Feliz verano. Nos vemos en septiembre.
miércoles, 17 de julio de 2013
martes, 16 de julio de 2013
TAMAÑO NATURAL.
Tamaño natural
A Javier Sánchez Menéndez
La madrugadora inmersión en la transparencia del mar trasmite frío. El cuerpo se estremece. Braceo con fuerza, quebrando en espuma las dorsales azules más próximas. Pronto me desasosiega una sensación, percibo que mis brazos y piernas encogen de modo perceptible. El regreso a la orilla es una odisea fatigosa. Torno exhausto. Cuando salgo del agua tengo el tamaño liliputiense de una estrella de mar.
Desvalido, me tiendo sobre la arena, ahora con tacto de guijarro. En la quietud, aprendo a estar callado. Mientras, pasan las horas. Sólo a mediodía recobro mi tamaño natural.
lunes, 15 de julio de 2013
Malos tiempos para la épica Última poesía española (2001-2012) Luis Bagué Quílez y Alberto Santamaría (eds) Visor Libros, Madrid, 2013 |
EFECTO 2000
El cambio de milenio, pese a la truculencia agorera del
catastrofismo, se produjo con la linealidad pautada del acontecer rutinario. No
obstante, el nuevo tiempo incorpora sus peculiares señas de identidad. La
edición de Luis Bagué Quílez y Alberto
Santamaría Malos tiempos para la épica sondea
los efectos del año 2000 en la hornada lírica más reciente. Para ello recurre a
poetas y críticos que han contribuido a establecer un horizonte
literario, omnidireccional y distinto. El monolitismo estético se disgrega; no
hay polarización sino singularidades que van dejando trazos de una tradición
plural con internet como nuevo espacio de difusión. La red pasa a primer plano
y las nuevas tecnologías fomentan el debate frente a los formatos de siempre;
internet divulga con celeridad y crea la pantalla para un incontable patio de
butacas; pero lo digital no deja de ser un territorio movedizo donde faltan
filtros de calidad y donde se diluye la autoría concreta. Entre las constantes
vitales del ahora está la normalización, exenta de cualquier exotismo, de
tradiciones remozadas como la oriental, la norteamericana, el legado
latinoamericano o el diálogo con la lírica francesa y alemana; asimismo, se comprueba que la estela conceptual de los
trabajos críticos no olvida la influencia en el discurso reflexivo de la
ciencia ficción, el cómic, el cine futurista o los estudios científicos
interplanetarios. Los asertos que emplean los convocados - Juan Carlos Abril, Erika Martínez, Mariano Peyrou, Carlos Pardo, Ángel Luis Luján, Raúl Quinto, Ana Merino, José Luis Gómez Toré...- para titular sus
trabajos crearán perplejidad en muchos lectores; las cuestiones de siempre sobre generaciones,
identidad del sujeto poético, compromiso ético o influencias parecen asuntos
prehistóricos, dudas extrañas sepultadas
por nuevas mitologías y por los valores
portátiles de una escritura empeñada en asegurar que si para la épica corren
malos tiempos, para la lírica la realidad es tan soportable como en cualquier
otra época.
sábado, 13 de julio de 2013
HAIKUS DE AGUA.
HAIKUS DE AGUA
A María Cristina Pedraza, en Argentina,
por su continuo apoyo.
Alzo los ojos
y el azul se vacía.
Ninguna nube.
Sobre la arena
esa angustia tenaz
que nunca dejo.
Claridad viva,
las esquirlas de sol
hieren el agua.
En la mudanza
se renuevan las olas.
Tú permaneces.
jueves, 11 de julio de 2013
MARINA Y FUGA.
Marina y fuga
Tierra adentro, para mi amigo Antonio del Castillo
Tardó la amanecida y no se produjo el retorno del mar hasta la orilla. En el lugar de siempre, un hueco de formato indefinido, entre rocas y barro, cobijaba un azaroso muestrario de especies; peces de contorsiones boqueantes, pulpos, gelatinosos cuerpos de medusas y acorazados cangrejos que se movían en cualquier dirección.
Nadie dio crédito a la fuga del mar, como si fuera el truco sensorial de un trampantojo. Sólo creció el desasosiego colectivo cuando se admitieron las primeras entradas en Wikipedia, atestadas de especulaciones, con llamativas fotos de National Geographic.
miércoles, 10 de julio de 2013
FRANCISCO ONIEVA. INVIERNO.
Las ventanas de invierno Francisco Onieva dibujos de Jacobo Pérez-Enciso La Oficina, Madrid, 2013 |
AUSENCIAS
El epígrafe “las ventanas de invierno” es un
préstamo literario del recordado Mario Benedetti que Francisco Onieva utiliza
para dar título a un poemario reconocido en 2008 con el premio de poesía
Ciudad de Cáceres. Ilustrado con dibujos de Jacobo Pérez Enciso, es la tercera
apuesta de un trayecto creativo formado hasta la fecha por las entregas Los lugares públicos y Perímetro de la tarde, que consiguió en
2012 el Premio Andalucía de la Crítica.
Desde el comienzo, Las ventanas de invierno nos propone una lírica reflexiva, centrada
en la contextualización de la existencia, como si fuera el acontecer un paisaje
estático, suspendido en un intenso ejercicio introspectivo. Ese viaje interior
define una identidad que se expande en lo percibido, que busca huellas
inasibles en un tiempo que parece discurrir con una cadencia muy lenta, hecha
de soledad y ensimismamiento, como si el tictac de los relojes fuera un sueño
pautado y silencioso para medir ausencias. Si los ojos miran tramos iniciales,
aparecen vacíos, despojados, imprecisos, como si nunca hubiesen tenido vida
propia y todo el pasado sólo tuviese la entidad del instante presente, único
sitio donde hallar el remanso de unos hilos de sol.
El entorno es un elemento visual relevante,
definido por la armonía de sus elementos y la pluralidad de sus formas. En su
textura condensa las cualidades que definen el estar; la vida es transitoria,
complaciente con los sentidos y exenta de transcendencia. Algunos nombres
propios permiten intuir tras el poema una geografía real y concreta, guardada
en la memoria. Es el caso del río Cuzna, un afluente del Guadalquivir, que
atraviesa el término del municipio cordobés de Alcaracejos.
Las ventanas de invierno se estructura con envidiable coherencia;
el diálogo interno de los poemas asume intensidad sensorial y una contemplación
que trasmite el sentimiento del tiempo y de la pérdida, sin estridencias, con
la palabra justa, con la voz dubitativa de quien “descumple días”.
martes, 9 de julio de 2013
MUTACIONES.
Mutaciones
El agua de aquella playa exigía, para la completa seguridad del bañista, una especialización a ultranza. Dermis áspera y escamosa, pulmones branquiales, extremidades en aleta y el ojo circular de un pez abisal.
No todos los veraneantes sobrevivían a los dolorosos cambios, así que la municipalidad náutica optó por crear una categoría intermedia, para veraneantes de fin de semana y turistas accidentales. Compruebo, mientras escribo, que también se amplió el plazo de transición de las mutaciones, por mi difusa condición de hoy.
lunes, 8 de julio de 2013
EL PASO SUSPENDIDO.
El paso suspendido.
Para Herme G. Donis, que siempre permanece.
Cerca del mar mantengo el paso suspendido.
La sombrilla cobija mi patrimonio de obsesiones.
¿Dónde el pegamento que permite agrupar añicos?
Soy optimista; la basura puede ser reciclada.
Escucha. El mar no necesita teorías.
Ayer, la bajamar se puso sentenciosa.
sábado, 6 de julio de 2013
FUERA DE COBERTURA.
Fuera de cobertura
Llevo en línea de playa un par de días, sin otra ocupación que armar y desarmar artilugios diversos: sombrillas, tumbonas, libros forrados, mientras apunto estrategias dilatorias para no volver.
Para alguien como yo, nacido y crecido en la tierra árida de la meseta, el mar nunca es un personaje secundario.
Cada uno de sus movimientos lo confirma. Es cielo, es azul y huele a mar. Me quedo. Fuera de cobertura.
jueves, 4 de julio de 2013
HILARIO BARRERO. NUEVA YORK A DIARIO.
Nueva York a diario Hilario Barrero Impronta, Gijón, 2013 |
DESDE BROOKLYN
El diario es un género de ojos abiertos, atento a pormenores que fomentan la búsqueda
de felicidad o su espejismo en cualquier lugar, incluso en Nueva York, una
ciudad en continuo movimiento, cuya fisionomía engloba todos los sitios. En Ávila, una ciudad mucho más humilde, hecha a la medida del hombre, comienzo la lectura de Nueva York a diario, sexta entrega autobiográfica del poeta y profesor español
Hilario Barrero.
Los puntos cardinales de la curiosidad
requieren afrontar las percepciones con la luz auroral del
descubrimiento. El espacio central sobre el que se posa la atenta mirada del
observador es Brooklyn, el barrio donde el escritor desde que, a
finales de los años setenta, fijara su residencia por las
actividades docentes. La página percibe en cada rincón una lección de
sociología y urbanismo, un museo abierto de tipos humanos y actitudes
convivenciales.
El discurrir asienta la reflexión
elegíaca. Pasan los años y se constatan las mutaciones de la realidad en la
conciencia. La temporalidad conmueve y condiciona; deja entre las manos
una escasa cosecha. Como sugiere este fragmento aforístico: “envejecer es pasar
nombres des de la agenda de direcciones a la agenda del recuerdo” (pág. 62). La existencia obliga a caminar junto a
identidades que emplean un similar tono de voz para encontrar la tierra firme
de certezas que van y vienen. entre lo cotidiano. Así se va trazando un largo
recorrido hasta el ocaso, se abre un silencio crepuscular en el que se apaga la
rutina.
Una de los recursos habituales para vencer la endogamia de lo autobiográfico es el viaje. Asistimos
a los frecuentes desplazamientos por geografías diversas. En la literatura de
Hilario Barrero nunca falta la raíz, los años de infancia en Toledo donde
estaba la casa familiar; también Asturias, donde viven tantos amigos, es
siempre un lugar de regreso, con rincones para la evocación y con lugares de
encuentro en los que la amistad se cultiva. Los itinerarios suman nombres para
la memoria, estén o no prestigiados por la literatura, como Venecia y su
inagotable cosmopolitismo, Florencia, o los límpidos territorios de Canadá.
Angustia
la certeza del discurrir; los años suman ausencias y la escritura se
convierte cada vez más en un intento de conservar lo transitorio, de fijar el
testimonio de la emoción que aporta lo aparentemente sencillo: el cuidado de un
animal doméstico, la vida en la calle, el vecindario, el desempeño de las
clases, la música, una publicación…
“La vida está hecha de rutinas, de gestos
repetidos, de imposiciones, de normas”, y el diario es fiel reflejo de esa
monotonía hecha de motivos recurrentes. En Nueva York a diario se
dibujan con nitidez los rasgos del entorno, esos destellos nunca indiferentes o
desapercibidos, pero también la intimidad confesional de quien busca el secreto
de vivir, un lejano paisaje hecho de inteligencia y corazón.
miércoles, 3 de julio de 2013
AUTORRETRATO (POSIBLE)
Mercado Chico, Ávila, julio, 2013. |
A mis hijas. A ti.
Torpeza persistente,
duda
intensa,
ojos semicerrados,casi un viejo
que mira, tose
y frunce el entrecejo
al descubrir una ranura inmensa.
Terco sentimental,
valor
minúsculo
en la tienda de saldos de mi
vida.
Poeta de taller,
una labor uncida
al cuaderno que cierro en el
crepúsculo.
Los días en el libro,
siempre
absorto.
Supongo que soy yo.Me quedo corto.
martes, 2 de julio de 2013
EN EL PARQUE.
Los parques
Suelo ser yo
sentado en algún parque,
cautiva la mirada en el azul lejano,
releyendo los libros que reiteran
-qué duda cabe, con verbo más hermoso-
mis propios pensamientos;
pensando en ti
y en ti
y en ti,
datos baldíos,
a implacable distancia de lo que ayer nombraron;
recuperando huellas que confirman
que el viaje continúa,
ignorando el reloj, midiendo el tiempo
a saltos de gorriones.
Suelo ser yo, decía,
sentado en algún parque;
las otras veces me parezco.
(De Población activa, Deva, 1994)
lunes, 1 de julio de 2013
AFORISMOS EN ÁVILA.
Aforismos en Ávila
Duda existencial: la corbata, ¿es platónica o aristotélica?
Árbol de la ciencia. Entre la raíz y el tronco, la ortografía.
Los accidentes gramaticales causan lesiones leves; no necesitan fisioterapeuta.
Certezas de largo recorrido, que no puedo desandar.
Antes de dejar mis gafas sobre la mesa, tuve una mirada tolerante.
No, no tengo una dicción defectuosa; es que no hablo ese idioma.
Odio y amo, pero hay días en los que la separación de funciones no es posible.
Sé por qué cada ciudad tiene escombreras.