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Arquitectura del sueño Javier Mateo Hidalgo Ilustración de portada de Eugenio Rivera Huerga & Fierro Editores Madrid, 2024 |
EN CONSTRUCCIÓN
Editado en 2024 por Huerga & Fierro en
su colección de poesía, el volumen Arquitectura
del sueño es la cuarta entrega poética de Javier Mateo Hidalgo (Madrid,
1988), Doctor en Bellas Artes, profesor de instituto, poeta y crítico en
diferentes publicaciones digitales. Este camino múltiple, que también hace del
cine una intensa devoción, añade un paso nuevo en su travesía lírica y encuentra
continuidad en su obra Arquitectura del
sueño, una extensa entrega que añade una explícita nota preliminar.
La mirada poética es un recorrido de
interrogantes, un insistir de la pupila que se detiene en un horizonte abierto,
pleno de percepciones y sugerencias; de ahí que sea necesaria la brújula del
pensamiento al clarificar la razón de ser de la escritura. De este modo, “El
otro autor”, el que se analiza a sí mismo, para evitar confusiones divagatorias
analiza las características principales de estos poemas y añade el mapa de ruta
argumental: “Se trata de un volumen concebido a modo de edificio” que muestra, con
el sosiego y la lucidez de la primera persona, una travesía lírica abierta a
la interpretación. Este deambular se ha mantenido con natural coherencia en
todas las secciones del poemario en una evolución pautada y unitaria.
El apartado “Se enciende la linterna
mágica”, que inicia Arquitectura del
sueño, sirve de arranque a una meditada reflexión sobre el despertar del
ensimismamiento. Soñar despierto es abrir la caja de Pandora de anhelos y
temores y propiciar que vuelen el intimismo y el apunte biográfico para
convertirse en protagonistas de un destino incierto. Lo vivido trasciende su condición anecdótica y
dejan su reflexión sobre la lógica de lo transitorio, siempre cargada de
sugerencias e impulsos oníricos donde la niebla edifica un lugar enigmático.
El
pensamiento concede a las cosas una nueva cimentación, otro plano de solidez
que busca permanencia. En la sección “Cimientos” la escritura se convierte en
rescate de un pasado que exhibe sus recuerdos como tatuajes. Descubrir el
pasado es dejar que se compacte lo vivido en una masa opaca, en un mosaico
hecho de escombros y ruinas olvidadas. Esta inmersión hacia el presente muestra
una clara afinidad con las imágenes de época de la pantalla grande y con los
habitantes de otro tiempo que ahora ocupan el sitio callado del
silencio.
La voz del pasado también se hace fuerte en el apartado “En el claustro”. El protagonista
poético expande su punto de vista por los sitios de esta arquitectura onírica.
En “Portada” los caracteres de la piedra
recuerdan nuestra condición finita, la caducidad en su exacta medida. Crean en
el ánimo un vitalismo nostálgico, condenado a soportar el ruido del discurrir,
desde la infancia hacia el gris de la derrota.
Pero el recorrido es también interior, una vigilia que enseña a caminar
hacia dentro y a percibir la realidad confidencial como fuente de conocimiento que
conduce al hombre hacia sí mismo. El flujo de la conciencia se libera y marca
nuevos caminos y encuentros. Lo que no es enseña su presencia, aglutina trazos
divergentes de un patrimonio de recuerdos y vivencias. La soledad mantiene una
nervadura metafísica. En ella se espera un despertar que invita a salir afuera
para buscar la esencia de un tiempo estricto y paradójico, con olor a
nostalgia.
“En la biblioteca: florilegio de
miniaturas japonesas” permite abrir ventanas al haiku, la estrofa que guarda
una sabiduría concentrada en su esquema versal. Sin embargo, el poeta no se
atiene al esquema clásico de 5/7/5, sino que ensaya una estrofa nueva de cuatro
versos, en ocasiones con rima asonante en los dos versos finales. En cambio, sí
se preserva la condición estacional y el empeño de cobijar sensaciones cargadas
de sinestesias.
Javier Mateo Hidalgo cierra su entrega con
las composiciones de “Deambulatorio y salida”. Lo escrito hasta aquí se nos
antoja un largo recorrido por alguna extraña arquitectura habitada por
personajes inciertos. Volver al gregarismo de lo cotidiano significa percibir
este viaje iniciático como un sueño que se va apagando entre la clara luz del
despertar. El día después apenas recordará si lo vivido fue una vaguedad o una
abstracción, el lazo inamovible que abre la cálida mano del poeta entre palabra
y sueño en el que se proyecta la propia vida, una reflexión con matices
especulativos, que aliente esas preguntas existenciales que se formula a sí
mismo un sujeto errante, perdido en la penumbra de un exilio interior.
JOSÉ LUIS MORANTE