Felipe Galán
Appalosa editorial, Alicante, 2011
Entre las civilizaciones precolombinas de
América sobresale la cultura maya. Establecida en los territorios que ahora
ocupan la península de Yucatán, Guatemala, Honduras y Belice, alcanzó su
momento de esplendor entre los siglos VII y XIV y entre sus restos
arqueológicos destaca la ciudad de Chichén Itzá. En este marco sitúa Felipe
Galán (Madrid, 1974) su primera incursión en la novela, La sombra de Nayá, tras la publicación de dos entregas para niños, Pedro y el invento de siglo y Operación Ozono, y haber conseguido
algunos premios con relatos breves.
El detonante argumental de la novela es la
desaparición de Nayá, madre de Ixchel, una muchacha de dieciséis años que actúa
como verdadera protagonista principal. El súbito abandono del hogar familiar
promueve abundantes conjeturas; pero para la hija sólo una hipótesis es
verosímil, un secuestro forzado o un accidente. La aldea de Chendzonot se ubica
junto a un cenote sagrado, un pozo natural empleado en el tiempo como depósito
de ofrendas a los dioses. De él espera Ixchel un cambio de fortuna, ante el
escepticismo de su padre, un hombre apocado por la soledad y resignado a las
circunstancias.
Este venero argumental se enriquece con
tramas complementarias como la existencia de un códice que demuestra la
existencia de Xibalbá, un topónimo en el filo de la leyenda y los mitos que han
sido trasmitidos de forma oral. Xibalbá conexiona el inframundo y la geografía
real y es necesario encontrar la puerta que comunica el exterior con los
lugares subterráneos donde habitan los espíritus, antes de su descanso
definitivo en el reino de las tinieblas.
Todo viaje es una encrucijada de caminos y
la expedición de Ixchel hacia el inframundo, para despedirse del espíritu de su
madre, antes de que encuentre el sosiego final, está llena de descubrimientos
personales y sentimientos como el amor, la constancia o la valentía para creer
en las propias posibilidades y dominar los miedos.
Los capítulos se ordenan con el sistema de
numeración maya y en el vocabulario se insertan frases y nombres mayas, con un
glosario que especifica el significado. El autor ha investigado la cultura maya
con expertos de la universidad de Yucatán y ha tenido en cuenta la biografía de
Diego de Landa, un monje de la conquista española, durante el reinado de Felipe
II, que destruyó la mayor parte de los códices en un auto de fe purificador
para perseguir el paganismo; otra información procede del Popol Vuh, también llamado “Biblia de los mayas”, una compilación
de narraciones y leyendas prehispánicas mayas que trata de explicar la génesis
del mundo, los itinerarios de las primeras civilizaciones y las causas de los
fenómenos naturales.
Esta primera novela de Felipe Galán se estructura en aparentes
capítulos autónomos que de modo natural se van hilvanando para completar una
historia que mezcla elementos reales y elementos fantásticos, con un pulso
narrativo lleno de interés que además alimenta la curiosidad por adentrarse en una
cultura de gran importancia histórica por su legado, llena de enigmas y semiborrada por el vendaval
de la conquista.
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