UNA SILLA VACÍA
Un e-mail no es nunca un e-mail
El quehacer literario nace en el silencio y la soledad. Los que empeñan en esa labor su tiempo acaban padeciendo un largo exilio introspectivo, podan a diario ramas con el entorno. Quien lo sabe, tiene una clara comprensión de cuánto valen las palabras de otros para soportar, con ánimo firme, esa condición de eremita con lápiz y desarraigo. Los mensajes recibidos son incansables enlaces entre el interior y el exterior, entre las periferias y el centro.
Constato que algunos amigos -alguna vez lo fueron, sospecho- ignoran la función comunicativa de las palabras y piensan que un e-mail es sólo un e-mail, un teclear de frase apresurada que nada repercute en el silencio gris de la costumbre.
Frente a una silla vacía, vadeo un horizonte de inquietudes y quejas, por si regresan los que no están, por los callados.
Buenas tardes José Luis. Es por eso que yo nunca olvido enviar "bstos" al final de los email. Se agradece recuperar un poquito de la calidez que nos ofrecen las cartas de sobre y sello, aunque sólo sea la deferencia al maestro o el cariño al amigo y compañero que encierran. Muchos bstos.
ResponderEliminarQué delicia encontrarte de nuevo. No sé si estás de acuerdo, pero vivimos tiempos contradictorios, con miles de amigos en facebook y con una silla vacía frente a los ojos. La escritura es soledad; por eso suenan tan bien palabras tan llenas de afecto como las que tú pronuncias. Un beso con vida y tinta feliz.
EliminarEn soledad y silencio crece la semilla poética, y surgen brotes multiplicados en el compartir, como tu haces con nosotros y que te agradecemos, desde la poesía con amistad.
ResponderEliminarUn abrazo.
Querido Jesús, compartimos inquietudes literarias, así que sabes tan bien como yo que siempre resulta más llevadera la soledad en compañía.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, de martes con exámenes.
Tiempos contradictorios: estamos mas cerca, pero estamos lejos. Hay menos sillas vacias y mas corazones llenos de soledad. Precioso texto y fotografia.
ResponderEliminarQuerido Hilario, a veces me dan ganas de darme un paseo hasta Nueva York para echar una parrafada, hablar de libros y fotos, o comentar algún apunte que merece ser hueco de un diario... La globalización es mentira, nunca hubo más soledad que ahora. Un abrazo.
EliminarTexto muy a corazón abierto. Muy valiente. Muy humano.
ResponderEliminarY seguro que tus amigos saben que tienen mucha suerte. Como imagino saben de la silla vacía.
Seguro que regresan. Un saludo, y muy identificado con la descripción. Tanto que mi entorno manejaba la sospecha de que pudiese ser algo Asperger, o de ese estilo y ahora ya me lo he creído yo, ja,ja,ja
Ya somos dos, porque yo también debo ser algo de algo (no me digas qué, que no tengo respuestas). Mis amigos son gente de agenda ocupada y compromisos múltiples, pero seguro que regresan algún día... Yo espero con paciencia y un libro entre las manos, por si tardan... Un fuerte abrazo.
EliminarLa silla vacía representa tantas cosas, en éste caso al que aludes, sería maravilloso poder hablar con alguien , ahí, enfrente.
ResponderEliminarBello pensamiento de interior.
Gracias, María, no se lo digas a nadie pero a diario pueblo esa silla vacía con el rostro de la gente que quiero. Así las confidencias salen con una naturalidad manifiesta. Un fuerte abrazo y muchas gracias por tu comentario.
EliminarJosé Luis, leo con interés este escrito y me uno a la valoración que haces de la palabra como medio de comunicación. No obstante, soy detractora del email en algunos aspectos. Observo con pesar que en ellos se emplea un lenguaje comprimido y descuidado no solo en la expresión sino en la ortografía.Se recurre al estilo telegrama, como si se escribiera con prisa.
ResponderEliminarAparte de esto, permite la comunicación a distancia, llevar nuestras ideas a cualquier país, hacer amistades, tener esa silla de invitados siempre ocupada...y eso es formidable.
Mi felicitación, José Luis, he tenido la suerte de comunicarme contigo y eso ya merece la pena.
Un abrazo.
Eloliaba no tanto el formato del e-mail sino su capacidad para decir que estamos cerca; por otra parte comparto tus contraindicaciones hacia la civilización de la prisa que prefiere la celeridad del mensaje a su contenido.
EliminarPara mí también es una alegría tu presencia. Y te lo agradezco muchísimo.
Hay callados que no regresan nunca pero nosotros hablamos por ellos y siempre están, y existen otros callados que están y solo necesitan tiempo para volver.Saber esperar.
ResponderEliminarLa claves es, como sugieres, saber esperar. En esa espera estamos. Un fuerte abrazo.
EliminarSoledad de un corredor de fondo que tiende puentes de papel con los brazos abiertos a la espera del abrazo. Desde aquí recibe el mío. Gracias por tus palabras.
ResponderEliminarEres un acicate imprescindible para seguir en esto; a veces el cansancio nos puede, seca la tinta del ánimo; entonces se hace necesario el hombro con hombro, la importancia de percibir que somos, que seguimos. Un abrazo cordial y suerte, Yolanda.
EliminarPuentes de papel. Puentes virtuales de papel. Sueña quien espera. Aventar palabras, hacer que el aire las separe según su densidad, ver crecer los montones en la era, comprobar la desigualdad de su tamaño. Seguir aventando, seguir... Siempre es agosto y el poeta tiene un austero sombrero, castellano, de paja. Siempre hay cosecha, José Luis. La espera es el territorio de los sueños..
ResponderEliminarAsí es, quien espera sabe que el tiempo necesita tiempo. Y en ese sitio lleno de incertidumbre se van pasando los días sin saber del todo quien llega o quién espera... Gracias, Paco.
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