miércoles, 2 de abril de 2014

MARIONETAS


MARIONETAS
 
A las siete de la tarde comienza el espectáculo infantil, una sesión de títeres en un teatrillo con aire de armario ropero, forrado de paño rojo. Todos los niños se sientan delante en un semicírculo encogido, dispuestos a una paciente y silenciosa espera. Uno eligió su emplazamiento detrás del escenario y asiste perplejo a los furtivos movimientos del hombre y la mujer que dan vida a las marionetas. No le gustan los gestos de aquel hombre que fuma a hurtadillas ni el trasiego incesante de hilos en las manos ajadas, mientras la música anuncia el comienzo de la función. Con ánimo adusto, el niño se cambia de sitio y permanece en silencio, mientras los demás aplauden las peripecias de aquellos muñecos de guiñol. Sólo él sabe que dentro del escenario, escondidos en el fondo, entre hilos y cigarrillos, hay dos intrusos.

14 comentarios:

  1. Tan sugerente como certera esta inmersión en el revés de las cosas, desde los ojos nítidos de un niño.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Muchas gracias por tu aportación, amigo; es verdad que la ingenuidad se pierde un día, si miras en el costado de lo real. Después sólo quedan hilos y cigarrillos. Bienvenido al blog.

      Eliminar
  2. que lástima, ese niño ha crecido demasiado deprisa...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Hola Chisme, sí, la vida a veces pone concentrados bvitamínicos en los sentidos y el mundo agrande sus muros con celeridad. De ahí la perplejidad y el desconcierto de quien no puede meterse los pantalones. Un fuerte abrazo y qué alegría me da tenerte cerca.

      Eliminar
  3. Magistral el enfoque de la realidad que queremos ver, la que se nos muestra y la que por fuerza algún día tenemos que ver...aunque no estemos preparados. Genial.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La lucidez y la inteligencia ponen méritos a mis titubeos; tu lectura -muchas gracias una vez más por ser tan generosa con mis textos -, es exacta: la realidad tiene en la sombra un escenario frágil que un día, inadvertido, se muestra a la mirada y nos deja unas líneas de desencanto. Un fuerte abrazo.

      Eliminar
  4. Me sedujo el título y la foto porque me gustan los teatritos y tengo alguno en mi colección de nostalgias.
    Pero el texto no es menos atractivo e interesante: ¿Pueden coexistir realidad y fantasía? Sí. ¿Desaparece la magia cuando se conoce el truco?...
    Yo creo que no porque los niños saben seguir la ficción y a ellos mismos les encanta hacer teatro y dialogar con los títeres desde su asiento.Incluso he comprobado, en salidas al bosque con niños pequeños, que decían ver a los gnomos en los árboles y todos se contagiaban de esa imposible visión.

    Los adultos sí tenemos esa capacidad de desencanto porque buscamos realidades a nuestra medida.

    He pasado un buen rato con esta lectura, viendo el teatrillo .Y he aplaudido.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué reflexión más atinada, Fanny: ¿desaparece la magia cuando se conoce el truco? ¿los ojos ingenuos dejan de mirar cuando se convierten en ojos indagatorios?... El teatrillo es más atractivo si preserva el asombro, al menos para mí, después es un simple oficio artesano. Un placer seguir juntos, querida amiga.

      Eliminar
  5. Me gusta, descubrir los trucos no es mala cosa pero los Reyes magos no son lo mismo cuando sabes que son los padres . . . aún así recoges los regalos con (casi) la misma ilusión. Un fuerte abrazo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Aquella imagen de los niños preparando la llegada nocturna de los Reyes Magos está en la melancolía de mis recuerdos, querido Paco; detrás del escenario se ven las tablas y el paramento, la cola y el engrudo, así que ese sitio fuera de foco rompe el asombro. La realidad por dentro es feísta. Es mejor el decorado. Un abrazo cordial.

      Eliminar
  6. Recuerdo cuando era niña y el regalo de Reyes conjunto para todos fue un guiñol y sus personajes, construido por mis padres.....la luz del pequeño escenario se iluminó, y seis ojos absortos contemplaban las peripecias fantásticas de los personajes de aquel teatrillo que se convirtió en el mejor regalo de nuestras vidas, porque inicialmente nos regalaron ilusión, fantasía,imaginación,participación y entretenimientos nuevos cada vez que cada uno de nosotros construía su propio cuento...con el tiempo supimos el enorme trabajo ilusionante que supuso para ellos hacerlo a escondidas mientras dormíamos y guardar el secreto de aquel bello regalo familiar. Hoy me lo has hecho recordar.....gracias. José Luis.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ese tipo de escenarios ha estado muy presente en nuestros itinerarios biográficos; se sigue utilizando en las aulas de Primaria e Infantil. Y es el telón de fondo de la imaginación. Así que es siempre atemporal, como los recuerdos más preciados. Gracias por tus palabras, querido amigo.

      Eliminar
  7. Donde los adultos les llamamos hacedores de magia, pero les condenamos a esas manos y existencia ajada, el niño ve a los intrusos en esa magia. Dura vida la del artista y sus satisfacciones secretas...

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, al cabo el artista no es más que un creador de apariencias. Que tengas un buen día, Zenon.

      Eliminar

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.