Inés y la alegría Almudena Grandes Tusquets Editores Barcelona, 2010 |
INÉS Y LA ALEGRÍA
Almudena Grandes denomina al enfrentamiento cainita de 1936-1939 guerra interminable por la onda expansiva que provocan sus efectos colaterales: dictadura franquista, la sangría del exilio, la sangrienta represión, la resistencia interior o exterior son cauces argumentales en los que irá aflorando un gran friso de personajes que definen un tiempo histórico que marcó a varias generaciones.
Esta primera entrega, Inés y la alegría, arranca en Toulouse. Son los días de 1939 y una muchacha de veintitrés años, Carmen de Pedro, morena, culibaja y añorando un paisaje sureño y mediterráneo se encuentra con otro exiliado, Jesús Monzón, un oscuro secundario del partido comunista. Ese aparente azar da pie a una convivencia posterior en la que la historia personal deja sitio a otros personajes, algunos tan carismáticos como Dolores Ibárruri, la Pasionaria que ponen a aquellos años trágicos un sesgo sentimental y emotivo. El cauce de la Historia se va forjando paso a paso, a través de destinos individuales y voluntades aparentemente frágiles.
Icono de la resistencia, Dolores Ibárruri, vive una historia amorosa casi de folletín con Francisco Antón y cuando se exilia a la Unión Soviética, donde será nombrada Secretaria general del PCE, y la separación de su amante le provoca dolor y angustia encarga a través de terceros a Carmen de Pedro que cuide de su amante. Este insólito encargo a una desconocida sin ninguna cualidad relevante para una tarea política de tal magnitud será clave para el meditado acercamiento a la muchacha de Jesús Monzón.
Por sus cualidades y dotes de mando, mientras Carmen de Pedro vive la intensa felicidad de una relación amorosa, Jesús Monzón habrá de convertirse en el verdadero organizador del partido comunista en Francia y en el instigador de sus iniciativas más utópicas, como es la reconstrucción de Unión Nacional Española, una plataforma para encuadrar la resistencia dispuesta a invadir la España de Franco.
El impulsor de aquella “Operación Reconquista” es Jesús Monzón Reparaz, una biografía histórica que la novelista fija con notable verosimilitud. Nacido en pamplona el 22 de 1910 en el seno de una familia burguesa, estudió con los Jesuitas, se licenció en derecho y desde sus años universitarios ingresa en el partido comunista. Cumplirá distintos nombramientos oficiales hasta su exilio en Francia donde se convertirá, como se ha dicho, en el alma mater de Unión Nacional española.
Pero el protagonista central de novela es Inés, una muchacha que el 30 de julio de 1936 cumple veinte años. Ese día percibe por primera vez una ciudad, Madrid, volcada hacia fuera, descubre también el ambiente de libertad y fuerza de sus calles, como si hasta ese momento hubiese estado encerrada en una oquedad. Poco a poco, Inés gana convicciones y se posiciona en el grupo delos que pierden, primero la guerra y después el futuro. Sólo la influencia de su hermano falangista logra rescatarla de la cárcel y asentarla en la grisura del nuevo régimen. Pero Inés no ha cambiado, sigue oyendo Radio Pirenaica, y sigue soñando con tomar parte activa en la lucha contra Franco.
La idea de Monzón lo le parece descabellada, aunque no conoce los planes. En definitiva se trata de reconquistar el sur de los pirineos con un ejército fogueado en la lucha contra los nazis que suma casi veinte mil combatientes. En pequeños grupos irán cruzando la frontera para invadir el valle de Arán, bien comunicado con Francia y con defensas naturales para resistir la contraofensiva fascista.
Inés debe gratitud a su cuñada Adela, pero se siente ajena a los vencedores. No comparte la forma de vida de su hermano y el tiempo de convivencia con la familia es sólo una tensa espera para huir con su verdadero bando que tras la guerra representan las fuerzas de Unión nacional. Esa es la imagen de Inés: una pistola, un puñado de repostería para obsequiar a los sublevados y un caballo. No necesita más en su apuesta vital. A lomos de Lauro ( un nombre que reconocerán de inmediato los lectores de Luis García Montero como guiño cómplice)
En 1944 los ejércitos aliados avanzan hacia Berlín, donde Hitler resiste. En ese clima bélico de contraofensiva, la invasión del Valle de Arán emerge como un acontecimiento menor, una iniciativa precipitada que minimizan los máximos dirigentes del partido comunista en el exilio, con Dolores Ibárruri a la cabeza y que no impresiona al prepotente régimen de Franco que bajo la apariencia de neutralidad coquetea con los nazis y ha puesto en marcha la división azul que combate contra los rusos. Sin embargo los combatientes de la milicia republicana, implicados de forma directa, que han cruzado la frontera al mando del capitán galán no lo consideran ninguna utopía y día a día crecen su ilusión y su compromiso.
Ese es el ambiente que encuentra Inés al sur del Pirineo, en el pequeño pueblo donde se ha instalado el cuartel general de la ofensiva republicana, antes de convertirse en la cocinera de Bosost.
JOSÉ LUIS MORANTE
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