Mujer sedente Parque del Retiro de Madrid Escultor Sntiago Cota Vaqué |
REPLIEGUE TÁCTICO EN LA NADA
Estatuas,
cada una de vosotras acaso
es copia exacta de un gesto perdurable
que merece ser huésped
del arca de Noé de la memoria;
solo me otorga a mí
carnet de residente en este parque
la aceptación sumisa del olvido.
En el naufragio restos;
el sabor denso de las amanecidas
arrastrando erosiones
hasta el cuarto de baño.
Y allí
-vulnerado reducto-
encadenar los ojos a un espejo
salpicado de herrumbre
que mide el deterioro
hasta ponerme triste,
siendo entonces urgente
la tibia absolución de un puñado de agua.
Bostezaba la urbe.
La calle estaba recién puesta,
resplandeciente y dócil,
huérfana de papeles y hojas mustias.
Me sonaban los pasos a verso en asonante.
Luego era el ruido
estallando en mi terca soledad,
un paréntesis lleno
de estúpidas acciones sin sentido,
rotas, de cuando en cuando,
por el ring estridente del teléfono…
Al piso regresaba, cabizbajo,
enfundado en un traje de preguntas
cortado a la medida de un jugados de basket.
Una tarde sin fecha
me coroné de ortigas y dispuse
este rincón recóndito.
Mi estancia entre vosotras
es un repliegue táctico en la nada.
cada una de vosotras acaso
es copia exacta de un gesto perdurable
que merece ser huésped
del arca de Noé de la memoria;
solo me otorga a mí
carnet de residente en este parque
la aceptación sumisa del olvido.
En el naufragio restos;
el sabor denso de las amanecidas
arrastrando erosiones
hasta el cuarto de baño.
Y allí
-vulnerado reducto-
encadenar los ojos a un espejo
salpicado de herrumbre
que mide el deterioro
hasta ponerme triste,
siendo entonces urgente
la tibia absolución de un puñado de agua.
Bostezaba la urbe.
La calle estaba recién puesta,
resplandeciente y dócil,
huérfana de papeles y hojas mustias.
Me sonaban los pasos a verso en asonante.
Luego era el ruido
estallando en mi terca soledad,
un paréntesis lleno
de estúpidas acciones sin sentido,
rotas, de cuando en cuando,
por el ring estridente del teléfono…
Al piso regresaba, cabizbajo,
enfundado en un traje de preguntas
cortado a la medida de un jugados de basket.
Una tarde sin fecha
me coroné de ortigas y dispuse
este rincón recóndito.
Mi estancia entre vosotras
es un repliegue táctico en la nada.
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