en su esquema versal. Sin embargo, el poeta no se atiene al esquema clásico de 5/7/5, sino que ensaya una estrofa nueva de cuatro versos, en ocasiones con rima asonante en los dos versos finales. En cambio, sí se preserva la condición estacional y el empeño de cobijar sensaciones cargadas de sinestesias.
   Javier Mateo Hidalgo cierra su entrega con las composiciones de “Deambulatorio y salida”. Lo escrito hasta aquí se nos antoja un largo recorrido por alguna extraña arquitectura habitada por personajes inciertos. Volver al gregarismo de lo cotidiano significa percibir este viaje iniciático como un sueño que se va apagando entre la clara luz del despertar. El día después apenas recordará si lo vivido fue una vaguedad o una abstracción, el lazo inamovible que abre la cálida mano del poeta entre palabra y sueño en el que se proyecta la propia vida, una reflexión con matices especulativos, que aliente esas preguntas existenciales que se formula a sí mismo un sujeto errante, perdido en la penumbra de un exilio interior. 



JOSÉ LUIS MORANTE



lunes, 1 de julio de 2024

DIVAGACIONES

Puerta de San Vicente

 

 

DIVAGACIONES 

Ejemplos del vacío, las estatuas carecen de secretos.

Los aforismos  marcan la piel del agua, como la huella frágil de una verdad.
 
Tomo el té a diario con mis limitaciones, para recordar quién soy.
 
Pongo el despertador a la prudencia. Me sumo a tanto no. Una huelga no es un berrinche crónico; una pancarta no es una página inmortal; un sindicalista no es el Cid Campeador.
 
Cualquier soledad está repleta de encuentros.
 
Escueto relato de una biografía matrimonial. Décadas de convivencia. Posterior silencio. Sin residuos químicos.
 
En ella todo es falso; salvo los ojos sucios del rencor.
 
Para la confidencia íntima, personal, directa, un tono de voz sobrio alejado del aspaviento.
 
Aprendizaje. Esa larga senda entre la biología y el ser cultural.

Difunde mi sudor un pesimismo creciente. Huele a angustia. Solapado en la sombra de su esquizofrenia dormita el futuro.
 
Procuro ser leal a mi pasado; despejo dudas sobre el porvenir que le corresponde.
 
Vencido de antemano por la brega diaria, el desencanto exagera los partes de lesiones.
 
Percibo contornos con la precisión ambigua del miope.
 
Mis manos, aspas que acentúan la dramaturgia del lenguaje oral.

(Antología mínima de aforismos)