El sueño de la secuoya
Ya despierto, espera unos minutos
para abrir los ojos. Entre la sombra, en la minuciosa paciencia de su sueño ha
crecido en el jardín una secuoya. Se despereza de inmediato y sale alborozado a
la terraza. Allí parpadea de sorpresa y emoción. La enorme arquitectura
vegetal recubre con su fronda casi toda la casa. Da vueltas
al imponente tronco, contempla la corteza, acaricia con asombro las rugosidades de las raíces… A mediodía escucha el ruido de un pensamiento práctico: tal vez
sea mejor un cálculo de sueños atinado para que puedan alojarse en lo doméstico.
Esta noche soñará con arbustos.
Qué grata coincidencia en nuestras entradas hoy del blog, sendos árboles con todo el significado, con toda la intimidad de los sueños.
ResponderEliminarAbrazos.
Voy a tu poema, María, siempre encuentro en tus palabras complicidad y afecto.
EliminarAmo profundamente los árboles; creo que su compañía hace más habitable cada jornada. Un abrazo.
Jajaja si es que ya se dice que soñar es gratis pero que también se puede hacer realidad. Me ha gustado mucho este micro, tiene gancho y es resultón como a mí me gusta. Un abrazo.
ResponderEliminarGracias, Paco, el microrrelato es una manera de pedir al sueño una proporción justa, un tamaño a la medida del espacio que habita en nuestras noches. Abrazos y feliz día.
EliminarDependerá de lo que cada cual entienda por su "domos". El mío lo siento bajo los árboles, así que daría lo que fuera por ver una secuoya crecida de repente entre tantos árboles que he sembrado. Eso sí, creo que puedo desearlo así porque ya he disfrutado (y regado) muchos años viéndolos crecer desde su semilla, ;)
ResponderEliminarBenditos árboles.
Y benditos los sueños (sin limitaciones).
Magnífico tu microrrelato, José Luis. Da para mil reflexiones.
Un abrazo.
Qué sugerente resulta tu comentario, querida Sofía. La verdad es que yo también percibo una gran complicidad con los árboles y este sueño es una idea nacida a partir de una fotografía de mi hija Ana que siempre está cerca... Su tamaño junto a la secuoya, aconseja medir bien cada sueño para que el espacio continúe siendo habitable. Abrazos.
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